El oscuro secreto de las baterías para coches eléctricos, ¿por qué Europa está tirando a la basura millones de euros?

La Unión Europea no sólo quiere cambiar la movilidad de los ciudadanos, sino también que los fabricantes de baterías apuesten por el continente. Los acumuladores de energía son un verdadero problema, y no sólo por ser el componente más caro de los coches eléctricos, sino también porque están repletos de elementos químicos cuya disponibilidad no es la ideal.

El litio es uno de los químicos más utilizados, por lo que más la escasez es más natural que la abundancia, lo que obliga a los fabricantes, proveedores y a los científicos de las universidades a buscar alternativas. El manganeso se ha convertido en una de las posibles salvaciones, su disponibilidad es muy elevada pero al ritmo que llegaremos en los próximos años, las reservas disminuirán y los precios se incrementarán.

Baterías nuevas y sin uso tratadas como deshechos

Europa recomienda el reciclaje de las baterías, bien en forma de una nueva vida o rescatándose los químicos de su interior antes de ser desmanteladas por completo. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce en este campo de las baterías, porque un informe belga ha puesto de relieve el terrible desperdicio de recursos en la fabricación de los coches eléctricos y de las baterías.

Las investigaciones de unos belgas han llegado a una conclusión tremenda, al conocer que nada menos que un tercio de las baterías producidas en el continente europeo se descartan recién salidas de las líneas de producción y sin llegar a montarse en coches eléctricos. Incluso, en algunas fábricas, se llegan «a tirar a la basura» el 90 por ciento de las baterías recién producidas.

Las marcas de coches eléctricos tienen una gran responsabilidad

En ocasiones, y la gran mayoría, es fruto de sufrir una desviación durante el proceso de producción de las baterías, cosa que ocurre con más frecuencia de lo deseable con grandes pedidos. El problema de estas desviaciones es que hacen a las baterías inservibles o potencialmente peligrosas desde un inicio, lo que obliga a descartarlas. Pero hay otro motivo más y son los cambios en las previsiones de ventas.

Las disminuciones en la demanda de coches eléctricos obligan a las marcas a cancelar grandes pedidos, al mismo tiempo que los retrasos en las entregas del proveedor a la marca también pueden suponer un importante problema. Si no que se lo digan a los de Northvolt, cuya capacidad por absorber pedidos se ha llegado a ver tan superada que BMW se vio obligada a cancelar un pedido de baterías por valor de 2.000 millones de euros.

El reciclaje de baterías es la única opción que le queda a los proveedores, no pueden tenerlas almacenadas y ocupando un gran volumen de espacio «sine die», y a pesar de que a día de hoy no existe todavía un gran número de empresas dedicadas al reciclaje de las baterías, las que hay aumentan su cuenta de beneficios vendiendo los químicos a países extranjeros.