¿Se podrá aprender a conducir en autoescuela con cambio manual en el futuro?
De toda la vida, los aspirantes a obtener el carné de conducir han necesitado aprender a utilizar el cambio manual de marchas para superar el examen. Sin embargo, eso cambiará radicalmente en pocos años por el auge de los cambios automáticos.
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Publicado: 18/08/2022 21:00
Actualmente los aspirantes a obtener el permiso de circulación de clase B no necesitan, estrictamente hablando, aprender a dominar el pedal del embrague o la palanca de cambios para obtener la ansiada licencia. Ocurre exactamente lo mismo con el permiso de ciclomotor o de motocicletas A1 y A2.
Los aspirantes pueden optar a hacer la instrucción con vehículos de cambio automático, gracias al cambio legal introducido en el Reglamento General de Conductores en el punto 4 del Anexo VII. Dice así:
4. Si el aspirante realiza la prueba de control de aptitudes y comportamientos con un vehículo sin pedal de embrague, o palanca accionada manualmente en el caso de las motocicletas, esta circunstancia se indicará en el permiso de conducción y sólo habilitará para la conducción de un vehículo de estas características.
Se entenderá por «vehículo con cambio de velocidades automático» aquel que no esté equipado con pedal de embrague, o palanca accionada manualmente en el caso de las motocicletas.
En otras palabras, el que aprende con cambio automático solo podrá conducir con cambio automático, ya que su licencia de conducción estará restringida al uso de vehículos con cambio automático. Para la mayoría de estos conductores esto no será un problema, pero ¿qué pasa con los demás?
Los fabricantes no paran de reducir la oferta de vehículos con cambio manual, y en algunas gamas es un símbolo de exclusividad, todo lo contrario de no haber tenido dinero para pagar la caja automática. Sin embargo, es por todos sabido que no siempre los nuevos conductores usan un vehículo nuevo, y han de conformarse con uno con sus años.
Eso aumenta las probabilidades de tener que acabar conduciendo un vehículo manual, o de tener que ceñirse a la oferta que hay en función del año del vehículo, su categoría, motorización, etc. Por ejemplo, lo habitual en el segmento B hace unos años era cambios automáticos para los que no podían conducir de otra forma, o no sabían hacerlo de otra forma competentemente. Si acaso, había una versión automática.
Poco a poco, los coches de autoescuela se van a ir jubilando, reduciéndose la oferta de modelos en los que se puede optar a un cambio manual. En el caso de híbridos y eléctricos, lo más normal es que no se tenga ni pedal de embrague ni caja de cambios manual, aunque es cierto que hay excepciones.
Mientras haya un número suficiente de alumnos por autoescuela que quieran seguir usando el cambio manual, hay tres posibles soluciones en el caso de que los fabricantes acaben suprimiendo las motorizaciones clásicas de gas, gasolina o diésel, y solo ofrezcan vehículos eléctricos.
Es posible realizar una conversión de gasolina/diésel a eléctrico, siendo lo habitual retirar el motor pero mantener la caja de cambios original y el pedal de embrague. La ventaja evidente de este sistema es que es imposible calar el motor, se puede iniciar la marcha en quinta desde 0 km/h. Avanzará despacio, pero no se calará. Un motor eléctrico no tiene régimen de giro mínimo.
Otra posible solución es recurrir a cambios manuales simulados. En 2021 os comentamos que el fabricante BYD tiene una versión de coche de autoescuela totalmente eléctrico con un simulador de cambio manual para poder dar clases en zonas de bajas emisiones. También os contamos que Toyota patentó un sistema que hace creer al conductor que lleva un manual, cuando no existen relaciones de cambio ni embrague.
Por último, siempre queda el recurso de alargar como un chicle la vida útil de los coches de autoescuela de cambio manual, algo más factible con modelos que se vendieron mucho -como compactos generalistas-, para los cuales hay repuestos en los desguaces para mucho tiempo. Este planteamiento falla en las grandes ciudades, o se pone excepción legal para ello o tendrán que dar las clases fuera de zonas de bajas emisiones.
Hay quien cree, con buen criterio, que las nuevas generaciones de conductores pueden ser menos competentes al no enfrentarse a ciertas dificultades de la conducción «analógica», y que van a delegar mucho en sistemas computerizados y ayudas a la conducción. Otros dirán que ya era hora, y que así habrá menor siniestralidad. La polémica está servida.