Conducción eficienteAprende a consumir menos combustible sin tardar más en llegar
En un coche con motor de combustión interna, toda la energía sale del mismo sitio, el depósito de combustible. Me refiero tanto a mover el vehículo como a cualquier consumidor eléctrico. Mediante pequeños cambios de hábitos al volante podemos aprovechar mejor los adelantos técnicos de los coches modernos. Ahorra dinero y gástalo en cosas más interesantes.
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Publicado: 23/02/2015 19:55
De poco servirán los adelantos técnicos si no los aprovechamos con una forma correcta de conducir. Existen una serie de técnicas de conducción eficiente, enfocadas a reducir el consumo, pero sin que eso implique ir despacio. Se pueden lograr importantes ahorros cada mes, y aumentar la autonomía de nuestros coches.
El ABC de la conducción eficiente es la de aprovechar cada gota de combustible en movimiento útil, reduciendo al mínimo esos momentos en los que los motores son menos eficientes y gastan más en relación a un esfuerzo dado. Por ejemplo, apaga el motor en las paradas superiores a un minuto, si tu modelo no tiene Stop&Start.
La seguridad está por encima de cualquiera de estas técnicas
Un concepto fundamental es el de la anticipación y la previsión, un conductor que está concentrado en su labor es capaz de prever cierres de semáforos, que crucen peatones por los pasos de cebra o que otro conductor haga una maniobra peligrosa por no ir atento.
Pensaremos mal siempre, y muchas veces acertaremos.
La anticipación nos permite aprovechar mejor las inercias y reducir al máximo el uso del freno. Si solo hacemos uso del pedal del freno para detenernos por completo, o para evitar una colisión, lo estaremos haciendo bien. Si no, además de pastillas de freno, estamos malgastando combustible.
El uso del punto muerto solo es ventajoso en el caso de conductores expertos y aumenta el riesgo, por lo que no es recomendable
Al levantar el pedal del acelerador, con una marcha engranada, el motor no consume combustible por encima de 1.000 RPM, ni una gota. A esto se le llama usar el freno motor, cuanto más lo usemos, más eficiencia. Llevando esta filosofía al extremo, hay que conducir como si no tuviésemos frenos.
Cuanto menor sea la cilindrada del motor, menor será su capacidad de retención y mayor ventaja le sacaremos a esta técnica. Además, la eficacia es mayor cuanto más larga es la marcha. Es decir, en tercera cualquier coche retiene más que en cuarta, porque hay más revoluciones y mayor fricción mecánica.
Siempre que sea posible, circularemos a velocidad constante en llano, aprovecharemos los descensos para acelerar -siempre con suavidad- y en pendiente ascendente mantendremos velocidad o perderemos muy poca (como 1 km/h cada cientos de metros). Aprovechando la fuerza de la gravedad podemos lograr grandes ahorros.
Lo que más consume es acelerar, es decir, variar la velocidad al alza
Además, procuraremos siempre circular a velocidades legales, las más favorables desde el punto de vista aerodinámico, y más económicas frente a radares y multas varias. Salvo unas pocas excepciones y a velocidades muy concretas, mayor velocidad implica mayor consumo.
Es fundamental que el coche esté en un correcto estado de mantenimiento, con las revisiones al día, y evitar el uso de grandes consumidores de energía como la luneta térmica trasera o bacas de techo que no usamos. La presión de los neumáticos hay que comprobarla cada mes o dos meses, y siempre en frío, para evitar pérdidas de presión que aumentan el consumo y empeoran la seguridad.
El cambio de marchas ha de usarse con frecuencia en el caso de los manuales. Salvo que tengamos que acelerar, usaremos la marcha más larga posible, evitando que el motor caiga de 1.500 RPM. Comprobaremos con el indicador de consumo instantáneo cómo a veces, más vale ir en cuarta que en quinta: cuanto menos tengamos que pisar el acelerador, mejor.
Las prisas siempre son malas, mejor que sobre el tiempo a que falte
Si hablamos de automáticos, podemos pedir el paso a una marcha superior levantando el pie del acelerador, y a su vez, pedir una reducción pisando fuerte y brevemente el acelerador; ni siquiera hacen falta las levas en el volante. El automatismo seleccionará la marcha más larga posible por nosotros, salvo en el modo "S" o "Sport", que apura más las marchas.
En el caso de contar con un botón "ECO" o similar, que limite la potencia o haga al pedal del acelerador menos sensible, también podemos ahorrar. Los limitadores de velocidad son muy útiles, no solo para evitar multas, sino para lograr velocidades más uniformes aunque nos pese el pie. Siempre podremos desactivarlo temporalmente pisando a fondo, cuando se activa el kick down y el motor queda deslimitado temporalmente.
La previsión y la anticipación no deben usarse solamente en marcha, también antes de salir. Un depósito lleno o un margen de 15 minutos para imprevistos pueden evitarnos tener que correr más adelante para compensar retrasos. Las prisas llevan al estrés, y el estrés al derroche de combustible.
Llega antes el que es más regular, no el que más velocidad alcanza
Aunque conduzcamos de forma económica, no dudaremos en pedir al motor el 100% de sus prestaciones en las incorporaciones a las autovías o los adelantamientos. A largo plazo, eso evita averías, y de paso, reducimos la exposición al riesgo por diferencias de velocidad. En consumo apenas lo vamos a notar, ir siempre a bajas revoluciones puede ser malo a largo plazo.
Considero imprescindible llevar un control exhaustivo de cuánto hemos consumido por depósito, siempre llenando y apuntando los kilómetros. De esa forma sabremos cómo han influido los distintos factores en el consumo, como encontrar más atascos o salir de casa con 10 minutos más de margen. Si no somos conscientes del derroche, no podremos tomar acciones correctivas.
Cuando dominéis estas técnicas, a la hora de conducir, vais a ser profundamente analíticos, como un conductor de Fórmula 1. En vuestra mente estaréis calculando constantemente revoluciones, relación de cambio, carga del acelerador, velocidad, inclinación del terreno y qué van a hacer los demás.
Comprobaréis que os vais a aburrir menos, vayáis a la velocidad que vayáis
La correcta aplicación de la conducción eficiente no solo ahorra combustible, también alarga la vida útil de elementos de desgaste como los frenos o neumáticos, a la vez que reduce sustancialmente la contaminación por el escape. Por otra parte, si se hace bien, no tardaremos más, sino puede que tardemos menos.
Un experto es capaz de aprenderse de memoria los semáforos de sus recorridos habituales, para saber a qué velocidad hay que ir entre uno y otro y así reducir las paradas en los discos rojos. En carretera, ese experto se conoce todos los desniveles y los usa en su provecho. En definitiva, amigos, se trata de conducir mejor, más barato y más rápido, todo a la vez.