BMW dice que los 1.300 CV de su futuro M eléctrico no son 'suficientes' para convencer a los clientes

Es un secreto a voces que el primer gran deportivo de BMW M será eléctrico. Los bávaros han estado trabajando en secreto durante todo el tiempo que han podido hacerlo, hasta que llegó un momento en el que empezamos a descubrir cosas. Los primeros «pinitos» de un M eléctrico saltaron a la luz, nunca mejor dicho, hace casi cuatro años cuando aquel M2 bautizado como Katharina aparecía por la helada Suecia.

BMW escondió aquellas mulas durante un tiempo, lo cual no supuso una cancelación o congelación, sino que siguió trabajando en sus laboratorios hasta que hace dos años y medio se dignó en informarnos de un paso adelante en sus investigaciones: la presentación de unas nuevas mulas que demostraban que el nivel ya era muy superior, anunciando una potencia máxima de nada menos que 1.300 CV.

BMW M da cuenta del desarrollo de su primer deportivo eléctrico

La tecnología de altas prestaciones para eléctricos de BMW M

Cuatro motores eléctricos, uno por rueda y capaces no sólo de ofrecer un elevadísimo rendimiento, sino de permitir controlar miles de factores al mismo tiempo. Más del doble de lo que un M3 de seis cilindros ofrece actualmente y que, en ningún caso, el futuro BMW M3 alcanzará solamente por un motivo: no dejaría margen posible a ningún otro modelo de la gama que se encuentre por encima; por ejemplo, el misterioso M1 eléctrico que se vio hace unos meses.

BMW ha decidido documentar gráficamente el proceso que ha seguido en el desarrollo de este primer deportivo eléctrico «BMW M High Performance» y, hasta ahora, escondido bajo un muy modificado BMW i4 M50 con unos enormes pasos de ruedas, el delantero del M3 y el trasero del M5.

Las proporciones de la mula son incluso más pequeñas comparadas con el i4 M50, es más corto que este modelo y también cuenta con un poderoso sistema de frenos carbocerámicos, un sistema que no está disponible en el modelo de producción en serie. Un mix de un futuro deportivo cuyo diseño definitivo es, a día de hoy, un absoluto misterio.

Convencer a los clientes de un BMW M frente a un eléctrico es un desafío

Ya sabemos que el rendimiento absoluto será de 1.300 CV, pero ahora el reto pasa por controlar la dinámica de conducción permanentemente, y de cada motor eléctrico en particular. BMW sabe que la dinámica longitudinal no basta para convencer a los clientes de un eléctrico de alto rendimiento, por lo que el siguiente paso es asegurar una distribución óptima de la energía.

Enviar la dosis justa de potencia y fuerza a cada motor eléctrico suponen dos retos: uno es desarrollar una sola unidad de control central, que reemplaza la multitud de unidades de control actuales, se encarga de que un control de tracción y otro de estabilidad trabajen al mismo tiempo cuando se pisa el acelerador a fondo, y no en contra como suele ocurrir en la actualidad.

Pero no sólo por esto lo deberíamos de ver en pruebas sobre lagos helados en Suecia, sino también para estudiar el funcionamiento de la dinámica lateral, ya que la potencia de tracción va acompañada por un par de fuerza en la dirección que se aplica en las curvas. El centro de gravedad tan bajo permitirá que los futuros deportivos eléctricos dispongan de un paso por curva tan elevado, que será imposible de igualar por un modelo de gasolina de alto rendimiento equivalente.