Las autopistas de peaje rescatadas serán más económicas, y gratis de noche

Llevamos más de dos años con este asunto, desde que la opinión pública conoció que varias autopistas de peaje estaban en quiebra por la mezcla de tres factores: ingresaban mucho menos de lo previsto, los costes fueron mucho mayores de los previstos, y tampoco se cumplieron las previsiones de tráfico. El problema ha pasado del PP al PSOE con el cambio de Gobierno.

En plena burbuja inmobiliaria surgieron varias autopistas de peaje, especialmente en la Comunidad de Madrid, que no han resultado ser el pelotazo que se buscaba. El Estado se ha tenido que hacer cargo de ellas por responsabilidad patrimonial (RPA), lo que no significa necesariamente que las empresas que las construyeron hayan ganado dinero con ellas.

A partir de enero van a subir los peajes de forma generalizada, un 1,67%, en la mayoría de las vías de peaje que dependen del Estado. Esta subida fue pactada hace 16 años, no se hace por capricho. Sin embargo, los precios caerán en un 30% de media en las vías rescatadas, ya que se quiere incentivar su uso.

La R-5 es una de las autopistas de peaje que más tráfico podría acoger (todo el que le sobra a la A-5)

En primer lugar están las radiales madrileñas (R-2, R-3, R-4 y R-5), la autopista de Ocaña a La Roda (AP-36), la autopista de Cartagena a Vera (AP-7), la circunvalación de Alicante (AP-7) y la conexión entre la M-40 y el aeropuerto de Madrid (M-12). Todas estas autopistas bajarán de precio. La autopista Madrid-Toledo (AP-41) se incorporará a las rebajas más tarde.

El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, reveló el martes la rebaja en un 30% de las tarifas. Por fin alguien ha entendido que se puede incentivar el tráfico de esas vías si los precios son más atractivos, sobre todo si un mayor tráfico compensa la rebaja. Queda para otro día lo de permitir circular por ellas a una mayor velocidad de la genérica (120 km/h), entiéndase legalmente.

Hace dos años incluso se especuló con la "liberalización" de todas esas vías para que pasasen a formar parte de la red general de carreteras y los peajes fuesen anulados. No parece que sea un buen negocio para las arcas públicas. La sociedad pública Seittsa se encargará de cobrar los peajes en esas vías, ya hay una reforma legal ad hoc para que eso sea posible.

Además de la rebaja del 30% de los peajes en esas vías, que entrará en vigor el 15 de enero de 2019, sabemos que habrá descuentos adicionales para los que más las usen -a través de Vía-T o similares- y que por la noche serán gratuitas: de 0:00 a 6:00. De esta forma se evita el coste de tener un tercer turno de operarios.

Será bastante más atractivo para el automovilista usar dichas autopistas, prácticamente vacías, en condiciones de mayor seguridad. A fin de cuentas, los trazados son más limpios, hay menos desniveles, muchísimo menos tráfico, están bien mantenidas... Solo cabe cierto riesgo de que acaben convirtiéndose en "pistas de carreras" si algunos le dan mal uso.

Todavía no se sabe cuánto va a costar para el Estado hacerse cargo de las autopistas quebradas. Cuando Iñigo de la Serna (PP) tomó su cartera de ministro de Fomento en noviembre de 2016 se habló de 3.400 millones de euros. El actual Gobierno tiene computados como déficit 1.800 millones. Según constructoras y fondos de inversión, la cifra pasaría de 4.000 millones de euros.

El Estado intentará recuperar parte de ese dinero explotando los peajes mediante Seittsa. Una buena noticia es que esta empresa concesionaria pública no se usará para el cobro de peajes electrónicos en vías que son gratuitas. Sí, el globo sonda se volvió a soltar hace unos meses, se plantea el mismo robo que a los portugueses.

Con motivo de la crisis económica, las autopistas gratuitas en Portugal (SCUT, sin coste para el usuario) se forraron de peajes electrónicos y lograron desviar tráfico a las carreteras secundarias, mucho más peligrosas, porque no precisamente todos los portugueses podían permitírselas. Si eso se hace en España, lo suyo sería que hubiese manifestaciones, sin necesidad de llegar al nivel de las francesas. Ya lo que nos faltaba.

Porque mientras se habla de que no hay suficiente dinero para mantener las carreteras existentes -y de ahí la necesidad de los peajes- el Ministerio de Fomento va a licitar unos 5.000 millones de euros a lo largo de la legislatura. Espero que no nos acabemos comiendo los peajes electrónicos con patatas.