5 razones por las que se extinguieron los muscle car en los años 70
Entre 1965 y 1975 se dio la era dorada de los muscle car en Estados Unidos. Prácticamente todos eran derivados de coupés y descapotables que no nacieron como deportivos, pero que llevaron potencias absurdamente altas. Veremos por qué acabaron desapariendo.
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Publicado: 06/02/2023 22:30
No solo en nuestros días estamos viendo una gran extinción en el mercado, ya ha ocurrido antes. Solo hay que fijarse el resultado de la guerra comercial en la que se metieron en Estados Unidos, prácticamente sin oposición externa, Chrysler, Ford y General Motors con sus respectivos ejércitos de marcas.
Hay muchos modelos que mencionar de esta época, como Pontiac GTO, Chevrolet Chevelle SS, Ford Mustang Boss, Plymouth Road Runner, Dodge Charger R/T, Mercury Cougar, American Motors AMX, Buick GSX, AMC Hurst SC/Rambler, etc. Nada que ver con lo que se vendía en masa a europeos o japoneses, ni por asomo.
1) Nuevas normativas anticontaminación
La entrada en vigor de la Clean Air Act obligó a los fabricantes a reducir relaciones de compresión y usar gasolina con menor contenido en plomo, por lo que las potencias empezaron a bajar a raíz de 1970. No solo ocurrió en el papel (al pasar de medición bruta a neta), también en los dinamómetros. Algunos modelos superaban los 400 CV de serie -brutos-y/o los 7 litros de cilindrada en la era del escape libre.
La oferta en 1970 fue una locura en las marcas americanas, costaba mucho elegir
Antes de que se masificaran los catalizadores, válvulas EGR o culatas multiválvula, el Big Three estaba fabricando monstruos con hasta ocho cuerpos de carburador con técnica arrastrada de los años 60, con cambios de tres o cuatro marchas. Mientras eso ocurría, en ciudades como Los Ángeles respirar aire puro se había convertido en un lujo a las afueras. Era un completo disparate.
2) Pérdida de atractivo
Hubo varias temporadas en las que una persona de clase media podía comprarse auténticos carrazos a precios equivalentes a 30.000-40.000 euros actuales, aunque uno se podía acercar al equivalente a los 60.000 si se le iba la cabeza con extras, motores de gran cilindrada o configuraciones muy exóticas, como los HEMI de Chrysler.
Se podían pedir radiocasetes, aire acondicionado, dirección asistida, techos bitono, pomos de cambio con forma de empuñadura de pistola, carrocerías descapotables de fábrica, etc.
Pero según fueron cayendo las potencias, entre una y otra cosa, las ventas fueron disminuyendo rápidamente. El año de 1970 empezó siendo una advertencia, y entre 1971 y 1974 fue un clamor. En ciertos modelos, los topes de gama perdieron 200 CV con un par de años de diferencia. La pérdida de potencia se intentó compensar con postureo (rejillas, falsas tomas de aire, decoración con vinilados, llantas...). ¿A qué nos suena esto?
3) Crisis del petróleo
A partir de octubre de 1973 se convirtió en pesadilla lo de llenar los tanques de gasolina hasta arriba, tanto por la disponibilidad de combustible como por el alza de precios que hubo, hasta más del triple. Eso se convirtió en un enorme problema en coches que podían superar los 30 l/100 km de consumo.
A la gasolina cara se le unió otro factor, que las carreras de coches del domingo no vendían tanto los lunes, y el consumidor empezó a preocuparse más por el consumo o la practicidad. Eso explica el despegue que pegaron los coches compactos (en tallaje USA) y las importaciones desde Japón o Europa, tanto de marcas de fuera, como de las nacionales a través de acuerdos.
4) Pólizas de seguro elevadas
¿Quién podía pensar que no pasaría nada normalizando potencias de 200 a 400 CV con frenos de tambor, suspensiones arcaicas, repartos de peso nada equilibrados, neumáticos con el agarre de la época... y conductores con más testosterona de la cuenta sin medidas de seguridad adecuadas? Pues que la siniestralidad llevó a las aseguradoras a elevar las primas.
La publicidad de la época destilaba irracionalidad por los cuatro costados. El golpe de realidad posterior fue muy duro
Ese factor acabó espantando a la clientela de los muscle car, sobre todo la que no tenía el poder adquisitivo más alto, y algunos modelos fueron viendo cómo se elevaba drásticamente la edad media de sus propietarios. En algunos casos, como los Corvette actuales, las pólizas son totalmente disuasorias para los más jóvenes, en el caso de poder pagárselos.
5) La pescadilla se mordió la cola
Los factores anteriores fueron espantando a más y más clientes de los coches más potentes y de mayor tamaño. Primero desaparecieron los big block, pero también fueron desapareciendo las versiones básicas de modelos de gran éxito. La oferta se fue ajustando a la demanda, y en cuestión de meses se descatalogaron multitud de modelos, fue una implosión de mercado sin parangón.
Por otra parte, la competencia se había vuelto tan feroz entre fabricantes, que ya no se manejaban los mismos márgenes, así que se fue retirando aquello que no merecía la pena mantener. El efecto duró mucho tiempo, porque hasta mediados de los 90 no empezaron a aparecer cosas interesantes en la categoría. El cotarro se volvió a animar definitivamente cuando volvieron los Mustang, Camaro y Challenger, en la década de los 2000.