Agárrense, que vienen impuestos al automóvil
Después de haber pasado por las urnas, gobierne quien gobierne, da igual si es izquierda, centro o derecha, habrá que subir impuestos. Los automovilistas son un colectivo que será a buen seguro afectado por las necesidades de liquidez de la Administración.
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Publicado: 23/10/2019 22:30
Ahora que España está distraída con la exhumación de exhumaciones, problema de orden público en Cataluña, otra DANA y la precampaña electoral, un problema se está quedando en segundo plano: España ha recibido otro "toque" de Bruselas por déficit excesivo. En otras palabras, gastamos mucho más de lo que ingresamos.
O se suben los ingresos (impuestos), o se bajan los gastos (recortes), o las dos cosas a la vez
Es el producto de varios meses de parálisis política, en los que no se han aprobado nuevos presupuestos, por lo que seguimos con los prorrogados de Cristóbal Montoro y el PP, los previos a la moción de censura que elevó a Pedro Sánchez y el PSOE a encadenar gobiernos en funciones y sin mayorías.
Bruselas nos pide ajustes por valor de 6.600 millones de euros, que es muchísimo dinero, por no hablar de la posible quiebra de la Seguridad Social, que obligará a pagar las pensiones -cuyo gasto no para de aumentar- a base de impuestos. Todo aquel que tenga un vehículo o más a su nombre puede empezar a echarse a temblar.
Es inevitable, van a meternos la mano en el bolsillo, pero pocos van a hablar de ello en la campaña electoral. Se tocará cualquier otro tema, aunque uno de ellos parece que vaya a quedar enterrado de una vez -nunca mejor dicho-. Y mucho me temo que uno de los impuestos que venga estará ligado a motivos ambientales. No solo será el "impuesto al diésel".
Antes de que saliese la sentencia del Tribunal Supremo a cuenta del "procés" (14 de octubre), la noticia en Cataluña era la próxima recaudación de impuestos que gravan el CO2 emitido para cobrar un nuevo impuesto autonómico anual. El primer año, 2020, se pagará por cada gramo de CO2 por encima de 120, incluso en los matriculados antes de 2008, que iban por cilindrada.
Dado que el Tribunal Constitucional avaló dicho tributo, porque no se considera doble imposición, es cuestión de tiempo que esa tasa se instaure en más comunidades autónomas o incluso se regule para que sea igual en todo el Estado. En 2021 los catalanes también pagarán por cada gramo que pase de 95 g/km, y eso incluirá ya a las motocicletas. Solo la aplicación del artículo 155 otra vez puede dejar esa normativa congelada.
Echemos un vistazo a los datos del impuesto de matriculación. Entre enero y septiembre, este tributo transferido a las CCAA recaudó 452,15 millones de euros. Es un 23% más que de enero a septiembre de 2018. Las causas ya las conocemos: WLTP sube el CO2 (a su sitio), hay más SUV, se matriculan menos diésel.
En el acumulado anual cada nuevo vehículo ha pagado 475 euros de media. El impuesto de matriculación grava el CO2 emitido en homologación por encima de 120 g/km, por debajo hay excención. Tampoco tenemos que descartar que este impuesto se remodele y haya que pagar por encima de 95 g/km, ya que habrá cada vez más modelos en torno a esa franja por los objetivos europeos.
Dicho de otra manera, habrá que pagar más por matricular casi cualquier coche, salvo híbridos enchufables y eléctricos
Para que el Estado no pierda poder de recaudación, e incluso aumente, habrá que meter mano a este impuesto también. Otra posibilidad es directamente reformar el IVTM, transferido a los ayuntamientos, que sigue cobrando en función de la cilindrada y número de cilindros, siendo eso ya muy poco representativo. Paga lo mismo un utilitario de 68 CV que un Ford Fiesta ST con 200 CV (por 1 litro de cilindrada). Por CO2 sería más justo.
Ya no es solo por el ajuste necesario, el gasto en pensiones o la fiscalidad "verde", es que también habrá que recaudar más para el mantenimiento de las carreteras que va a asumir el Estado: la AP-4 entre Sevilla-Cádiz, y la AP-7 entre Alicante y Tarragona, que dejarán de ser de peaje. Eso se suma a las existentes, que no son pocas.
Todo esto va a suceder en un contexto de desaceleración económica, por no decir todavía "otra crisis"
La alternativa a eso es que nos coloquen un sistema de peajes electrónicos como el portugués, por cada pórtico que se pase, un mordisco al bolsillo, sobre todo a los que más kilómetros hacen -salvo que sea progresivo-. Se tirará del comodín de "el que contamina, paga". Desde luego que nos tocará pagar.
No importa quién acabe en la Moncloa, si Sánchez, si Casado, si Ribera... Lo tendrán que hacer igualmente. Los votantes lo sabrán después de haber ido a las urnas, el que anuncie una subida generalizada de impuestos sabe que se va a desplomar en las encuestas. Ya sea con un cúter o con unas tijeras, habrá recortes y más presión fiscal, así que agárrense, que vienen impuestos al automóvil (y a más cosas que aún no sabemos).