Caso #Dieselgate: la competencia de Volkswagen está "limpia"

Al emerger el escándalo de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) excesivas del Grupo Volkswagen, allá por septiembre, varios países iniciaron investigaciones para ver si alguien más hizo trampas. Reino Unido, Francia y Alemania no han encontrado más culpables

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Publicado: 30/04/2016 17:00

Fotografía: Pawel Loj (Flickr) CC BY

Ha pasado más de medio año desde que Volkswagen admitiese que ha colocado en las carreteras millones de coches que no cumplen las normativas de emisiones en lo relativo a los óxidos de nitrógeno (NOx). La industria entera se puso en el punto de mira mediático, sospechando que podía ser una práctica más extendida.

A día de hoy, sigue sin haberse demostrado que otro grupo automovilístico haya hecho trampas para engañar a las autoridades de homologación. Existen sospechas sobre varios fabricantes, pero a nivel empírico tan solo el Grupo Volkswagen lo ha hecho. En Estados Unidos las investigaciones no han terminado.

Ante la detección de un ciclo de prueba de emisiones, los motores TDI de Volkswagen -principalmente la familia EA189- se esforzaban al máximo para bajar sus emisiones de NOx dentro de los límites legales. En otras condiciones, los motores contaminan más, no por gusto, sino por criterios de índole técnica.

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A partir de 2017 cambian las reglas del juego, se permite una mayor emisión de NOx, pero dentro y fuera de laboratorio. A nivel neto, las emisiones deberían bajar respecto a ahora

¿Hay relación entre el consumo y la contaminación?

En un motor diésel moderno, para contaminar poco, hay que utilizar mapas de inyección más ricos, es decir, meter más gasóleo en los cilindros para quemar mejor la mezcla y lograr mayores temperaturas de combustión. Eso implica un mayor consumo de combustible. También hay que utilizar sofisticados sistemas, como LNT o SCR, para reducir las emisiones de los gases de escape.

El motor diésel, por su propia naturaleza, emite muchos óxidos de nitrógeno porque comprime mucho el aire, y este es muy rico en nitrógeno. Si se emplease oxígeno puro, la combustión sería mucho más limpia, pero ese filtrado sería demasiado caro y poco eficiente. Por otro lado, también pueden verse afectadas las prestaciones a la baja.

Los ingenieros del Grupo Volkswagen prefirieron que los motores tuviesen mejores prestaciones o mayor fiabilidad mecánica, en vez de contaminar menos. Y para poder vender todos esos coches, se tuvo que engañar a las autoridades, detectando ciclos de prueba, para que los motores se "portasen bien" solo en esas condiciones.

Los tres principales países europeos han probado una multitud de modelos de distintos fabricantes, buscando más centralitas preparadas para engañar. Reino Unido analizó 37 modelos de 20 marcas distintas. Francia ha probado 52 modelos de 15 marcas. Alemania ha hecho lo propio y su informe debería salir en muy poco tiempo, ya que se anunció para finales de abril, mes que termina hoy.

Las conclusiones preliminares son las mismas: la competencia de Volkswagen no ha hecho trampas, y no detecta pruebas de homologación. Eso sí, se han detectado niveles de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y óxidos de nitrógeno (NOx) en niveles superiores a los legales, cuando los coches no están dentro de un laboratorio.

La discrepancia entre lo que los coches echan en un sitio y en otro se debe a múltiples factores, que podemos resumir en que dentro de laboratorio, las condiciones son muy estables y fáciles de reproducir. Los ingenieros han podido calibrar los motores para que den el mejor resultado en esas condiciones, que es lo que pide la legislación. Que contaminen más en el exterior nos podrá gustar o no, pero cumplir, han cumplido con las normas.

El reglamento de homologación europeo, del ciclo NEDC, tiene diversas tolerancias que los fabricantes aprovechan en su beneficio para anunciar consumos más bajos (directamente proporcionales al CO2) o emisiones de NOx bajas, incluso algunos hablan de motores ecológicos. Por ejemplo, se permite que los sistemas anticontaminación no funcionen en algunas condiciones, como en un arranque en frío, para proteger el motor y sistemas auxiliares de la corrosión.

La conclusión final es que los motores diésel han resultado ser un gigantesco fraude en materia de emisiones, porque en la vida real están contaminando más de lo esperado, y eso tiene una relación importante con la salud de millones de ciudadanos europeos. Los NOx se relacionan con el aumento del ozono troposférico y multitud de enfermedades respiratorias que degeneran en muertes prematuras. Hablamos de miles de personas al año, muchísimas más que las que mueren en accidentes de tráfico.

Seguramente ya hemos conocido el apogeo de este tipo de mecánicas. El consumidor las adoró por su bajo consumo, su casi paridad con los motores de gasolina en prestaciones, durabilidad, etc. En los últimos años se ha visto que la durabilidad no es la que era, y son muy contaminantes. Los gasolina han vuelto a ganar terreno, y hay alternativas a ambos combustibles.

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