La alianza entre Nissan/Infiniti y Mercedes-Benz está siendo ruinosa

El legado de Carlos Ghosn, el ejecutivo defenestrado de la Alianza Renault Nissan Mitsubishi, continúa convirtiéndose en polvo. Esta vez os hablamos de la alianza entre Nissan y Mercedes-Benz en Norteamérica, sus fábricas conjuntas peligran por falta de actividad, y llevan así tiempo.

Hará 12 años que se anunció una colaboración entre Nissan y Mercedes-Benz, entonces dirigida por Dieter «bigotes» Zetsche, para desarrollar modelos y motores conjuntamente. Parte de los frutos de esa alianza fueron los Infiniti Q30 y QX30, destinados al mercado europeo.

Nissan tiene desde 1989 la marca Infiniti, inicialmente para Estados Unidos y Canadá, que se atrevió con el mercado europeo a partir de 2008. Su incipiente éxito se desinfló en poco tiempo, llegando a su apogeo en 2016 y anunciando su retirada en 2019 para el año 2020. En Europa, Infiniti fue un fiasco.

Dieter Zetsche (izq.) y Carlos Ghosn (dch.) en una imagen de archivo

Sin embargo, todavía colaboran en Norteamérica, aunque cada vez menos. En Decherd, en el Estado de Tennessee, ambos fabricantes levantaron en 2014 una fábrica de motores con capacidad para 250.000 unidades al año. Nunca se ha aprovechado ni a la mitad, y eso es un problemón para que las cuentas salgan. De hecho, no salen.

En 2019 se dejaron de producir los motores de cuatro cilindros para el Infiniti Q50, y actualmente solo se producen los M270 para algunos modelos de Mercedes-Benz: la Clase GLE y las furgonetas Sprinter y Metris (en España, Vito). En 2020 se produjeron unos 50.000 motores allí.

Los motores M270 se van a dejar de fabricar el año que viene, y a falta de más asignaciones, la planta solo tiene un destino: el cierre. Sus 400 empleados se reubicarán en otras instalaciones. Estaba planeado el final de la producción de estos motores, que conste, pero es que no habrá reemplazo para ellos.

Cooperation Manufacturing Plant Aguascalientes, ubicada cerca de la fábrica de Nissan levantada en 1992

Una posible asignación de trabajo podría venir de la electrificación a la que Mercedes-Benz y Nissan se han comprometido. Por un lado, el fabricante de la estrella se centrará en los coches eléctricos, y respecto a Nissan, comprometió 18.000 millones de dólares en la materia.

Pero otro tema de fricción es qué pasará con la fábrica conjunta COMPAS (de Cooperation Manufacturing Plant Aguascalientes) en Méjico, donde actualmente se producen los Mercedes-Benz GLB y los Infiniti QX50 y QX55. Infiniti tiene el problema de que su gama se está envejeciendo y sus ventas cayendo. A partir de 2026 pueden quedarse sin trabajo si no hay más encargos, antes de 10 años de actividad.

COMPAS se anunció en 2014 y se puso en marcha en 2017

Estas instalaciones también están funcionando por debajo del 50% de su capacidad, así fue en su mejor año desde que empezó a funcionar. Para ambos fabricantes el desembolso fue importante, 1.400 millones de dólares, cantidad que hemos de sumar a los 319 millones de dólares de la fábrica de motores.

Mercedes-Benz GLB, modelo que reemplazó a la Clase A en COMPAS tras solo dos años de producción, por el auge de los crossover en EEUU

No todas las apuestas de Carlos Ghosn salieron bien, el crecimiento de Infiniti fue una de ellas. La marca japonesa ha fallado a la hora de implantarse, problema que no ha tenido Lexus, y su producto adolece de frescura. Además, en el mercado Premium han irrumpido nuevos jugadores con propuestas más audaces, véase Tesla.

Este fracaso tiene una consecuencia, y es que la capacidad industrial que tenía que sostener esos crecimientos no se ha aprovechado. Por parte de Mercedes-Benz, algunas de sus alianzas le han salido regular, esta ha sido una de ellas. Mantiene la alianza con Renault, aunque no con tantos modelos y motores como antes.

Tanto Mercedes-Benz como Nissan tienen una oportunidad más para aprender de todo lo que ha salido mal en su aventura conjunta, tanto en Europa como en Norteamérica, y sentar las bases para que no vuelva a suceder. Quisieron crecer más de lo que era posible.