Carlos Ghosn, ileso tras la explosión de Beirut, trabaja en un libro dando su versión
El "culebron Ghosn" ni mucho menos se ha terminado, en cuestión de meses conoceremos detalles sobre el presunto complot de Nissan contra él. De momento ni confirma ni desmiente los datos de su fuga de Tokio a finales del año pasado.
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Publicado: 09/08/2020 22:00
Todos fuimos testigos del lamentable accidente en el puerto de Beirut, debido a una explosión, que destruyó parte de la ciudad y dañó cientos de edificios. Entre los edificios dañados se encuentra la residencia de Carlos Ghosn, pero solo presentó daños leves, principalmente en las ventanas, debido a la onda expansiva.
Informaciones iniciales daban la casa de Ghosn por destruida a raíz de un artículo de Estadão de Sao Paulo, una publicación brasileña. En el momento de la explosión el matrimonio Ghosn no se encontraba en su domicilio. Poco después la agencia francesa AFP se puso en contacto con la familia y se matizó esa información. Lo dicho, daños leves.
Carlos Ghosn está preparando un libro que saldrá a finales de año, cuando se cumplan dos años desde que fuese detenido en Japón (noviembre de 2018), y poco después es el aniversario de su espectacular fuga desde Tokio hasta Beirut, consumada el 30 de diciembre de 2019. En dicho libro contará su versión.
El mes pasado Carlos Ghosn fue entrevistado por la cadena Al Arabiya, que podemos entender con los subtítulos en inglés y no tiene ningún desperdicio. En dicha entrevista el ex presidente de Nissan, Renault y Mitsubishi rehusó dar detalles sobre su fuga, ya que podría incriminar a todos aquellos que le ayudaron a salir del país. Los detalles de la fuga se sabrán cuando no impliquen a terceros sus revelaciones.
El ex directivo se quejó de que pasó de ser un envidiado ejecutivo, que salvó a Nissan de la quiebra en 1999, a ser un paria y perder casi todos sus apoyos. En sus propias palabras, solo el 2-3% de sus contactos le fueron leales, y algunos colaboraron para escapar de su arresto domiciliario, tanto dentro de Japón como en el extranjero.
Aquellos que le ayudaron a huir están recibiendo todo el apoyo que puede darles, incluyendo el financiero
Eso sí, dejó caer que se las arregló para burlar el pinchazo de su teléfono convencional en el arresto domiciliario, no poder usar smartphone ni ordenador, y esta siempre vigilado. En el libro que publicará dice que tendrá pruebas y testigos de que miembros del Consejo de Administración de Nissan formaron un complot contra él para echarle, presuntamente por no querer una fusión entre Renault y Nissan.
Carlos Ghosn no recibió ningún apoyo del gobierno japonés, del francés recibió la misma atención -o inferior- que cualquier otro francés en apuros, y Líbano sí se puso de su lado. Ghosn tiene la triple nacionalidad, brasileño (por nacimiento), libanés (por su familia) y francés (fue nacionalizdo después). Nicolas Sarkozy -ex presidente de Francia- se reunión con Ghosn, no recibió más visitas.
La carrera de Ghosn en Francia empezó con Michelin. En 1996 entró a trabajar en Renault y en 1999 se puso al timón de Nissan. La compañía japonesa debía 20.000 millones de dólares, vendía 2,5 millones de coches al año y perdía dinero. Según Ghosn, ningún banco japonés pensaba ayudarles, y el riesgo de quiebra era evidente.
El ex ejecutivo destacó en la entrevista lo que consiguió en 18 años de gestión. Nissan pasó de deber 20.000 millones de dólares a tener 20.000 millones de beneficio, ganar dinero todos los años salvo 2009, y más que duplicó sus ventas. Renault pasó de perder dinero en todos los mercados salvo el europeo, a obtener los mejores registros desde su fundación por los hermanos Renault.
Se sigue preguntando por qué fue considerado un villano tan rápidamente (la palabra exacta que usó fue («dictador»). Según su versión, Japón le retuvo como rehén, no como preso, que violaron sus derechos y que hasta se le siguió ilegalmente cuando iba por la calle. Es más, recordó que el fiscal general de Japón gana el 99,4% de los casos, más que la URSS en la época de Stalin.
Fue liberado de la prisión provisional (dos veces) tras abonar 8 millones de euros de fianza, y después otros 4 millones
Ghosn también explicó que fue al Líbano porque pensaba retirarse allí (tenía 64 años cuando fue detenido) de todas formas. Sus tres nacionalidades le protegen de la extradición hacia Japón. El país asiático pidió ayuda a la Interpol para llevarle de vuelta. En el Líbano, Ghosn simplemente tiene la prohibición de salir del país. Además, su mujer Carole tiene doble nacionalidad, libanesa y estadounidense, y ella reside en Beirut.
Las autoridades japonesas, según él, no han mandado documentación en su contra en medio año. Defiende que las cuatro acusaciones que pesan sobre él no tienen fundamento. Dos cargos son por no declarar ingresos diferidos en dos periodos (2010-2014 y 2015-2018), y otros dos por abuso de confianza agravado. Ghosn no se veía capaz de defenderse ni de obviamente ganar el caso allí. Por eso se largó.
Ciertamente, será muy difícil que Carlos Ghosn vuelva a dirigir una compañía automovilística. De momento se tiene que quedar en Líbano. La publicación del libro no le librará del proceso penal en Japón, pero podría acabar hundiendo a aquellos que, supuestamente, formaron el contubernio para echarle de la directiva de malas maneras.
Eso sí, Ghosn recordó que los problemas que Renault, Nissan y Mitsubishi han tenido después de su defenestración no tienen que ver con el COVID-19, al menos no más que a otras compañías como Toyota o General Motors. Y sus sucesores han dado pasos hacia atrás para volver a la senda de los beneficios.
Además de los cuatro cargos a los que se enfrenta en Japón por Nissan, Renault le acusa en Francia de gastarse 11 millones de euros en viajes injustificados. Como revancha, Ghosn demandó a la filial de Nissan en Holanda por despido improcedente, pide 15 millones de euros. En EEUU saldó sus cuentas con la Comisión del Mercado de Valores (la SEC) tras pagar una multa económica.
Fuente: Al Arabiya