¿Cada cuánto se cambian los amortiguadores del coche?

Los amortiguadores no se sustituyen con los mismos kilómetros en todos los coches. Para saber cuándo cambiar los amortiguadores, revísalos cada 20.000 kilómetros comprobando su estado al detalle. Seguramente tendrás que hacerlo pasados cinco años o 60.000 kilómetros, pero ¿de qué depende?

¿Cada cuánto se cambian los amortiguadores del coche?
Es posible que, a los 60.000 km, te toque hacer el cambio en tu coche.

5 min. lectura

Publicado: 30/04/2020 11:00

Vale que los neumáticos son la única parte de nuestro vehículo que se mantiene en contacto con el asfalto, pero los amortiguadores son una pieza clave para que esto ocurra como debe. El sistema de suspensión es una parte crítica para la seguridad durante la conducción, y desgraciadamente no 'duran para siempre'. Hay que cambiar los amortiguadores, pero ¿con qué frecuencia?

Si te preguntas cuándo hay que cambiar los amortiguadores, o cada cuánto tiempo, deberías saber que es una operación de mantenimiento poco habitual, pero deberíamos revisarlos con una frecuencia de cuatro años o bien cada 60.000 kilómetros, aproximadamente. Eso sí, una cosa es revisarlos, y otra cosa es cambiar los amortiguadores.

Deberías revisar su estado cada 20.000 kilómetros para asegurarte.

¿Cada cuánto hay que cambiar los amortiguadores del coche?

A diferencia de otros componentes de desgaste, u otras partes del vehículo, no hay un mantenimiento periódico fijo para los amortiguadores. Es decir, no hay unos plazos genéricos que se puedan aplicar, como ocurre para el aceite, para el filtro del aceite o para el filtro de combustible, por ejemplo. Pero sí se recomienda, por norma general, proceder a sustituirlos cada cinco años o, aproximadamente, cada 60.000 kilómetros. Cifras que, como venimos avanzando, pueden variar y de forma notable.

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Recomendaciones para saber cuándo cambiar los amortiguadores

Es conveniente, para asegurarnos siempre del buen estado de nuestros amortiguadores, revisarlos cada 20.000 kilómetros y aprovechar, cuando lo hagamos, para comprobar el estado del resto de componentes del sistema de suspensión. En estas comprobaciones es fundamental asegurarnos de que no haya fugas de aceite y, en caso de que existan, hacer las reparaciones que correspondan o proceder directamente a cambiar los amortiguadores.

En zonas de montaña y en zonas de playa, por la sal, deberíamos tener especial cuidado con el óxido en el sistema de amortiguación. Es otro punto crítico a revisar para saber si están en buen estado y, en caso contrario, de nuevo, proceder a la sustitución de nuestros amortiguadores.

  • Deberías revisar el estado de los amortiguadores cada 20.000 kilómetros.
  • Cada cinco años se recomienda cambiar los amortiguadores por norma general.
  • En torno a los 60.000 kilómetros se suelen sustituir, aunque no siempre es así.
  • Cuidado con el óxido en zonas de montaña y playa, donde la sal puede desgastarlos.
El estilo de conducción, y los recorridos habituales, condicionarán el desgaste de nuestro sistema de suspensión.

No hay plazos concretos para cambiar los amortiguadores, depende del uso que se les dé

Como ya has visto, no existe un plazo exacto para saber cuándo tenemos que cambiar los amortiguadores, pero sí la referencia de 20.000 kilómetros para prestar atención a su estado y comprobar que estén correctamente. Y de nuevo, como referencia para comprobar su estado, 60.000 kilómetros o cinco años; aquí es donde, por norma general, nos tocará proceder a la sustitución.

Pero el desgaste de este elemento del sistema de suspensión, y de tantos otros, es muy variable. La sal puede acusar el ritmo de desgaste, como ya avanzábamos, y también se pueden ver seriamente afectados por el tipo de terreno por el que los hagamos funcionar de forma habitual. Vehículos que suelen rodar por autopista puede que aguanten bastantes más kilómetros con los mismos amortiguadores.

Vehículos que suelan rodar por pistas de tierra, por caminos y, en definitiva, pavimentos irregulares, puede que requieran de sustituciones o reparaciones más frecuentes. Del mismo modo, también se verán afectados por el estilo de conducción y, por supuesto, por el nivel de carga con que solamos utilizarlos y si en nuestro coche solemos cargar remolques, por ejemplo.

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