Audi R8, pasado, presente y futuro, la historia de un éxito
El Audi R8 está a punto de despedirnos. Sus ocho años de vida nos han servido para comprobar la inmensa capacidad de Audi para fabricar superdeportivos. Es por esto que antes de que una nueva generación vea la luz, queramos darle un pequeño repaso a la historia de un modelo excepcional, el Audi R8.
8 min. lectura
Publicado: 28/11/2014 16:00
El Audi R8 está llegando al final de su vida comercial. El año que viene llegará una nueva generación del que fue el primer superdeportivo de la firma de los cuatro aros. Desde hace 8 años, el R8 se ha convertido en uno de los modelos más contundentes del mercado. No hay figura que no se rinda ante su presencia y rendimiento. El año que viene volverá a convertirse en la punta de lanza de Audi en el mercado más selecto del mundo.
El Salón de Frankfurt de 2003 nos descubrió un prototipo sensacional, el Audi Le Mans Quattro Concept. Los directivos de la firma alemana tenían algo en mente, pero no fue hasta 2005 cuando tomaron la decisión de convertirla en realidad. Con ese pistoletazo de salida, pasaría más de un año y medio, de ensayos, pruebas y puesta a punto, antes de que a finales de 2006 se descubriera el pastel. El Audi R8 estaba con nosotros.
Tuvieron que pasar 2 años para que los directivos de Audi se decidieran a fabricar el R8
Está claro que la decisión fue más que acertada. En 2007 las primeras unidades llegaron al mercado. Audi planteó la estrategia de una forma poco habitual para ellos en aquel entonces. Todas las unidades que se producirían se harían a mano en la planta de Neckarsulm, donde los ingenieros especializados de GmbH se encargarían de llevarlo a cabo.
Audi invirtió más de 28 millones de euros para adaptar las líneas de montaje. Los 250 trabajadores dedicados en exclusiva al modelo, tuvieron que recibir una preparación especial para encargarse de él. Eran, y son, personal altamente cualificado. Debían ensamblar más de 5.000 piezas a mano. Con la ayuda de maquinaria de alta precisión, incluidos 95 láseres, han sido capaces de crear 25 Audi R8 al día.
La obsesión de Audi por crear un coche realmente único llegó a niveles insospechados para la época. Estándares que hoy en día son habituales. Una muestra de ello fue el equipo de sonido. Los diseñadores encargaron a la famosa y prestigiosa firma Bang & Olufsen que desarrollara un equipo de sonido nunca visto. Estos aceptaron el reto y empleando materiales selectos, como el aluminio ionizado, crearon una pieza de diseño y rendimiento sin igual. El nuevo equipo dispuso de un sistema de compensación de ruido. El sistema era capaz de adaptarse a las condiciones de la calzada y la velocidad para que en todo momento se emitiera un sonido claro y nítido.
Las sucesivas versiones Spyder han permitido que se pueda disfrutar de la esencia del Audi R8 a cielo descubierto
Sin embargo aunque los esfuerzos en materia de sonido y calidades eran ímprobos, la mejor parte del coche llegaba en el motor. Inicialmente el R8 fue lanzado al mercado con un motor de ocho cilindros con configuración en V y 4,2 litros de cubicaje, era capaz de desarrollar una potencia de 420 CV. Las cifras de rendimiento que conseguía siguen estando al día, donde vemos cifras verdaderamente escandalosas. De 0 a 100 Km/h en 4,2 segundos y velocidad punta de 301 Km/h. Un piloto probador asegura que él fue capaz de llevarlo hasta los 322 Km/h.
A pesar de presentar todo ello el Audi R8 sorprendió a propios y extraños por su tremenda facilidad de uso. Era civilizado para el día a día, pero era tremendamente radical si nos metíamos en un circuito. Característica que no está al alcance de todos los fabricantes. En parte era gracias a la famosa tracción Quattro de Audi, capaz de convertir al R8 es un juguete que casi cualquier persona podía manejar. A día de hoy sigue siendo así.
Audi, al igual que Lamborghini forman parte del Grupo Volkswagen. A ambos les ha servido para beneficiarse mutuamente de las capacidades del otro. Los alemanes y los italianos decidieron compartir sus conocimientos, hecho que sirvió para que viéramos un V10 en el R8, el mismo que montaba por aquel entonces el Gallardo. La llegada del Audi R8 V10 5,2 TSI supuso un salto inmediato de calidad y cantidad. Pasamos de forma instantánea de los 420 CV originales a unos nada desdeñables 525. Con estas cifras el R8 pasó la barrera psicológica para los superdeportivos, las 200 mph (320 km/h), ya que era capaz de alcanzar sin ningún problema los 333 Km/h, aunque oficialmente se quedaba en 317.
En su momento Audi se planteó hacer una versión diésel, pero no una cualquiera, ya que esta emplearía un motor V12 TDI. Aunque sus cifras eran igualmente de escándalo, el coste de inversión del proyecto, y la perdida de parte de la esencia original, hicieron que los directivos se lo desecharan. Sin embargo si que tuvimos la posibilidad de ver este mismo motor en un Q7.
El sucesor lo tiene complicado, hay mucho que mejorar. El R8 ya es un mito del automovilísmo
Este mismo año se presentó la más radical de las versiones, el Audi R8 Competition. El mismo V10 presenta una potencia incrementada hasta los 578 CV. La fuerza, transmitida por un cambio automático R-Tronic de seis velocidades, hace que la aceleración hasta los 100 Km/h, saliendo de parado, sea de 3,2 segundos. Igualmente ha sido la versión más exclusiva de todas, ya que no más de 60 unidades se han puesto a la venta.
Con todo esto no es de extrañar que el R8 se haya convertido en uno de los mayores éxitos comerciales de Audi. No por su volumen de producción, que desde un primer momento se quiso mantener contenida, pero sí por la categoría y prestigio que ha alcanzado el modelo.
Para despedirse de la primera generación Audi sacó al mercado una edición limitada de 99 unidades llamada R8 LMX, con una potencia de 570 cv, multitud de elementos en fibra de carbono y grupos ópticos con tecnología láser. Toda una pasada por 250.000 euros.
Y tras mucho esperar, en el Salón de Ginebra de 2015 llegó la sorpresa, el nuevo Audi R8 se presentaba asombrando a medio mundo: