Bentley Flying Spur S, un plus de deportividad con concesiones

Por muy exclusivos que sean algunos modelos del mercado, no todos los clientes buscan además de la distinción, un extra en las prestaciones. Bentley ha tomado nota de estas apreciaciones de los clientes, el motivo esencial que caracteriza al nuevo Bentley Flying Spur S.

La lujosa berlina británica de Bentley ya ofrece suficiente potencia y prestaciones en la versión más básica, si es que se le puede llamar así, pero presenta detalles que le aportan una mayor personalidad, tanto por fuera como por dentro. La imagen exterior se acerca más al acabado especial «Black Line», convirtiendo todos los detalles cromados, en negro brillante. Desde la parrilla del radiador, las tomas de aire de paragolpes, los bordes de los faros a las branquias laterales o los espejos retrovisores, además de los marcos de los pilotos traseros, que realzan más la luminosidad de los mismos, o los embellecedores de los escapes.

El Bentley Flying Spur S llega en dos versiones

En este acabado más especial, las llantas de aleación son de 21 pulgadas de serie, de 22 en opción, y ambas pintadas en negro. Por detrás de ellas, las pinzas de los frenos están bañadas en rojo, la única nota de contraste. En el interior, la atmósfera también se transforma por completo, pues el negro brillante baña la decoración del salpicadero, combinando con los asientos tapizados en cuero y Nappa del mismo color, y presente también en el forro del volante y la palanca de cambios automática. Elementos que presentan también el rojo en las costuras y en el revestimiento inferior del salpicadero. Los emblemas «S» están bordados en hilo rojo en los reposacabezas de los asientos y en los listones de los umbrales de las puertas.

Bentley ofrece este acabado en dos versiones, la básica del V8 biturbo de 4.0 litros que rinde una potencia máxima de 550 CV, sumando a su equipamiento un sistema de escape deportivo. Pero también en la versión más sostenible, la del Hybrid, equipada con un tren híbrido enchufable que combina el motor V6 de 2.9 litros turbo con un motor eléctrico, rindiendo una potencia máxima de 544 CV. Las dos cuentan con el sofisticado sistema de control de la carrocería, el «Bentley Dynamic Ride», que utiliza motores eléctricos de 48 V en las barras estabilizadoras y dirección activa del eje trasero.