Novedades sobre el accidente del Volvo autónomo de Uber: doble fallo humano
Nuevos detalles que se han hecho públicos confirman que la conductora responsable del vehículo estaba distraída y que no pudo ver hasta el último momento a la víctima, una mujer de 49 años que cruzaba por un lugar prohibido sin iluminación.
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Publicado: 25/06/2018 20:00
Nuevo giro de guión en el primer caso de atropello mortal producido por un coche autónomo, concretamente un Volvo XC90 que realizaba pruebas para la tecnológica Uber. Recientemente salió a la luz un informe de 318 páginas elaborado por la policía de Tempe (Arizona), que concluye que el accidente fue "completamente evitable".
En los primeros compases de la investigación, la conductora responsable del vehículo, Rafaela Vasquez, parecía estar mirando un dispositivo móvil instantes antes de la colisión. En su declaración inicial dijo no haber utilizado ni su móvil personal ni el corporativo, y que estaba utilizando una tableta para recogida de datos. Mintió.
Los investigadores cruzaron datos con Hulu, un proveedor de servicios de televisión OTT, como Netflix o Amazon Prime. La cuenta de la señora Vasquez había estado en uso hasta el momento del accidente, y había estado viendo el equivalente al programa musical de talentos "La voz". Por lo menos 7 de los últimos 22 minutos al volante estuvo pendiente del espectáculo.
Esto cambia mucho las cosas, porque hasta el momento se creía que Vasquez había bajado la vista un momento antes del accidente, en un tramo aparentemente libre de peligros, una avenida de cuatro carriles, sin tráfico, sin pasos de peatones, y sin elementos que pudiesen inferir que había que estar más atento en un coche autónomo.
En teoría estaba usando una tableta para recogida de datos
Vasquez erró en su análisis de la misma forma que lo habría hecho cualquier ser humano, no contó con el factor imprevisto: una indigente que se puso a cruzar con su bicicleta sin el menor cuidado. Vasquez pudo ver a la víctima, Elaine Herzberg, justo antes de atropellarla. El tiempo de reacción es el que es y solo pisó el freno medio segundo antes, y es imposible parar un SUV de casi 2.000 kg en ese lapso de tiempo.
Rafaela Vasquez no debería haber estado utilizando un teléfono móvil en el momento de las pruebas, ya que es una condición que debía respetar por contrato. Como mínimo, podría haber sido despedida por eso. Ahora está pendiente de que sea acusada de posible homicidio, ya que para calificarse como asesinato tendría que haber dolo -intención-.
La circunstancia de haber ido distraída la conductora pesa mucho más que el hecho de haber sido presidiaria, motivo por el que la prensa local atacó a Vasquez primero. Lo que ocurrió ya no tenía nada que ver con su pasado, por el que ya había pagado su deuda con la sociedad. Nada de esto le quita su culpa a la víctima, claro.
Cuando un accidente muy rebuscado ocurre, es que se han producido varios errores que, aisladamente, no supondrían un problema, pero que combinados conforman una desgracia. Tenemos lo siguiente:
- Una conductora responsable del vehículo que iba parcialmente distraída (aunque miraba de vez en cuando)
- Una mujer desorientada o despreocupada que cruzó por un lugar prohibido sin fijarse en que venía un vehículo con las luces encendidas y a menos de 70 km/h
- El sistema de frenado de fábrica del Volvo XC90 desactivado para no interferir con las pruebas
- El sistema de frenado automático de Uber no fue capaz de detectar a la víctima
Por lo tanto, se trata de un fallo múltiple. Se ha sentado un precedente y no será la última vez que pase. De ahí que sea tan delicada la cuestión: ¿quién se hace responsable de un accidente de tráfico mientras "conduce" una máquina?
Todas las legislaciones que están permitiendo rodar a coches autónomos lo hacen bajo la premisa de que el conductor humano que está supervisando el proceso es el responsable de lo que ocurra. De momento los legisladores no se atreven a dejar vehículos a su "libre" albedrío por si falla algo. Aquí tenemos el "algo".
Por otra parte, el uso de cámaras y múltiples registros de datos han permitido esclarecer el caso por completo. Si no, Rafaela Vasquez podría haber alegado que ella no vio al peatón hasta el último momento -lo cual es prácticamente la verdad- y que el sistema automático del coche no frenó. Seguramente, el atropello se habría producido igualmente, la víctima no llevaba reflectantes y estaba a oscuras.
Sin embargo, en el mundo legal existen responsabilidades y si en ese momento la conductora iba viendo un programa de televisión su situación procesal se complica un poco. Este accidente conllevó la suspensión de todas las pruebas de coches autónomos en el Estado de Arizona y ha escrito una página negra en el futuro de la seguridad vial.
Ironías del destino, este caso recuerda al del primer atropello por parte de un vehículo que no era de vapor, el 17 de agosto de 1896, cuando fue atropellada Bridget Briscol en Londres. Se determinó que fue un accidente, sin culpas.