Avería en la válvula EGR, ¿qué síntomas presenta y cuál es la causa?
La válvula EGR reduce las emisiones de gases contaminantes mediante un mecanismo de recirculación de gases, pero debemos tener en cuenta varios aspectos para evitar una avería que nos obligue a pasar por el taller.
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Publicado: 09/09/2020 09:30
Con el endurecimiento de las medidas anticontaminantes en los años 90, los fabricantes de automóviles idearon diferentes medidas para reducir las emisiones sin tener que renunciar al rendimiento de los motores.
La válvula EGR (Exhaust Gas Recirculation) es uno de esos mecanismos pensados para reducir las emisiones, concretamente los óxidos de nitrógeno (NOx). Se trata de un elemento indispensable en los motores diésel y que cada vez es más frecuente en los propulsados con gasolina.
Cómo funciona la válvula EGR
Su funcionamiento es sencillo. Se coloca entre el colector de escape y admisión, permitiendo que, tras producirse la combustión, una parte de los gases expulsados vuelvan a la cámara de combustión para quemarse. Se trata de una especie de reciclaje de gases que disminuye los niveles de óxidos de nitrógeno que escapan a la atmósfera y que, además, reduce la temperatura de combustión (lo que también disminuye las reacciones químicas que generan NOx).
La válvula EGR está controlada por la unidad de control o centralita electrónica (ECU), que se encarga de recibir los parámetros medidos por los sensores. Estos son temperatura, aceleración y régimen de giro del motor y determinan hasta qué punto la EGR interviene en el proceso de combustión y expulsión de gases.
Esto se debe a que su intromisión implica una pequeña pérdida de potencia, por lo que la centralita la deja al margen cuando el motor se encuentra aún frío o el conductor solicita mucha potencia al motor a través del acelerador.
¿Cuánto reduce la contaminación la válvula EGR?
Como ya hemos avanzado, el principal beneficio de este mecanismo es la reducción de los óxidos de nitrógeno, cuya cifra varía en función del tipo de motor. Si hablamos de un propulsor diésel, la EGR disminuye la emisión de NOx en aproximadamente un 50%, reduciendo también los hidrocarburos y las partículas, además del sonido. Generalmente, se pueden llegar a reciclar hasta el 65% de los gases de escape.
Al hablar de un motor de gasolina, los datos varían en función de si el propulsor utiliza inyección directa o no. En el primer caso, la reducción de NOx puede llegar al 65%, bajando el consumo en un 2% aproximadamente. El reciclaje de gases puede llegar a ser del 50%
Los motores no dotados de inyección directa pueden llegar a una reducción del 40% de óxidos de nitrógeno, bajando el consumo hasta en un 3% a pesar de contar con una reducida tasa de reciclaje del 25%.
Cómo saber si algo va mal
Antes de que la válvula EGR se averíe, podemos detectar algunos síntomas que nos den pistas sobre un problema en el sistema. Estos pueden ser disminución de la potencia, aumento del consumo, sensación de ahogo en el motor, exceso de humos, tirones, arranque inconsistente o, incluso, agarrotamiento en algunos elementos mecánicos.
Tanto si la válvula EGR permanece abierta de manera persistente, como si queda cerrada, ello indica un problema. En el primer caso, la combustión pierde eficiencia y, en el segundo, los niveles de emisión de óxidos de nitrógeno aumentan, por lo que notaremos más humo.
Un vehículo dotado de válvulas electrónicas nos indicará en el cuadro de instrumentos que existe un fallo, pero si no es el caso, podemos realizar una comprobación con el coche encendido y el freno de mano puesto. Calentamos el motor y aceleramos de manera intermitente, comprobando visualmente si la válvula abre y cierra.
Avería en la válvula EGR
Las válvulas EGR llevan muy mal la exposición a las altas temperaturas o la acumulación de carbonilla, lo que provoca la mayoría de las averías y es especialmente habitual en los motores diésel, que generan una combustión más sucia que los de gasolina. A continuación, vamos a determinar los principales fallos y las causas de los mismos.
- Suciedad proveniente de los gases de escape: esto ocurre en los trayectos urbanos, en los que el motor no coge la temperatura óptima y la válvula EGR trabaja intensamente. Además, eso hace más difícil que la misma funcione a la presión adecuada, lo que propicia más acumulación de residuos.
- Filtros de aire y combustible sucios: cuando no los sustituimos en el periodo recomendado, acumulan un exceso de suciedad, afectando también a los inyectores. Ello dificulta la recirculación de los gases e incide negativamente en la válvula EGR.
- Restos de aceite por exceso: cuando restos de lubricante permanecen en los gases de recirculación a consecuencia de una avería en otro elemento del motor, estos quedan adheridos a la válvula EGR, que termina fallando.
Un buen modo de minimizar riesgos y mantener la válvula EGR lo más limpia posible es realizar ocasionalmente lo siguiente, preferiblemente en autovía o autopista durante un periodo aproximado de 5 minutos: cuando el motor esté ya a la temperatura óptima, circulamos con marchas cortas y subimos las revoluciones del motor, propiciando así la expulsión de la suciedad depositada en la válvula.
Además, es vital utilizar aceites de calidad que generen menos carbonilla en los gases de escape y realizar el mantenimiento periódico recomendado por el fabricante para evitar la acumulación de residuos indeseados.
¿Qué tipos de válvula EGR hay en el mercado?
En la actualidad, las válvulas EGR encargadas de reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno de nuestro motor pueden ser de dos tipos:
- Neumáticas: son las originales y funcionan con un muelle, que se encarga de empujar la membrana que abre y cierra la válvula cuando la varilla situada en su extremo recibe la presión desde una electroválvula controlada por la centralita electrónica. Ello es posible gracias al colector de admisión, si hablamos de motores propulsados por gasolina, o de una bomba de vacío si nos referimos a motores diésel.
- Electrónicas: Este tipo permite un control más preciso de los gases y sustituyen la bomba de vacío por un sistema similar al de las bombas electrónicas de los motores diésel de inyección directa. Gracias a eso pueden trabajar de manera autónoma y disponen de sensores y potenciómetros que verifiquen que los parámetros indicados por la centralita se cumplen. Además, la ECU puede abrir o cerrar el paso de los gases mediante una bobina que recibe corriente de la misma.
Existen algunos modelos de válvula EGR que constan de un captador de temperatura con el objetivo de mejorar el control. También existe un sistema denominado convertidor EGR, que cuenta con una válvula electrónica acoplada a la válvula EGR, todo en una sola pieza.