La mitad de la historia de este Corvette 1967 te da para llenar toda una vida
La vida real muchas veces supera a la ficción. Este raro ejemplar del Corvette es buena muestra de ello. Plurivencedor en competición, miembro del crimen organizado e incluso con una sorpresa oculta en su interior, este ejemplar es bien conocido por los aficionados estadounidenses del Corvette.
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Publicado: 28/12/2016 20:00
El título escogido no ha sido casual ni exagerado, con la mitad de la historia de este Corvette tendrías para toda una vida de anécdotas en todas las concentraciones que puedas imaginar o en la barra de cualquier bar. Dotado de las especificaciones más raras y radicales disponibles de la gama, vencedor en competición e incluso vehículo de un integrante del crimen organizado entre otras curiosidades, este Corvette de segunda generación puede jactarse de no ser un mero ejemplar más del deportivo estadounidense.
Incluso hoy día puede presumir de éxito, puesto que tras una restauración profunda, recibía la certificación Bloomington Gold en 2013. Bloomington Gold es una reputada organización creada en 1973 para preservar el legado del Corvette, y su certificación avala solo a los mejores ejemplares del modelo, teniendo que poseer una altísima calificación (95 puntos de 100 en su análisis) para poder recibir la preciada certificación.
Este ejemplar del Corvette Sting Ray 1967 tiene además nombre propio, es conocido por el sobrenombre "Bounty Hunter" (cazarrecompensas).
Su primer propietario fue Vernon Turner, que lo compró única y exclusivamente para participar en competiciones de la National Hot Rod Asociation, el campeonato que regula las competiciones de Drag Races en Estados Unidos. Por ello no adquirió un simple Corvette Sting Ray más, sino que lo solicitó expresamente con las opciones más radicales existentes en el catálogo del modelo, que no eran pocas en aquella época.
Cuenta con la versión mecánica más poderosa disponible en toda la segunda generación del modelo, el V8 L71 427 Big-Block Tri-Power Turbo-Jet. Este bloque, disponible para cualquiera que lo solicitase en el concesionario pero pensado para competición, dispone de 7.0 litros de cilindrada y está alimentado por 3 carburadores de doble cuerpo. Su cifra de potencia en ese momento era la más alta de toda la historia del Corvette, 441 CV (435 hp).
Estaba asociado a una transmisión manual de 4 velocidades Muncie M21 de relación corta y contaba con la opción de suspensión más radical, escapes laterales y frenos de disco en las 4 ruedas. Curiosamente, también fue encargado con radio, elevalunas eléctricos y dirección asistida, por lo que es uno de los Corvettes equipados con el potente motor L71 con mejor dotación que salieron de la factoría.
Aunque solo estuvo con el aproximadamente medio año, fue el propio Turner quien decidió rebautizarlo con el apodo "Bounty Hunter", debido a las docenas de trofeos que logró cosechar con el negro Corvette en esos pocos meses.
Después de Turner, su siguiente propietario fue Harold Klinger, un personaje aparentemente relacionado con el crimen organizado que lo tuvo en su poder hasta que fue asesinado. El Corvette aparecía a menudo en los vídeos de vigilancia del FBI mientras estos investigaban a Klinger y otros miembros de su organización. Tras Klinger, el Corvette pasó por muchas y diferentes manos hasta que reapareció a mediados de los ochenta, comenzando una restauración que duró años.
Tras esa primera restauración el Corvette ganó numerosos premios en distintos eventos, como el NCRS Top Flight, el Bloomington Gold y el Chevy Vettefest Gold Spinner. Fue incluso objeto de un artículo en la revista "Corvette Enthusiast", antes de caer en las manos del coleccionista Gary Runyon, que lo llevó al reputado taller de los hermanos Naber para someterlo a una restauración completa y devolverle el aspecto original de fábrica. Tras esto, en 2013 obtenía de nuevo los galardones NCRS y Bloomington Gold.
Por si esto no pudiera parecer bastante, durante una de sus restauraciones se descubría una sorpresa oculta en su interior. Tras una de las cubiertas de las válvulas aparecía la firma del mismísimo Zora Ankus-Duntov y de varios miembros del equipo de desarrollo del programa Corvette de Chevrolet. Esta tapa se encuentra ahora en una vitrina para ser conservada y se entrega con el propio vehículo.
Por lo que no es de extrañar las estimaciones con las que este sale a subasta el próximo mes de enero en Kissimmee, que le apuntan un precio entre los 350.000 y 450.000 dólares. Para hacernos una idea de su valor, en la misma subasta encontramos un Corvette Sting Ray Convertible de 167 equipado con el mismo motor V8 L71 427 de 441 CV y transmisión manual de 4 relaciones, a pesar de contar también con la rara combinación de color negro con el motivo rojo (denominado Stinger) en el capó, este solo dispone de unas estimaciones que lo sitúan entre los 130.000 y los 150.000 dólares.
En total podemos encontrar hasta 29 unidades del Corvette C2 1967 en esa misma subasta, muchos de ellos con diversas variantes del V8 427 Big-Block pero ninguno se acerca a las cifras de “Bounty Hunter”. De hecho, con esta combinación de color se cree que tan solo se fabricaron 4 ejemplares coupés con el motor L71, de los cuales casualmente encontramos otro en la misma subasta. Este también cuenta con las mismas y raras opciones mecánicas, pero su valor estimado más alto no alcanza la cifra mínima anunciada por la casa de subasta para el ejemplar de las imágenes.
Fotos: Mecum Auctions