Airspeeder, carreras eléctricas por aire y con sabor a F1 añeja
Alauda, la compañía australiana especializada en drones, parece haber conseguido financiación para poner en marcha Airspeedeer. Se trata de una competición de octocópteros eléctricos voladores tripulados. Y no, no se trata de ciencia ficción ya que el prototipo ya existe.
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Publicado: 12/04/2020 12:00
El año pasado, durante el Festival de Goodwood, además de joyas de todo tipo ascendiendo la colina, se pudo ver en acción el Airspeeder. Para aquellos a los que no les suene este nombre, en pocas palabras se trata de un dron de carreras, pero con la particularidad de que va pilotado por un humano, el cual se sienta en él. Es decir, que no lo maneja a control remoto, lo pilota.
Detrás de esta locura se encuentra Alauda, una compañía australiana que lleva años trabajando con drones. Un día se les ocurrió empezar a diseñar un dron tripulado (hemos visto alguno de otras compañías e incluso planes para taxis aéreos) con el que disputar carreras aéreas. Vamos, lo que viene siendo un Fórmula E, pero trazando giros a 20 metros del suelo.
Las primeras pruebas del prototipo manejado a control remoto se hicieron el año pasado (incluyendo la citada exhibición). La intención era empezar las pruebas reales con pilotaje in situ en 2020 aunque, debido a la situación actual, han tenido que ser retrasadas. No obstante, el trabajo de búsqueda de financiación ha seguido adelante y ya cuentan con dos patrocinadores: Equals, especializada en soluciones de gestión de capital y DHL, la conocida empresa de transportes.
El Airspeeder Mk. IV (así se llama la cuarta versión de este vehículo) es el primer octocóptero pilotado del mundo. Es un octocóptero porque dispone de ocho hélices, o lo que es lo mismo, cuatro rotores dobles con hélices en la parte superior e inferior. Llama la atención el diseño de la cabina, con una clara inspiración en los Fórmula 1 de los años 60.
Sus prestaciones son realmente asombrosas ya que cuentan con cuatro motores eléctricos de 45 CV cada uno (170 CV en total) para un peso de 250 kg. Mide 4 metros de longitud y menos de 1 metro de alto. El ancho, incluyendo los motores, es de casi 3,5 metros.
En prestaciones es capaz de alcanzar los 200 km/h y su techo es de vuelo de 900 m. Todo el sistema está alimentado por un paquete de baterías intercambiables de Li-Po y 500 kWh de capacidad, que le proporcionan una autonomía de vuelo de 15 minutos.
Dos de las empresas de capital de riesgo tecnológico más importante de Australia, Saltwater Capital y Jelix Ventures, ya han mostrado su apoyo para una primera ronda de financiación. La intención es que el modelo de negocio sea muy similar al de la Fórmula E. Es decir, una vez que la tecnología está desarrollada y aprobada, Alauda proporciona el hardware a los equipos interesados en competir para que sean ellos quienes desarrolles sus propios Airspeeder.
Las competiciones serán breves e intensas, con pruebas contrarreloj y enfrentamientos cara a cara entre pilotos. Para ayudar al manejo la cabina contará con sistemas de realidad aumentada que le ayudarán a pilotar a través del circuito. Otras tecnologías como el LiDAR proporcionarán entornos seguros a la hora de competir.
Matt Pearson (uno de los confundadores de Alauda) está convencido de que poder empezar a enfrentar en competiciones a este tipo de vehículos aumentará la velocidad de desarrollo de automóviles voladores que puedan ser usados en las ciudades de forma habitual y segura.
Así fue como llegó hasta nosotros toda la tecnología actual, después de que durante los años 90 la Fórmula 1 fuese un hervidero de ideas sin casi restricciones técnicas. Aunque desde fuera pueda parecer que no, realmente la mayoría de los sistemas que hoy consideramos habituales en un coche tienen un trasfondo de desarrollo en competición.
Alauda tiene su central en Adelaida, donde se encuentran un gran número de empresas aeroespaciales. El sur de Australia, con grandes extensiones de desierto, permite probar todo tipo de vehículos voladores. Además, Alauda cuenta con un centro de desarrollo adicional en Londres, desde donde se nutre de los últimos adelantos en sistemas de propulsión eléctrica.
Aunque las empresas que colaboran con ellos se mantienen de momento en secreto, sí se sabe que trabajan también muy estrechamente con firmas implicadas en el desarrollo de sistemas e-VTOL de despegue y aterrizaje vertical eléctrico. Este es uno de los puntos más importantes a la hora de desarrollar vehículos de este tipo.
Será curioso, cuanto menos, ver de qué son capaces estos octocópteros tripulados. Aún nos suena a ciencia ficción y, sin embargo, los tenemos a la vuelta de la esquina. Además, para los fanáticos de "Star Wars" seguro que es una alegría ver que los Airspeeder (aerodeslizadores) empiezan a ser una realidad. Seguro que alguno ya sueña con tener su propio T-47 rebelde.