Actualizaciones de software, el siguiente paso en seguridad
Tesla es uno de los escasos fabricantes que pueden realizar actualizaciones remotas del software de sus coches para solucionar problemas. Todos los demás necesitan pasar por taller, y hasta que no lo hacen, pueden tener graves fallos que afecten a la seguridad.
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Publicado: 25/06/2016 17:00
La electrónica llegó a los 80 al automóvil, y actualmente está implantándose la informática. Varias funciones de los vehículos empiezan a delegarse en ordenadores en el sentido clásico del término: tienen sistema operativo, un hardware (componentes físicos), software (programación)... y errores que afectarán la experiencia del usuario.
Algunos modelos empiezan a estar conectados a Internet de forma constante, para poder controlar algunas funciones a distancia. Son sobre todo híbridos enchufables y eléctricos, y los dueños pueden controlar la climatización, abrir o cerrar las puertas, o tener la localización exacta. Esto tiene su lado malo, aumenta la vulnerabilidad ante piratas y crackers, pero tiene su lado positivo.
En algunas ocasiones, los fabricantes tienen que hacer modificaciones en sus coches por haberse detectado un problema potencial de seguridad, por improbable que sea. Por ejemplo, los Tesla Model S recibieron una actualización para no circular con la suspensión tan rebajada y así evitar golpear objetos abandonados en la calzada y sufrir un incendio.
Cuando se efectúa una llamada a revisión, pasa un tiempo hasta que los clientes pasan por el servicio técnico, aunque sea gratuito y no tenga ninguna letra pequeña en cuanto a garantías o fidelidad a la casa. Y también ocurre que algunos clientes no se enteran de las revisiones, o se enteran y no las realizan.
Pasar por taller es inevitable para la sustitución física de piezas o su reajuste, como pueden ser columnas de dirección, tornillos, infladores de airbag, etc. Sin embargo, no es imprescindible que el vehículo llegue al taller para hacer una reprogramación de alguna de sus funciones; bastaría con un servicio de actualizaciones remoto.
Se puede actualizar remotamente bien mediante conexión a Internet del propio vehículo (vía WiFi en un garaje, o con un teléfono móvil con conexión de datos), o con discos USB que el cliente prepara con descargas desde la Web del fabricante. Este último método es menos cómodo, pero es un poco más seguro. Todo lo que sea acceder a zonas críticas del coche debe hacerse con cautela.
Los modelos de Tesla tienen conexión a Internet y pueden actualizarse remotamente en muy pocos pasos, de forma segura, para que los propietarios reciban mejoras de funcionalidad que el coche no tenía, pero que no precisan de nuevas piezas. Este sistema podría salvar muchas vidas ante fallos de programación.
En Estados Unidos tenemos un buen ejemplo, la reciente muerte del actor Anton Yelchin. Fue atropellado por su propio Jeep Grand Cherokee al bajarse del coche, creyendo que el cambio automático se hallaba en posición "P" (aparcamiento), pero en realidad estaba en punto muerto "N". Tuvo la mala suerte de aparcar en pendiente, y al cabo de unos segundos, el coche rodó hacia abajo y le embistió. No se pudo hacer nada por él.
El problema ya era conocido por el fabricante, Fiat Chrysler Automobiles, y ya se había efectuado una llamada a revisión. Por el motivo que sea, ese coche no pasó por un servicio oficial, por lo que no recibió una mejora de software que impidiese que el coche siga en "N" si se abre alguna de las puertas. Existen advertencias acústicas y visuales para avisar de esto, pero no fueron suficientes.
Ante las evidentes preocupaciones que hay por la seguridad, decir que hay sistemas lo suficientemente fiables como para garantizar que solo el fabricante tendrá acceso a funciones críticas del vehículo, como criptografía de clave pública/privada. De hecho, hay modelos de FCA que han sido hackeados, y a distancia se han podido aplicar frenos o activar limpiaparabrisas. ¿Por qué el fabricante no hace eso mismo con un buen fin?
Algunas llamadas a revisión podrían quedar resueltas en cuestión de pocos días si existen sistemas de actualización remota. Es mucho más rápido mandar una actualización por Internet que esperar a que cientos de miles de clientes pasen por los servicios oficiales. Además, económicamente es muy interesante, porque se ahorrarían miles de horas de mano de obra que no se pueden cobrar al cliente.
Puede que con el tiempo acabemos viendo este tipo de avances en nuestros coches. De todas formas, no es una solución mágica, pues habrá clientes que elijan no actualizar, por cualquier motivo, y el problema persista. Por último, cabe esperar que no pase como con algunos sistemas operativos de ordenador, en el que las actualizaciones de seguridad dejan la máquina inutilizada durante varios minutos, incluso más de una hora. Cuando eso sucede con mucha frecuencia, se convierte en un auténtico incordio.