El futuro eléctrico de Bugatti no llegará antes de 10 años
La limitada producción de unidades de la marca francesa permite beneficiarse de una serie de ventajas en los objetivos de emisiones marcados por la Unión Europea. Y aunque está medianamente claro que la electrificación total es una de las soluciones para Bugatti, su máximo responsable ya ha anunciado que no sucumbirá a la movilidad sostenible ni por presiones del mercado.
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Publicado: 21/11/2019 18:00
Si el deportivo actual es una obra de ingeniería, uno propulsado por electricidad tiene que subir el listón a un nivel prácticamente insuperable. Pero, por ahora, no lo veremos y el máximo responsable de la firma francesa casi apunta que tampoco lo haremos antes de una década.
En el tema de las emisiones de CO2 y los objetivos de cumplimiento propuestos por la Unión Europea para evitar las grandes sanciones, las circunstancias de Bugatti son diferentes; aunque las cifras del Chiron y Veyron son enormes, Stephan Winkelmann señala que hay un máximo de 700 unidades en el mundo con un promedio de 1.600 kilómetros, insignificantes comparadas con otros fabricantes de volumen.
Aún así, no cierra la puerta a un futuro eléctrico. Winkelmann, máximo responsable de la firma francesa, ha apuntado que "algún día llegará el momento para Bugatti, pero no sucederá cuando haya cierta demanda en el mercado, sino solo cuando se disponga de la mejor solución posible, por lo que hasta entonces, veo al motor de combustión interna con un futuro brillante".
Unas declaraciones que deja clara cuál es la intención en el futuro más inmediato añadiendo también que "la firma compañía continuará prefiriendo lo que considere claramente como la mejor propulsión para modelos de verdaderamente primera categoría".
Tenemos lo mejor del mundo en motores de combustión interna, el motor de 16 cilindros en W"
Aunque se está hablando desde hace tiempo del segundo modelo de Bugatti, el que fuera responsable de llevar el Lamborghini Urus a la casa italiana ha señalado que no tendrá un equivalente en la marca francesa en este formato, aunque sí cumplirá una premisa: ser más familiar con cuatro plazas máximo. Pero una cosa son los planes y otra la realidad de que se materialice en producción, lo cual depende de más factores.
Por ejemplo, depende de la unanimidad en todo el consejo de supervisión del grupo, los que dan luz verde de producción, pero también -y mucho más importante- de la inversión necesaria. Y aquí, Winkelmann sí sabe que es un problema a día de hoy por el enorme desembolso que la matriz está desplegando para la estrategia de movilidad sostenible en todas sus marcas.
Quizás, el plazo de diez años marcado por Winkelmann para adentrarse en el mundo de los coches eléctricos es el necesario para que la matriz alemana pueda destinar la partida de inversión a la altura que requiere Bugatti, y aprovechado también por la marca para desarrollar su propia tecnología.