BMW M6 Gran Coupé: Un paseo por las nubes
El <a href="http://www.bmw.es/home/vehiculos/M/m6-gran-coupe/2014/presentacion.html ">BMW M6 Gran Coupé</a> equipa un motor V8 turbo alimentado de 560 cv. Está disponible desde 154.450 € y presume de aunar tecnología, lujo y pasión. Hoy te traemos un artículo distinto que cuenta nuestra experiencia a los mandos de un BMW M6 Gran Coupé aunque también podrás leer nuestra prueba en formato clásico.
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Publicado: 04/02/2015 16:40
Una soleada mañana de verano. Aunque es muy temprano, me levanto relajado, sin prisas. Los rayos del sol lo inundan todo a mi alrededor. Por fin disfruto de mis ansiadas vacaciones… ¡Ah, dolce far niente! Sin embargo, hay algo a punto de poner fin a este océano de tranquilidad… Y la culpa no es del teléfono, ni del repartidor del correo, ni siquiera de la tostadora… la culpa es de BMW.
Ultimando todo antes de salir de viaje, hay que revisar las maletas, meter las cámaras en el maletero del coche, guardar la documentación y la cartera y, cuando todo está ya listo, llega el inevitable momento que pone fin al plácido descanso de todos los vecinos del barrio: arrancamos el motor del nuevo M6 Gran Coupe.
Un brutal rugido grave, ensordecedor, despierta a la bestia y, con ella, a todo el vecindario. El sonido de su motor es tan elegante como notorio y su volumen baja en cuanto el motor toma temperatura. Aprovecho para maniobrar y salir rápido de mi calle, antes de que algún vecino salga a darme los “buenos días”.
No recorro muchos metros antes de hacer la primera parada: la gasolinera. Repostamos a la salida para llevar un cálculo exacto de los consumos y gastos del viaje. Con el depósito lleno (y el bolsillo vacío), iniciamos lo que va a ser un placentero y memorable viaje al corazón de la Costa del Sol – Costa del Golf, y que no es otro lugar que el puerto deportivo José Banús, más conocido como Puerto Banús, en Marbella, Málaga (España).
Lee aquí nuestra prueba del BMW M6
Realmente hace un día que no sé si me lo merezco: soleado, radiante, cálido, perfecto. La carretera se abre ante mí, tentadora. Pero el cielo se abre sobre mí, majestuoso, y decido salir a volar. Ni reparo en qué modo de conducción voy, un enérgico golpe de gas es suficiente para despegar. Y a juzgar por el brusco estruendo, diría que ya hemos roto la barrera del sonido.
El paisaje pasa rápido a nuestro alrededor, demasiado para poder admirar su belleza. Así que aflojamos el ritmo, fijamos la velocidad de crucero óptima, y nos alegramos, no sólo por poder ahora ver tranquilamente la naturaleza, sino por poder ver tranquilamente los niveles de consumo. Prescindimos del climatizador, y nos dejamos embriagar por la calidez que atraviesa el parabrisas. Pero no es suficiente para llegar al éxtasis. Bajamos el cristal y, ahora sí, sacamos el brazo para notar la brisa: me gusta conducir.
Poco a poco bajamos nuestro nivel de vuelo, hasta que una parada técnica nos obliga a bajar de las nubes y aterrizar para desayunar. Mientras disfrutamos de una mediterránea tostada con aceite y tomate bajo el sol de Andalucía, contemplamos al M6 aparcado delante de nosotros, imponente y manso, como si sólo hubiésemos soñado este paseo por las nubes que acabamos de dar. Y el tiempo se para.
Cuando regresamos de nuestro mundo de fantasía, nos damos cuenta de que seguimos en la misma posición sin saber cuánto tiempo ha pasado, con la tostada intacta. Recuperamos el tiempo perdido, y la tostada llega a su fin. Seguimos.
Ahora sólo nos quedan algunos kilómetros de curvas por la serranía de Ronda hasta llegar a San Pedro de Alcántara, en la Costa del Sol. Las curvas se suceden en una prolongada bajada hasta el mar, y los frenos carbocerámicos del M6 cumplen su función sin rechistar.
Rápidamente llegamos a la costa y nos dirigimos hacia Puerto Banús, para encontrarnos con nuestro gran amigo Adolfo Méndez, capitán del puerto. Por fin, estamos parados ante las barreras de acceso al puerto. Éstas se levantan y, por primera vez en la historia, el nuevo M6 Gran Coupe entra en Puerto Banús. Sin duda, hoy es un gran día.
Aún es temprano y no hay mucho movimiento por el puerto. El M6 se mueve con notable soltura por sus estrechas calles y se va familiarizando con el lugar. Aparcamos el coche frente a la torre de control para esperar a Adolfo, y los primeros curiosos se acercan a contemplar a la nueva creación de BMW. Disfrutamos de este momento, como unos padres orgullosos, aunque si nos guardan el secreto, les diremos que nosotros no somos sus padres biológicos.
Continuará...