El catalizador de gases de escape: funcionamiento, fallos y mantenimiento
Es uno de los componentes más eficaces pero también más sensibles de un coche. Su duración puede ser casi de la vida útil del coche, siempre y cuando el mantenimiento sea el correcto. Te explicamos su funcionamiento y cuáles son las posibles averías a las que te puedes enfrentar, entre ellas los niveles de AdBlue y de aceite del motor.
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Publicado: 20/03/2020 20:00
Todos los coches, a excepción de los eléctricos, disponen del catalizador. Es obligatorio para poder rebajar las emisiones contaminantes, siendo los filtros de partículas un complemento. Mientras estos últimos se encargan de eliminar las partículas como el hollín y la ceniza, el cometido del catalizador es el de hacer que los gases se descompongan en vapor de agua y el monóxido de carbono en CO2.
Esta pieza se encuentra en el escape, entre el terminal y el silenciador, y en su interior se encuentra una estructura de cerámica con forma de panal de abeja y unas superficies de platino y paladio, que reaccionan químicamente en contacto con los gases. Su duración casi alcanza los 200.000 kilómetros, pero hay que saber cuidarlos porque, aparte de que se ensucian y limpiarlos es el menor de los problemas, un mal mantenimiento de otros componentes te pueden dar un susto.
De hecho, algunas averías se producen por un golpe en los bajos, un roce con el suelo, o con una piedra en la carretera que no podemos esquivar. Pero, ojo, porque el catalizador lleva adherido un componente muy importante y los fallos de uno son comunes en el otro. Se trata de la sonda Lambda.
Un sensor que, en muchos coches, se encuentra instalado en el sistema de escape, pero que cada vez más se está haciendo más cerca del motor, ya que mide el porcentaje de oxígeno en la corriente de escape, en tiempo real afectando al control del motor. Estos son los síntomas de que el catalizador falla:
- Mayor consumo de combustible
- Mayores emisiones contaminantes por el escape
- Reducción de la potencia del motor y del voltaje eléctrico del vehículo
- Sobrecalentamiento del motor
- Mal funcionamiento de los inyectores
- Uso de combustible de baja calidad, con plomo o de bajo octanaje
Estos son los fallos más comunes que ocasionan daños en el catalizador, pero también son los mismos de la sonda. En el caso de esta, su exposición a la humedad y a unas elevadas temperaturas pueden determinar fallo o rotura, y requiere su sustitución. En el caso del catalizador, se procede a sustitución cuando el panal de cerámica se rompe y se aprecian ruidos metálicos en el interior, pero también porque se inunde de aceite.
Sí, un exceso de aceite en el cárter o un bajo nivel del AdBlue en los diésel puede romper el catalizador. Superar el nivel de aceite en el cárter puede inundar el catalizador, por lo que se recomienda no mover el vehículo si esto ocurre y sacar el líquido dejándolo en el nivel, mejor tirando hacia el mínimo. Es más, es que llenar demasiado el cárter puede hacer que se sobrecaliente el aceite y salga por la boca de llenado.
En cambio, con el AdBlue es todo lo contrario. Necesario para el funcionamiento de la reducción de los óxidos de nitrógeno (NOx) en el convertidor SCR, el hecho de que el depósito se encuentre bajo mínimos puede ocasionar daños en los dos catalizadores, uno por esfuerzo y el otro por necesidad de las inyecciones del líquido.
Aún así no es un líquido obligatorio para que el motor funcione. El sistema avisa y llegado un límite, la unidad de gestión y control del motor impide el arranque. Eso sí, a la hora de rellenarlo no se puede hacer de forma preventiva. ¿Un poquito y en el taller el resto? No, hay que llenarlo hasta lo que marca el libro de mantenimiento, unos 4 litros, sin que se desborde, ya que es corrosivo y puede deformar el depósito, y sin llegar tampoco al cuello de llenado dado que puede cristalizarse y obstruir el mismo.