Los primeros prototipos del Corvette de motor central se vuelven a reunir
Los prototipos CERV I y CERV II de Chevrolet, prototipos de desarrollo responsables de que se iniciara el rumor del Corvette de motor central en los años sesenta, se volverán a reunir después de muchos años en un evento que tendrá lugar el próximo mes de octubre.
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Publicado: 27/09/2016 11:00
En el próximo evento Lake Mirror Classic, cuya 17ª edición tendrá lugar el próximo mes de octubre, se reunirán de nuevo los prototipos CERV I y CERV II de Chevrolet, los espectaculares prototipos causantes de los primeros rumores del desarrollo de un Corvette de motor central, allá por los años sesenta. Casualidad o no, estos dos modelos vuelven a ser expuestos en público a la vez por primera vez en años, precisamente en el momento en el que parece, al menos sobre el papel, que Chevrolet está desarrollando al fin un nuevo Corvette con el motor tras el habitáculo.
Estos prototipos nacieron como fruto del proyecto Chevrolet Engineering Research Vehicle, cuyas siglas sirvieron para darle nombre, y lejos de lo que pudiera parecer, no fueron simples concept cars de salón, sino auténticos prototipos de desarrollo, ampliamente probados por Chevrolet y no solo como simples bancos de pruebas de elementos mecánicos.
El proyecto partía en 1959 de la mano del mismo Zora Ankus-Duntov, el padrino del Corvette, con la intención de ser una plataforma de estudio real en cuanto a términos de maniobrabilidad, en un abanico de condiciones reales lo más amplio posible. Adoptando la forma de un monoplaza de motor central por ser la arquitectura que mejor reparto de pesos ofrecía, imitando a los vehículos de competición más avanzados del momento, para obtener una base con la máximas capacidades en cuanto a estabilidad y manejo.
Para ello, en Chevrolet no escatimaron esfuerzos en obtener el mejor y más afinado bastidor posible, con gran énfasis en cuanto al peso final. Para lo cual, emplearon en el CERV I un bastidor tubular de acero al cromo molibdeno y el máximo número de elementos posibles en magnesio o aluminio, revestido todo el conjunto en una carrocería de fibra de vidrio. El resultado final fue de 725 kilos en orden de marcha y de 635 kilos en seco.
Incluso en su mecánica, un bloque V8 de la casa, también se implementaron todos los elementos posibles en materiales ligeros, aunque durante el tiempo que el CERV I fue empleado para pruebas contó con diversos motores V8, tanto atmosféricos como sobrealimentados, aunque actualmente está equipado con un V8 de 377 pulgadas cúbicas (6.18 litros).
Este mismo motor, alimentado por inyección, era el que montaba cuando alcanzó su velocidad máxima, registrada en 1964 en la pista de pruebas de GM en Milford. Ese día se registraron 206 millas por hora, 331.5 km/h, con el mismísimo Zora Ankus-Duntov al volante del monoplaza.
Además de ser una herramienta utilizada por el equipo de desarrollo de Chevrolet, el CERV I llegó a correr en varios circuitos, nunca de manera oficial y solo a modo de exhibición con el propio Duntov al volante o pilotos de la talla de Stirling Moss o Dan Gurney. Increíblemente, llegó a ser empleado incluso en una edición del Pikes Peak HillClimb, que recordemos que hasta hace solo unos años era una pista mayormente de tierra.
Tras la experiencia del CERV I experimental, en Chevrolet quisieron ir un paso más allá en 1963, comenzando el desarrollo del que sería el CERV II, con vistas a crear una pequeña serie de solo seis unidades, de los cuales tres serían destinados a competir. Sin embargo, en aquel entonces General Motors vetaba de nuevo todos los esfuerzos destinados a competición de sus marcas, por lo que este segundo prototipo, al igual que el proyecto Grand Sport del Corvette, no pudieron tener la proyección planificada.
Desarrollado sobre un bastidor monocasco, contaba inicialmente con un V8 de 378 pulgadas cúbicas (6.2 litros) también de inyección que entregaba del orden de 503 CV (500 hp), que curiosamente contaba con un sistema de cuatro ruedas motrices. Al igual que el prototipo CERV I este fue fabricado empleando materiales lo más avanzados y ligeros posibles como el titanio, contando incluso con llantas de magnesio con unos neumáticos experimentales de perfil bajo desarrollados ex profeso por Firestone.
De la misma manera, el CERV II sirvió como banco de pruebas para el equipo de desarrollo de Chevrolet, siendo el verdadero germen de las aspiraciones de Ankus-Duntov de crear un Corvette de motor central. Rumores que ya se habían iniciado con el prototipo anterior.
De hecho, el CERV II fue el banco de pruebas en el que Chevy desarrolló el espectacular bloque V8 427 ZL1 en 1970, motor destinado a competición con una potencia superior a los 500 CV y que más tarde, casi por error, sería incluido en la gama regular Chevrolet, dando lugar a los brutales Camaro ZL1 y Corvette ZL1, este último uno de los ´Vettes más raros de toda su producción.
Precisamente el motor V8 ZL1 de 427 pulgadas cúbicas es el bloque que está montado actualmente en el prototipo, con el que era capaz de bajar de 3 segundos haciendo el 0 a 100 km/h, con una velocidad máxima superior a los 320 KM/h.
Finalmente, tanto el CERV I como el CERV II fueron donados por Chevy al museo Briggs Cunningham en California, que cerró sus puertas en 1986. Tras el cierre, los prototipos fueron separados, y solo se han reencontrado en contadísimas ocasiones, ya que se encuentran en colecciones diferentes. El CERV II era subastado en 2013 por 1.1 millones de dólares, mientras que el CERV I alcanzaba los 1.3 millones el pasado año en Monterey.
El próximo 14 de octubre ambos prototipos volverán a compartir espacio en el evento Lake Mirror Classic, en el que serán a buen seguro unos de los objetivos preferidos por los fotógrafos, ya que no son parte importante de la historia de la marca y el Corvette, sino que son los que iniciaron el mito del Corvette de motor central, que después de más de 55 años, parece que finalmente se convertirá en realidad.