Descubrimos los secretos por los que el nuevo BMW XM es un SUV

Nos llamaron locos cuando arrancamos 2017 dando las primeras pinceladas del que era el proyecto más secreto en el que había empezado a trabajar BMW. Entonces, ya sabíamos bastante información de un nuevo SUV que estaba destinado a poner la guinda a la gama, en paralelo a la Serie 8 de la que tomaba el dígito.

Difícilmente se podía pensar que los de Múnich estuviesen trabajando en un modelo por encima del X7, a pesar de que el planteamiento era mucho más deportivo y donde el espacio no era precisamente una de las reglas de oro. El entonces conocido como BMW X8 se ha mantenido así hasta la reciente presentación del concept car en el que se ha confirmado su nombre comercial real, el de BMW XM.

El BMW XM es la respuesta alemana al Ferrari Purosangue

El fabricante, y la división deportiva, han trabajado en absoluto secreto omitiendo por completo los rumores que situaban a los bávaros firmando alianzas con McLaren para desarrollar un heredero del antiguo M1. Incluso riéndose de aquellas informaciones, pero con un detalle: nunca confirmaron ni desmintieron este SUV deportivo, porque los prototipos iban a ser cazados en fotos espía sí o sí, lo cual es tontería hacerlo y los dejaría en mala posición. Una idea que se empezó a materializar en 2016.

Pero lo que muchos se preguntarán es por qué ha tenido que ser un SUV y no un deportivo. Lo cierto es que no ha sido un capricho de los máximos responsables, sino que tiene justificadas razones. La más evidente es que el mercado es lo que realmente demanda, y la segunda es el beneficio que se le va a sacar. Los superdeportivos dejan dinero pero son contadas las unidades en las que se han invertido millones de Euros. El XM dejará mucho más en caja, porque no solo estará destinado a los Emiratos Árabes, sino que también se espera vender en Estados Unidos y en Europa donde, a pesar de sus 750 CV y la exigente norma de emisiones Euro 7, cumplirá con los estrictos límites. En cantidades justas pero más que un deportivo de alta alcurnia seguro.

Y hay un tercer factor muy importante en la decisión. Y es que en la industria del automóvil todo se sabe. Los ingenieros y diseñadores desfilan de una marca a otra, por lo que se acaba sabiéndose lo que la competencia tiene en mente. Cuando el desarrollo de un modelo termina y se pone a la venta, ya se está pensando en el sustituto y los bávaros sabían -de primera mano- que el Ferrari Purosangue sería una realidad, al igual que los de Affalterbach tienen planes de un SUV deportivo -del que también te hemos contado- para suplir al AMG GT Berlina cuando llegue el final de su vida comercial. Y BMW quiere estar en todos los segmentos, o en la gran mayoría, y no se iba a permitir dejar a los italianos en esta guerra de los super SUV.