El Abarth 500 Eléctrico es víctima de un nuevo malentendido en Reino Unido, otro spot publicitario controvertido pero ganado por el Escorpión
El nuevo Abarth 500e no solo ha sido protagonista de la última entrega de la saga de películas de Mission Imposible, sino que también ha sido objeto de una nueva odisea relacionada con el control de la publicidad en Reino Unido. El eléctrico de la marca del Escorpión ha pasado por el mismo caso de la Toyota Hilux, aunque en esta ocasión la denuncia se ha archivado.
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Publicado: 30/12/2023 18:00
Todas las marcas están obligadas a que en los spots comerciales de los coches nuevos incluyan una letra pequeña apuntando que «las imágenes han sido rodadas por especialistas y, en su caso, en un recinto cerrado», añadiendo la coletilla final advirtiendo de «la peligrosidad de reproducir la misma conducción en condiciones reales y respetar los límites de velocidad», pero eso parece que no existe en el Reino Unido o que los ciudadanos pasan por alto.
El control de la publicidad visual se ha convertido en una obsesión para los ciudadanos británicos, que pueden denunciar anónimamente.Al Toyota Hilux le ocurrió hace unos meses, cuando la marca nipona fue obligada a retirar toda la publicidad del pick-up por atentar contra el medio ambiente y la naturaleza.Ahora, el protagonista de una nueva disputa ha sido el Abarth 500e. La gran novedad de la marca del Escorpión, ya sumida en los coches eléctricos, se ha visto envuelta en una nueva situación con el organismo del control de la publicidad en Gran Bretaña.
El Abarth 500e se confunde con un render del 500 original
La situación empieza el pasado 25 de agosto cuando se publica un anuncio de la nueva película de Tom Cruise, un tráiler de la proyección apareciendo un modelo de FIAT en plena persecución a alta velocidad y pasando semáforos en rojo, además de realizar otras maniobras peligrosas con un texto en pantalla con la leyenda «La Misión se vuelve eléctrica». El nuevo Abarth 500e entra en escena posteriormente, pero fue suficiente para que un ciudadano entendiese que el anuncio representaba capacidades de conducción intolerantes en la vida real y que fomentaba prácticas de conducción irresponsables o ilegales.
Lo justo para analizar el caso, aunque poco recorrido ha tenido, pues la marca se ha defendido exponiendo que en las primeras escenas aparecía un coche basado en el Fiat 500 original de 1957, creadas ficticiamente y que no mostraban al Abarth 500e, que se conducía en las siguientes escenas en condiciones normales, así como que la música de la propia proyección cinematográfica ya inducían a pensar en un mundo de fantasía. La cuestión, la confusión del denunciante con el primer vehículo y el segundo, entendiendo que era el mismo. Es lo que tienen los spots y la post-producción, que se entrelazan escenas.
El recurso de Abarth prospera ante el organismo de publicidad británico
La ASA ha archivado la causa, al entender que Abarth no ha violado ningún código de publicidad, pero sí ha advertido a todos los fabricantes que no muestren la velocidad en ningún momento, un detalle que puede emular cualquiera y que entonces sí supondría una violación tanto de las cláusulas de publicidad en Reino Unido como del código de circulación.