AniversarioPorsche 911 Vs Chevrolet Corvette: los mitos eternos
En 2013 se cumple el 50 aniversario del Porsche 911 y también los 60 años del Chevrolet Corvette. Dos automóviles que han alcanzado un estatus de mito eterno que muy pocos poseen. El Porsche 911 supone la victoria de la técnica a la física, es mucho más que un simple automóvil rápido. El Corvette porta la esencia de como debe ser el deportivo perfecto para un americano.
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Publicado: 07/02/2013 20:20
A lo largo del año 2013 que acabamos de estrenar se celebran varios aniversarios en el mundo del motor. El centenario de Aston Martin o los 50 años de McLaren serán dos de las fechas habrá que marcar en el calendario de estos 12 meses.
Sin embargo, entre todas estas efemérides, destacan dos por excelencia: los 50 años del Porsche 911 y los 60 de Chevrolet Corvette. Se trata de dos automóviles que, a lo largo de las décadas, han conseguido traspasar la barrera de ser meros productos industriales hasta convertirse en verdaderos iconos sobre ruedas. Hablemos un poco de ellos...
50 años del Porsche 911
El primero fue Ferdinand Porsche, uno de los ingenieros más importantes de comienzos del siglo XX. El abuelo Porsche hizo muchas y grandes cosas, como uno de los primeros diseños de automóvil eléctrico, alguno de los Auto Unión de carreras o el popular encargo de Adolf Hitler para motorizar la Alemania de entreguerras: el VW Escarabajo. El talento pasó de generación en generación hasta su hijo, Ferdinand Anton Ernest Porsche ('Ferry') y su nieto, Ferdinand Alexander Porsche, que empezó a trabajar para la empresa familiar (fundada en 1931) a partir de 1957.
Suyo es el diseño del mítico Porsche 911, cuyo concepto inicial fue, más o menos, el de convertir el Escarabajo que había diseñado su abuelo en un deportivo. Por eso los 'Nueveonce' tienen el motor atrás y por eso sus detractores 'de alta alcurnia' siempre utilizarán en su contra sus humildes orígenes. Pero lo cierto es que el Porsche 911 que nació en 1963 dio comienzo a una saga de deportivos que han logrado algo que ningún otro ha conseguido.
Desde el punto de vista de las leyes físicas, el Porsche 911 es un engendro. El hecho de que el motor vaya colocado por detrás del eje trasero descompensa completamente el reparto de masas. Esto, que no tendría mayor incidencia al hablar de otro tipo de vehículo, se convierte en algo primordial cuando se trata de eficacia deportiva.
No es por capricho que la mayoría de coches de estas características intenten centrar lo máximo posible el peso de la mecánica. Incluida la Fórmula 1, a la que le costó un par de décadas aceptar la evidencia (recordemos la mítica frase de Enzo Ferrari en contra de poner el motor en el centro: “Los caballos deben tirar del 'carro', no empujarlo”).
Ajeno a todo ello, el Porsche 911 siguió creciendo y, con la llegada del Turbo en 1974 se convirtió en el coche más rápido del mundo. Inconducible, pero tremendamente excitante. Los avances en el desarrollo de la tracción a las cuatro ruedas ayudaron a domesticar el deportivo alemán. Tanto que acabó ganando el Rally Dakar en 1986 con el 911 'supervitaminado', el 959.
Pasaron los años, y el Porsche 911 nunca dejó de ser fiel a su esencia: motor bóxer trasero, refrigeración por aire y ojos de rana. En 1993 era el mismo coche que había nacido 30 años antes. Más potente, más rápido, más cómodo, más tecnológico, pero igual de arcaico. Sin embargo tropezó en el salto a la última década del siglo XX. La marca, con su único modelo modelo en el mercado sufría contra sus rivales y empezaba a ser necesario un cambio.
Las novedades llegaron, pero antes de transformar al 'Nueveonce', Porsche prefirió inventar otra cosa. Y así nació el Boxster, esta vez sí, con el motor en su sitio. Para el 911 se reservó un cambio que fue aceptado y rechazado a partes iguales: la refrigeración líquida en el 996. Los puristas no lo querían, pero suponía la entrada del mito en una nueva era.
Porsche ha saneado sus cuentas con la llegada de nuevos modelos y las sinergias del Grupo VAG: Cayenne, Cayman (del que dicen que no lo hacen más potente para que no acabe con el 911 por comportamiento) Panamera, Macan, híbridos e incluso diésel... Había vida más allá del 911 y, además, esto ha permitido que el 911 siguiera impasible a su concepto orginal. Así se llegaron a tener más de 25 versiones diferentes del modelo para la generación del 997: Carrera, Carrera4, Cabriolet, Targa, Turbo, GTS, GT3, GT2, RS, etcétera...
Es el deportivo por excelencia y lo ha conseguido llevándole la contraria a todo el mundo, con una arquitectura de motor que solo comparte con Subaru en todo el mercado y superando continuamente unas limitaciones que siempre amenazaron con acabar con él.
El motor de seis cilindros bóxer apenas podía crecer más dentro del pequeño hueco en el que va montado y, sin embargo, ya hay variantes de 4,0 litros y más de 400 CV sin necesidad de montar un turbo. Sus problemas de dirección, por el desequilibro de pesos, se han corregido a base de avanzadísimas suspensiones y tracciones integrales (en los que las montan) y nada ha podido impedir que el Porsche 911, con su motor colgado a la espalda, siga siendo uno de los mejores coches en competición. Ahora, vayámonos de viaje a los EEUU...
Los 60 años del Chevrolet Corvette
De Alemania, el motor de Europa, a Detroit, la capital del automóvil. El Chevrolet Corvette nació en la triunfal América de Posguerra. Alrededor de aquel lejano 1953, el automóvil (en general) empezaría a dominar los EE.UU. hasta el punto de que las ciudades eran diseñadas para él.
Entre los gigantes que ya poblaban el país bebiendo miles de galones de combustible, el diseñador de GM, Harley Earl, propuso importar el concepto europeo de cupé biplaza descapotable de tamaño medio. No era una mala idea, siempre y cuando tuviese un motor potente, así que el V8 se convertiría en una seña de identidad intríseca al propio coche.
El Corvette no perdió la batalla en la vorágine de sus coetáneos a base de músculo y, a diferencia de muchos de ellos, sobrevivió como pudo a la sequía de las leyes anticontaminación de los 70.
Pasó por los 80 y los 90 quemando etapas, gasolina y neumáticos y llegó hasta el siglo XXI sin renunciar a sus míticos faros retráctiles cuando todos los deportivos los habían abandonado hace tiempo por aerodinámica y seguridad.
Se lo podía permitir, su aura era tan grande que, con el estreno del C6 (el primero de faros con tulipa), GM le otorgó el privilegio de convertirlo en una marca: Corvette, a secas. Un justo homenaje del departamento de marketing para el 'empleado del siglo'.
Hace unos días se ha presentado la séptima generación y casi de forma inmediata, se ha anunciado la versión descapotable. Aunque para saber más sobre todos ellos (los antiguos y los nuevos), os recomiendo la serie especial de Historia del Corvette que le está dedicando mi compañero JuanJo Delgado.
Partiendo de dos ciudades distintas (Stuttgart y Detroit), de dos continentes y culturas diferentes y de dos coches diametralmente opuestos hemos llegado al mismo punto. El Porsche 911 y el Chevrolet Corvette no solo siguen con nosotros, sino que están preparados para sobrevivir otros 100 años más. Cada uno con su historia, su estilo y su leyenda.