Cancelar el Salón de Ginebra 2020 tendrá importantes consecuencias (y no buenas)
Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial no se celebra el Salón de Ginebra. Las razones han sido de "fuerza mayor", es decir, algo que no ha sido responsabilidad de los organizadores. Las pérdidas económicas serán importantes, no solamente a nivel local
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Publicado: 02/03/2020 21:00
Los acontecimientos se precipitaron a lo largo del viernes, y muy rápido. Faltaba muy poco para la celebración del Salón de Ginebra 2020, el cual iba a empezar oficialmente mañana para la prensa y los medios de comunicación. Para el público en general la nonagésima edición del salón iba a celebrarse del 5 al 15 de marzo.
Los organizadores del Salón de Ginebra tenían claro que el evento se iba a celebrar pese a los lógicos temores que empieza a despertar la epidemia/pandemia (según el día que se diga) del COVID-19 o el famoso coronavirus. Y los temores ilógicos también, pero tiraron "p'alante" pese al riesgo de cancelación.
Podía haber pasado como en el Mobile World Congress de Barcelona, evento que fue cancelado por incomparecencia de las empresas más relevantes del sector por el miedo a contagios ante tanto posible infectado desde China con o sin síntomas. Todavía los casos domésticos europeos se contaban con cuentagotas.
Otra posibilidad era que el evento fuese cancelado por orden de alguna autoridad, como así ha sido. Ante esa eventualidad los organizadores podrían haber cancelado antes el evento, pero así se corría el riesgo de tener que indemnizar a mucha gente, especialmente expositores profesionales.
Antes del mediodía el Consejo Federal de Suiza anunció la prohibición de cualquier evento público o privado con una asistencia de más de 1.000 personas hasta el 15 de marzo. Los organizadores mandaron una nota de prensa diciendo que podría afectar al salón, y al cabo de otra hora se anunció con otra nota de prensa su cancelación. A las 12:30 fue la rueda de prensa explicando los motivos en directo.
Las palabras de dicho comunicado son muy interesantes en una segunda lectura: "Lamentamos esta situación, pero la salud de todos los asistentes es la prioridad número 1 de nosotros [la organización] y los expositores. Es un caso de fuerza mayor y una tremenda pérdida para los fabricantes que han invertido grandes sumas para asistir a Ginebra."
El montaje se encontraba a medias o del todo, según el tamaño del expositor. Se descartó tanto aplazar el salón a otro mes como poner en marcha la feria sin público.
Dos palabras son el quid de la cuestión: "fuerza mayor". La legislación suiza exonera en principio a los organizadores de no celebrar el evento, tal y como establece el artículo 119 del Código de Obligaciones del Código Civil de Suiza (enlace en inglés, no oficial): "Una obligación es exonerada cuando su realización es imposible por circunstancias ajenas al obligado".
Es decir, a efectos prácticos es como si el Salón de Ginebra tuviese que ser cancelado porque llega un meteorito, hay un terremoto, se produce un tumulto popular o un ataque terrorista. No es responsabilidad de la organización, luego no hay obligación de indemnizar a todos los que estaban ligados por contrato, salvo cláusulas que especificasen otra cosa. Muchos fabricantes no tenían un plan B. Las posibles demandas económicas no tienen mucho recorrido.
Probablemente, la organización no quería un tira y afloja con aseguradoras como pasó con el MWC, y esperó a que les obligasen a cancelarlo desde arriba
Después de eso nos vamos a la aparente contradicción de los organizadores, que el viernes 28 declararon estar preocupados por la salud de los asistentes, pero el jueves 27 no, al menos no tanto como para cancelar el evento y correr el riesgo de tener que devolver dinero a todo el personal. Estaban programadas 90 novedades y 900 coches expuestos. En muy pocos casos se anunciaron ausencias, y hablando de personas, no de expositores.
En otros salones del automóvil los fabricantes dudan del retorno que se puede conseguir a cambio de los gastos. En esta ocasión el retorno puede considerarse cero, aunque en términos de notoriedad los trastos se pueden ir salvando mediante presentaciones online, que para nuestra profesión casi da lo mismo. Y para vosotros, lectores, también, salvo por las impresiones en directo o las preguntas a los presentadores que realizan los miembros de este medio.
La incidencia para varios fabricantes es mínima, porque ya habían anunciado que no iban a ir. Por orden alfabético: Citroën, Ford, Jaguar, Lamborghini, Land Rover, Maserati, MINI, Mitsubishi, Nissan, Opel, Peugeot, Subaru, Tesla y Volvo. El problema es para todos los demás, que a buen seguro se replantearán si ir el año que viene, aunque ya el coronavirus sea un problema olvidado.
Solo en el cantón de Ginebra los daños serán de al menos 250 millones de euros
Casi todos los presupuestos asignados al Salón de Ginebra se han perdido: costes de montaje y desmontaje, logística, catering, personal asistente y azafatos, subcontratos, canon por utilización del Palexpo... Se iban a gastar igual, sí, pero la transformación en relevancia no va a ser ni mucho menos la misma. Hasta la entrega de premios del Coche del Año en Europa -que se ha llevado el Peugeot 208- se ha tenido que hacer fuera del propio salón.
Para los que ya tenían su entrada, más de lo mismo, aunque se les devolverá el dinero. ¿Y qué pasa con las reservas hoteleras, que no son precisamente baratas en la zona de Ginebra en esta época? ¿Y los billetes de avión u otras formas de transporte que ya estaban comprometidas? Sin seguro de cancelación de viaje es dinero perdido, o la oportunidad de hacer turismo por la zona para no tirar los billetes.
No es baladí considerar las consecuencias en el público asistente, sobre todo sabiendo que el Salón de Ginebra no vive precisamente del entusiasmo de los habitantes de los cantones suizos por el mundo del automóvil. En 2019 se matricularon en ese país casi 312.000 coches, solo en la Comunidad de Madrid se matricularon más de 463.000 en el mismo periodo y con 2 millones menos de población.
Otros salones europeos de importancia se van a transformar para evitar el desplome continuado de asistentes. El Salón de Frankfurt no será ya el Salón de Frankfurt, se celebrará en otro lugar. En cuanto al Salón de París, que toca este año, los organizadores dicen que van a ofrecer algo completamente distinto (no tenemos muy claro a qué se refieren). Sin público suficiente estos eventos no tienen ningún sentido en plena era de Internet en el bolsillo, literalmente.