La eterna y confusa diferencia entre los distintos Clásicos y los Históricos
En el vasto mundo de los clásicos existe una amplia terminología para poder definir entre distintos tipos de vehículos de cierta edad, aunque el uso habitual de estos términos suele generar confusión, ya que vocablos como histórico, clásico o de colección no siempre son sinónimos. Atendiendo a su edad y a su estatus legal, podemos diferenciarlos en grupos muy bien definidos, lo cual no es lo habitual, ni siquiera en los medios de comunicación.
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Publicado: 23/09/2016 12:00
La historia del automóvil cumplió un siglo hace ya bastantes años. En todo ese tiempo ha habido cabida para infinidad de marcas, proyectos, personajes, sucesos y anécdotas, y si tenemos en cuenta que a nivel comercial, lo que se encuentra vigente en el mercado actual solo ocupa aproximadamente un cinco por ciento de esos más de cien años de historia, el resto, es un inmenso espacio temporal. Espacio al que generalmente denominamos como el mundo de los clásicos.
Toda esa historia está mejor o peor documentada, según sea el caso, pero lo cierto es que si bien la crónica de esos más de 100 años es bien conocida y se encuentra, por norma general correctamente clasificada, lo cierto es que hay aspectos muy simples y básicos que universalmente no están bien definidos. Como es la propia diferencia entre los términos clásico o histórico cuando nos referimos a un vehículo de cierta edad o historia.
En no pocas ocasiones nos hemos encontrado con la confusión generalizada que existe sobre estos términos, empleados generalmente como sinónimos cuando realmente no lo son, de lo cual, los medios de comunicación somos en gran medida responsables.
A simple vista puede parecer que nos refiramos a lo mismo, vehículos de cierta edad, con más o menos historia, pero en algún sentido relevantes.
Lo cierto es que no existe ninguna clasificación oficial que nos permita distinguir entre vehículos o entre los mismos términos, de ahí el origen de la confusión, ya que es tremendamente complejo no emplear dichos vocablos como sinónimos.
Existe una amplia terminología que podemos emplear para señalar un vehículo, o conjunto de los mismos, por su edad como principal característica. Ya sea antiguo, de época, de colección, clásico o histórico. Y salvo este último, que se emplea a efectos legales para designar a este tipo de vehículos, el resto de vocablos son empleados anárquicamente.
El término ‘vehículo histórico’ es el designado en muchas naciones para definir una situación legal para aquellos vehículos de cierta edad o reseñables. En nuestro país, tal y como se describe en el Real Decreto 1247/1995 del 14 de julio, para poder señalar un vehículo como histórico debe cumplir al menos una de estas características:
- Tener más de 25 años desde su fecha de fabricación, en caso de no conocerse desde la última fecha de matriculación o la de fabricación del modelo. Siempre que sus componentes hayan sido fabricados en el mismo periodo de fabricación del modelo.
- Vehículos incluidos en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español o aquellos que hayan sido declarados de interés cultural. Y los que posean algún tipo de interés especial, ya sea por su historial de propiedad o por ser partícipe de algún acontecimiento histórico.
- Que sea un vehículo de colección, o sea, aquel que por su interés, relevancia o por poseer alguna rareza o peculiaridad deba ser catalogado de vehículo histórico, incluso no disponiendo de una edad superior a 25 años.
Todo aquel vehículo que cumpla alguna de estas características puede ser objeto de ser catalogado como ‘vehículo histórico’ a efectos legales, lo cual el propietario puede solicitar ante las autoridades competentes. Una vez obtenida la clasificación de histórico, el vehículo puede disfrutar de beneficios tales como matrícula específica o estar exento de pagar el Impuesto de Circulación en el caso de que no haya cumplido ya los 25 años (en la mayoría de ayuntamientos) o ampliar los periodos entre inspecciones de la ITV, de uno a cinco años.
Es conveniente señalar que esto es referido a ejemplares individuales, es decir, aquellas unidades cuyos propietarios hayan escogido recalificar su vehículo como histórico, lo cual no afecta al resto de la producción de ese modelo.
El resto, refiriéndonos tanto a ejemplares individuales como al modelo en si, contando su producción completa, no pueden tener la consideración de vehículos históricos. Por lo que a estos modelos que tienen ya cierta edad, generalmente más de 20 o 25 años según el país en el que nos encontremos, se les debe denominar simplemente clásicos. Aunque como decíamos inicialmente, es esta situación la que generalmente induce a error, puesto que clásico, de época o de colección, son empleadas generalmente como sinónimos, pero realmente no deben ser empleados para definir la situación legal de vehículo histórico.
Los vehículos históricos son aquellos clásicos que han sido recalificados según la legislación vigente, por lo que evidentemente todos los históricos son clásicos, pero no todos los clásicos son necesariamente vehículos históricos.
Tampoco esto significa que los clásicos no tengan ningún tipo de tratamiento especial y que deban ser considerados por la ley como el resto de vehículos modernos. Todos los vehículos de más de 25 años pueden disfrutar de la bonificación del Impuesto de Circulación, generalmente, la mayoría de ayuntamientos la practican una vez llegada esa fecha, y en algunos casos, este tipo de vehículos pueden disfrutar de precios de seguro considerablemente más económicos.
Para ello no podemos contar simplemente con la edad del vehículo, ya que para poder asegurar como clásico o histórico un vehículo también se deben respetar ciertas pautas. Como podemos ver en la web de Segur Classic el vehículo debe tener un uso inferior a 5.000 km al año y propietario y conductor deben tener cierta edad mínima, así como de la antigüedad del carnet de conducir. Dado el caso, el vehículo se puede beneficiar de pólizas de seguro cuyo precio suele ser de solo una pequeña fracción del de una póliza convencional.
El resto de términos, como las expresiones “de época” o “de colección”, son a menudo empleados correctamente como sinónimos de clásico, sin embargo, generalmente se suelen emplear para señalar un tipo o grupo de clásicos en particular.
Generalmente se define como modelos de época a aquellos que pertenecen a las primeras décadas de la historia del automóvil, normalmente aquellos modelos que por su morfología difieren de los automóviles actuales, los primeros modelos que eran fabricados con la estructura “body-in-frame”, es decir, cuando carrocería y bastidor eran elementos distintos. Esta técnica fue empleada aproximadamente hasta mediados del Siglo XX, aquellos modelos que ya disponían de bastidores tubulares o monocasco, pero sobre todo, aquellos cuyas dimensiones y proporciones encajan más con los canones actuales son denominados simplemente como clásicos.
En el caso del vehículo de colección es más complejo de definir, puesto que para la mayoría de la personas clásico es sinónimo de vehículo de colección. Y si bien es cierto que hay tantos tipos de coleccionistas como vehículos distintos pueda haber en el mercado, lo cierto es que la expresión modelo de colección se refiere solo a aquellos modelos que bien por su naturaleza o particularidad sean objeto de ser preservados, ya sea en museo o colección privada. En este caso hablamos de modelos que hayan sido destacables por algún motivo, deseables deportivos, vehículos de competición o de producción limitada o escasa.
Cualquiera, en algún momento determinado podría querer conservar cualquier modelo, de cualquier tipología o naturaleza. Sin embargo, tener, querer o preservar un clásico no lo convierte en vehículo de colección por defecto, este debe disponer de alguna característica que lo haga destacable y sobre todo, deseable para los coleccionistas.
En suma, estas acepciones usadas para definir distintos tipos de clásicos han sido acuñadas por el propio paso del tiempo, sin estar sustentadas realmente en ningún tipo de definición o clasificación oficiales. Por lo que solo su uso popular será el que realmente fije o regule su uso en la práctica.