5 razones para instalar tu propio punto de recarga para coche eléctrico

La recarga de coches eléctricos se hace fundamentalmente en casa o en el trabajo. No siempre se puede utilizar un punto de recarga, aunque es lo más recomendable. Para necesidades esporádicas sirve cualquier enchufe, pero veamos por qué no conviene usarlos muy de continuo.

5 razones para instalar tu propio punto de recarga para coche eléctrico
La recarga en modo 2 implica un aparato entre el coche y el enchufe normal (Schuko) - Lidl

7 min. lectura

Publicado: 21/09/2023 21:00

Los coches eléctricos pueden recargar en cualquier enchufe. ¿Cualquiera, cualquiera? Bueno, hay que admitir que aun siendo verdad, tiene una importante letra pequeña. El enchufe «de toda la vida» tiene un nombre técnico, Schuko, y lo normal es que esté conectado a un circuito de 10 amperios. A diferencia de una toma industrial, no acepta de buen grado un uso intensivo.

Si recordamos la fórmula de P=I*V, tenemos que P = 10 A * 230 V = 2.300 W = 2,3 kW. Esto es, un enchufe normal y corriente con un tope de 10 amperios dará un máximo de 2,3 kilovatios de potencia. Subráyese lo de «máximo». Es la potencia que vamos a tener para recargar con el cargador de emergencias o de recarga doméstica esporádica.

Veamos cinco motivos por los que hay que evitar utilizar este sistema, la recarga en modo 2, salvo que no tengamos más remedio.

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1) Es muy lento

Primero de todo, 2,3 kW es una potencia muy baja para una recarga, incluso hablando de baterías pequeñas. Las baterías de un Nissan LEAF no se van a cargar en menos de 10 horas, y hablo de las del primer modelo, las de 22 kWh útiles, energía con la que ese coche puede hacer unos 100-120 km. Salvo que el desplazamiento habitual sea muy breve, no interesa.

Un mural de carga puede entregar hasta 7,4 kW (más del triple) con corriente monofásica

Cuanto más grandes sean las baterías, mayor será el tiempo para recargarlas. Por ejemplo, un Porsche Taycan Turbo tardaría 38 horas para una recarga completa, y hay baterías aún más grandes. ¿Que no hay otra cosa? Menos da una piedra. En algunos modelos se puede hacer la carga aún más lenta. A 5 amperios, esos tiempos hay que multiplicarlos por dos.

Usando el cargador ocasional a 2,3 kW, nos enfrentamos a pérdidas del 10% al 30% en el proceso

2) Es menos eficiente

Aunque el cargador externo realiza parte del proceso, que es convertir la corriente alterna en continua, la red de 12 voltios del coche que está cargando va a consumir entre 100 y 300 vatios durante el proceso. En otras palabras, vamos a perder del 5% al 15% de potencia por tener que tirar de circuitería interna, como demostró el ADAC en un estudio.

Si en vez del cargador portátil empleamos un mural de carga, Wallbox o similar, parte de esos procesos se realizan fuera del coche, reduciendo las pérdidas por funcionar con mayor voltaje. Además, según se acerque la carga al máximo, el proceso es considerablemente más rápido, ya que la potencia del cargador ocasional disminuye y el último 5% lleva horas.

Recarga doméstica en modo 3, con cargador mural o similar

3) Es menos conveniente e incómodo

Cuando se tiene instalado un mural de carga, este ya tiene el cable empotrado y se puede dejar recogido y enrollado, como una manguera de riego de jardín. De esta forma, se evita que el exceso de cable esté en contacto con el suelo y ensuciándose uso tras uso. Por otro lado, en aparcamientos comunitarios un punto de recarga puede tener mecanismos de bloqueo para que terceros no nos vampiricen la electricidad.

En cambio, usando el cargador portátil, hay que sacarlo del maletero, usarlo, luego volver a guardarlo... y según se vaya usando, el cable irá cogiendo porquería. Conviene que vaya en el maletero porque nunca se sabe cuándo se va a necesitar, como la rueda de repuesto. Además, no tienen una longitud de cable especialmente larga a veces. Nada comparado a colgar y descolgar.

Los cargadores de pared tienen cables de bastante más grosor, por lo que son más resistentes al calentamiento

4) Fatiga de los cables de la casa

Normalmente, el cableado doméstico no está dimensionado para un uso intensivo de energía, incluso dentro del máximo, porque el cableado interno tenderá a calentarse ante un consumo de horas y horas. Por esa misma razón, el uso de prolongadores y «ladrones» no se recomienda en absoluto. Sí, todos hemos tenido la tentación de usarlos alguna vez.

Por ello, incluso el cargador ocasional tiene un cableado muy grueso para solo 2,3 kW, para no sufrir con el proceso. Algunas instalaciones domésticas no van a llevar bien ese uso prolongado, y en circunstancias poco probables puede haber una avería en la instalación. Tampoco hay que descartar el riesgo de incendio por fatiga de los cables detrás de la pared ante un uso intensivo.

Hace ya un tiempo, cuando probé el Opel Ampera, acabé desesperado con el proceso de recarga, pues fallaba a menudo al no tener una instalación adecuada en la plaza de garaje

5) Baja protección frente a subidas de tensión

Los cargadores ocasionales tienen un nivel de protección inferior a un mural de carga, que tiene capas adicionales de seguridad. De esta forma, el punto de recarga puede evitar averías por anomalías en el suministro, como un pico de tensión, y proporcionar una corriente más estable. Es para curarse en salud, son averías que pueden superar de largo el precio de un punto de recarga en condiciones.

Por todo lo mencionado, merece la pena hacer instalación, supervisada por un técnico cualificado en electricidad, y con una mayor potencia de suministro. Se pueden contratar potencias más altas de 2,3 kW sin disparar el recibo de la electricidad, eso sí, en horario reducido o supervalle, a partir de las 0:00 hasta las 08:00, y los sábados, domingos y festivos completos. El término de potencia es mucho más bajo en dichas franjas.

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