La reputación de BMW está a salvo, los coches del carguero incendiado Fremantle no llegarán a las calles

La pillería de algunos por sacar tajada tiene un límite como el que ha puesto el Tribunal de Rotterdam, al ser el encargado de dictar sentencia en la guerra judicial que mantenía BMW con un grupo de empresarios holandeses dispuestos a comprar los ejemplares de sus modelos que iban en las bodegas del buque incendiado el pasado verano.

En este caso, no sólo los empresarios quieren sacar tajada de la carga a bordo, sino también la aseguradora taiwanesa del buque transportador de los coches de la marca alemana, al haber vendido la carga por un «módico» precio de 5,1 millones de euros. BMW se enteró hace unos meses de esta cuestión, decidiendo acudir a los tribunales para impedir que los coches nuevos lleguen a manos de los clientes, incluso a sabiendas de que podría perder el litigio ya que las leyes holandesas permiten la venta de vehículos siempre y cuando se encuentre en buen estado.

Los BMW a bordo del Fremantle incendiado no se venderán

Y es que así lo estaban, inmaculados por fuera y, supuestamente, también por dentro. Esto es a lo que se agarró BMW para impedir que las unidades desembarcadas llegasen a las carreteras, apuntando al mal olor que se podrían haber impregnado el interior procedente de los humos o a posibles daños bajo la carrocería debido a las elevadas temperaturas alcanzadas por el incendio. En los dos casos, y de llegar los vehículos a las calles, la imagen, prestigio y reputación de la marca de Múnich podría sufrir un grave deterioro.

Así las cosas, el tribunal encargado de dictar una sentencia definitiva lo ha hecho fallando a favor de BMW, por lo que los ejemplares de la discordia irán todos a parar a un desguace, asegurándose la marca de su destrucción total. El juzgado de La Haya ha determinado que la solución propuesta por los empresarios de Rotterdam de vender los coches fuera de Europa donde el estándar de calidad es menor está fuera de toda consideración, pues no se puede poner en peligro la vida de nadie, sea donde sea.

La parte demandada, multada por querer hacer negocio

Además, condena a los demandados a pagar una multa de 250.000 euros por cada unidad que se atrevan a vender, por lo que esta puede superar los 50 millones de euros. Se termina un culebrón que ha durado casi un año, y que la marca alemana tenía muy en contra por las regulaciones legales propias de Holanda.