Alemania paraliza una gran encuesta sobre el coche eléctrico porque las respuestas no estaban siendo las esperadas
En plena era de cambio los políticos y los conductores parecen tomar caminos diferentes. Alemania tiene especial interés en el asunto. El país se juega mucho en la senda eléctrica y quiere la opinión de sus ciudadanos.
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Publicado: 29/05/2024 07:00
El próximo 9 de junio Europa debe acudir a las urnas. La Unión Europea renueva sus cámaras de representantes y muchas cuestiones están en juego. La política de movilidad europea está levantando muchas ampollas ante la prohibición de vender coches de combustión a partir de 2035. Los partidos más conservadores quieren echar por tierra la medida, en contra de otros partidos que aseguran que esta es la única manera para erradicar la contaminación de nuestras carreteras. El coche eléctrico ha centrado las disputas de todo el mundo y Alemania ha querido saber, con nefastas consecuencias, la opinión de sus ciudadanos. Una encuesta parecía ser la mejor vía de conocimiento.
El CDU, el partido político conservador de Alemania es uno de los que más se opone a la eliminación de los coches de combustión en Europa a partir del 2035. Cabe recordar que a finales del año pasado un juzgado alemán obligó a retirar todas las ayudas gubernamentales a la compra de vehículos eléctricos. De la noche a la mañana los alemanes se quedaron sin apoyo estatal para dar el salto a la movilidad eléctrica. Obviamente, esto ha supuesto un duro revés para los intereses comerciales de las marcas. Ni siquiera el mercado de ocasión parece interesado ante la baja demanda de clientes.
Más encuestas demuestran el interés de los alemanes por cambiar al coche eléctrico
Con la intención de ver apoyada su medida de abolición de la medida de 2035, el CDU lanzó una encuesta pública para saber la opinión de los alemanes. La cuestión principal era si apoyaban o no la revocación de la prohibición de motores de combustión. Menos de 24 horas tras la publicación de la encuesta en su página web, el partido ha tenido que retirarla al recibir una votación contraria a los intereses que defienden. Es importante destacar que sólo era posible emitir un voto por ciudadano. Una medida que pretende, o pretendía, dar más credibilidad a la ya mencionada encuesta.
Según fuentes alemanas, el sábado por la mañana, apenas unas horas después de ser publicada la encuesta, ya eran más de 145.000 los participantes que habían registrado su opinión. El 86% de ellos habían votado en contra de abolir la medida europea, es decir, el 86% de los participantes apoyaban la prohibición de los coches de combustión en 2035. Sólo el 14% de los encuestados estaban a favor de la medida contraria defendida por el CDU. El resultado ha resultado un jarro de agua fría para los intereses del partido, que ha tomado la drástica medida de eliminar de su web la controvertida encuesta.
Lo mejor ha sido la excusa esgrimida desde la cúpula del partido para apoyar la retirada de la encuesta. Según ellos la encuesta habría sido masivamente manipulada al registrase decenas de miles de votos de forma automática. «Esto es completamente inaceptable y, por lo tanto, la encuesta se ha cancelado». Julia Klöckner, portavoz de política económica del partido, ha sido incluso más agresiva en sus declaraciones, habla incluso de una «energía criminal sin precedentes». Esta no ha sido la primera encuesta alemana que ha arrojado los mismos resultados. Con anterioridad, el periódico Bild había lanzado la misma pregunta a sus lectores y al igual que ahora la mayoría defendía la prohibición de erradicar los motores de combustión.
Alemania tiene muchos intereses en la industria del automóvil. El país se sitúa como el principal fabricante de Europa y corren peligro miles de millones de euros y miles de puestos de trabajo. Italia es otro de los países que se muestran más contrarios al rumbo político europeo. El Gobierno presidido por Giorgia Meloni está siendo especialmente agresivo en sus maniobras, tomando como principal enemigo al Grupo Stellantis dirigido por Carlos Tavares. La tensión ha llegado a tal punto que Alfa Romeo ha tenido que modificar el nombre de su último lanzamiento al entrar en conflicto con una antigua ley italiana que impide nombrar e identificar como productos italianos aquellos que sean fabricados fuera de sus fronteras.
Fuente: Duh.de