California arremete un duro golpe a General Motors y suspende la licencia a su compañía de taxis autónomos Cruise

No aguantaban más. Los vecinos estaban hartos, los conductores estaban hartos, la policía estaba harta, y las autoridades se han visto obligadas a reaccionar. Coches parados en mitad de cruces, atropellos de peatones, choques con otros vehículos, y comportamiento errático por parte de algunas unidades se han acumulado. La consecuencia ha sido que el Departamento de Vehículos a Motor de California, el DMV, ha decidido que los Chevrolet Bolt autónomos pueden suponer un peligro para la ciudadanía. Por esa razón les ha sido retirada la licencia de forma inmediata.

La filial de General Motors, Cruise, ha estado operando un servicio de taxis sin conductor (coches autónomos) en San Francisco durante los últimos meses, con un periodo de pruebas previo. No es la única compañía con este permiso. Cruise estuvo operando de la misma manera, pero solo de noche y a nivel experimental. Sus vehículos podían funcionar en otros momentos del día, pero debían ser trayectos no remunerados y llevar un conductor al volante que se hiciera responsable.

El grave incidente de Cruise que supone la retirada de la licencia

Waymo se queda ahora sola a la hora de ofrecer taxis autónomos en el estado de California, al mismo tiempo que puede seguir desarrollándolo sin limitación alguna. El DMV cree que los vehículos autónomos de Cruise representan una amenaza para la seguridad y por eso les ha dado orden de cesar las operaciones en todo el estado de manera inmediata, al menos hasta que queden satisfechas en pruebas posteriores aún por determinar.

El DMV retiró la licencia al registrar cuatro incidentes graves, pero el peor de todos, la gota que colmó el vaso, fue el del pasado 2 de octubre. Un conductor humano de un coche ajeno a Cruise atropelló a un peatón, lo que arrojó al peatón a la trayectoria de un taxi de Cruise. El vehículo de Cruise frenó como pudo, pero acabó atropellándolo, y quedó atrapado debajo del coche. Allí permaneció hasta que los equipos de emergencia pudieron liberarlo. El peatón quedó herido de gravedad y fue trasladado a un hospital. Esto fue lo declarado, aunque esto no se ajusta del todo a la realidad… había un vídeo.

En investigaciones posteriores, el DMV descubrió que el vehículo de Cruise no se quedó quieto después de frenar, sino que intentó apartarse hacia un lado de la carretera. En su maniobra, arrastró al peatón gravemente herido unos ocho metros. Aunque Cruise tenía el video de esta maniobra posterior, no lo reveló al DMV hasta después de que se enterasen a través de una conversación con otra agencia gubernamental. Cruise ocultó información de manera intencionada, y esto es algo que las autoridades y juzgados estadounidenses castigan con dureza.

Cruise no tuvo la culpa del impacto inicial, pero ha de asumir la responsabilidad de sus decisiones posteriores, tanto en términos de conducción como de decisiones organizativas. Ahora, sin capacidad como compañía de taxis, Cruise puede operar y probar vehículos, pero siempre con conductores humanos al volante. El DMV ha proporcionado a la compañía los pasos necesarios para restablecer sus permisos, así que podrán volver a su actividad, siempre y cuando dejen satisfechos al regulador. No tienen fecha prevista, ni tampoco plazos establecidos.

Una larga lista de incidentes

El resto de incidentes graves reseñados por el DMV son muy conocidos. Atascos de tráfico, decenas de coches varados en un cruce de calles, o choques con vehículos de emergencia ante los que los robotaxis no saben cómo reaccionar. El más risible de todos fue aquella ocasión en que uno de ellos quedó atascado en una superficie cubierta con cemento fresco, como ocurre en los dibujos animados.

Lo curioso del asunto es que su competidor Waymo apenas ha reseñado incidentes de este tipo. Su tecnología parece estar más refinada y el número de incidentes es mucho menor. A pesar de ello, la tecnología no es del todo mala, sino que parece ser imperfecta, y requiere de un proceso de maduración del que nos acabaremos aprovechando todos. Los coches autónomos están en los albores de esta tecnología, requieren de desarrollo, y si miramos con lupa, con frecuencia los conductores humanos realizan muchos más excesos, son menos prudentes, y las consecuencias tienden a ser mucho peores.

La suspensión de la licencia a Cruise parece más a causa de la ocultación de la realidad que del hecho en sí. El robot fue deficiente, pero fueron sus responsables humanos los que lo hicieron rematadamente mal. Si empresas así quieren tener éxito, tenemos un consejo: se llega más lejos con la verdad por delante que haciendo trampas. Por cierto, sus coches se equivocan, pero no las hacen.