Carlos Tavares, CEO de Stellantis, considera que Euro 7 ayuda a los fabricantes chinos
Antes de que los nuevos vehículos con motor de combustión interna sean proscritos de Europa, tendrán que cumplir la normativa de emisiones Euro 7. Esto obligará a los fabricantes a costosas inversiones para un beneficio muy limitado, así lo consideran algunos consejeros delegados, como Carlos Tavares
7 min. lectura
Publicado: 26/10/2022 22:00
En la Unión Europea están vigentes una de las normativas antipolución más exigentes del mundo, Euro 6d. No solo restringen mucho los niveles de emisiones que pueden tener los automóviles, también se endurecieron los procedimientos de prueba a raíz del escándalo Dieselgate. Los coches a la venta son los menos contaminantes que se han vendido en Europa.
Sin embargo, sigue adelante el proceso para implantar Euro 7, aún más exigente, que retirará aún más vehículos del mercado por no poder cumplirla. Y aquí cabe una pregunta: ¿qué sentido tiene que los fabricantes dediquen recursos e i+D para una tecnología con fecha de caducidad?
Los fabricantes chinos de coches eléctricos no tendrán que emplear recursos en superar la Euro 7
Eso mismo se preguntó Carlos Tavares, el consejero delegado de Stellantis, durante una conferencia organizada por Automobilwoche en Berlín. «¿Por qué estamos usando nuestros recursos para una tecnología que queremos prohibir? No es de sentido común», dijo el ejecutivo. Hay fecha de caducidad para todos los motores de combustión interna que emitan CO2, cumplan Euro 7 o lo que sea: 2035
Tavares se refiere a que para cumplir con la normativa Euro 7 hay que hacer inversiones muy costosas, miles de millones de euros. De lo contrario, habría que retirar del mercado todos los modelos que no fuesen conformes con Euro 7, que serán prácticamente todos. Ya solo les quedaría vender coches eléctricos, Pasamos al siguiente problema.
Ni Stellantis ni los grandes fabricantes europeos disponen de capacidad para reemplazar sus actuales niveles de ventas con modelos gasolina, diésel, híbridos o a gas (estos son una minoría) solo con coches eléctricos. Para eso necesitarían haber encargado no hoy, sino ayer, unos cuantos gigavatios hora en forma de baterías y otros componentes como motores eléctricos. No podrán, a esos niveles.
Mientras tanto, hay una amenaza creciente de que fabricantes chinos que ya están enfocados exclusivamente en los coches eléctricos empiecen a comer parte de la tostada. De momento es una amenaza de baja intensidad, hasta BYD va a tener una capacidad limitada para enviar coches y solo uno de ellos (Atto 3) será realmente asequible. Pero eso es ahora mismo.
Según Carlos Tavares, faltan unos cinco a seis años para que los coches eléctricos sean asequibles de forma masiva. Habríamos llegado previamente a ese escenario, pero en los últimos meses se ha dado una crisis inflacionaria a nivel mundial que ha detenido la caída constante de precios de las baterías.
La cadena de suministro está totalmente tensa, todo el mundo quiere baterías, y la capacidad para obtener los minerales necesarios, procesarlos, crear las celdas y hacer paquetes es limitada. Por lo tanto, no se trata de algo tan fácil como decir: «a partir de mañana, todo lo que haremos serán coches eléctricos, no se preocupen». No es realista, simplemente.
Durante el Salón de París, Carlos Tavares advirtió de las consecuencias económicas y sociales de liquidar prematuramente el motor de combustión, porque aún permite que ciertos coches sean realmente asequibles, aunque hayan subido los precios, y que antes de llegar a ese punto tiene que haberse vuelto asequible poseer un coche eléctrico.
El punto de vista de Carlos Tavares tiene sentido, quiere ganar tiempo, y que sea más fácil (y menos costoso) cumplir con Euro 7, ya que es inevitable que llegue. También ha sugerido limitar el riesgo de la competencia china con aranceles. Eso, en parte, puede compensar que vengan coches de un país que no cumple ni los mismos estándares medioambientales ni laborales que los europeos.
Dicho menos suave, China es una dictadura con economía capitalista de mercado
«Si hay algo que temer es el declive del mundo occidental. Necesitamos trabajar de manera más eficiente para vencer a los chinos no solo en tecnología, sino también en calidad, precio, servicio... ese es el problema principal que tenemos por delante», dijo Tavares. No es el único que cree que un exceso normativo puede ser perjudicial para nuestras industrias y nuestras economías, facilitando la tarea a la competencia exterior.
La normativa Euro 6 ya supuso un freno efectivo para los fabricantes chinos. Es más, todo lo que a venir son coches eléctricos, muy pocas homologaciones se han hecho con motores de combustión. Con Euro 7 se pone otra barrera más a fabricantes chinos, pero no a los eléctricos, sus emisiones son cero, así que les da igual.