Si tienes un coche bifuel (GLP o GNC), recuerda cambiar los filtros de gas porque muchos mecánicos no saben que existen
Los vehículos a gas deben recibir un mantenimiento muy similar al de los convencionales. Sin embargo, existen pequeñas diferencias que conviene tener en cuenta. Y no todas son conocidas por los mecánicos no especializados.
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Publicado: 20/02/2024 20:00
Como sabrás si tienes uno de estas características, los vehículos bifuel son aquellos que pueden funcionar con dos tipos de combustible: uno líquido y otro gaseoso. Las dos combinaciones más habituales son gasolina y gas licuado de petróleo (GLP) o gas natural comprimido (GNC).
Este tipo de vehículo se ha popularizado mucho en los últimos seis años, especialmente en lo que respecta a los que utilizan GLP como combustible alternativo.
La principal causa, además de que es un modo muy sencillo de acceder a la etiqueta ECO de la DGT, es que este combustible gaseoso es bastante más barato (unos 0,90 euros por litro), aunque al tener una menor densidad energética resta entre un 5 y un 10 % de potencia (aumentando también el consumo).
Los coches a GLP deben incorporar un filtro para la fase gaseosa (baja presión) y otro para la fase líquida (alta presión)
A pesar de esto último, el usuario de GLP puede ahorrar entre un 15 % y un 30 % con respecto a la gasolina, dependiendo del vehículo utilizado. Esto, teniendo en cuenta los altos precios de la gasolina y el diésel, es algo a tener en cuenta muy seriamente.
En el caso del GNC la cosa cambia, ya que a raíz de la crisis energética su precio se disparó por encima de los 2 euros/litro, afectando considerablemente a las ventas y disponibilidad en el mercado de este tipo de coche. Afortunadamente, el precio ha vuelto a bajar y en el momento de escribir este artículo ronda el euro por litro.
El mantenimiento de un coche GLP
El gas licuado de petróleo está formado por un 70 % de gas butano y un 30 % de gas propano como regla general, aunque puede encontrarse en una proporción de 65/35 o 60/40.
El mantenimiento de este tipo de vehículos es bastante similar al de uno convencional, ya que cuenta con filtros de aceite, combustible líquido, aire y habitáculo. Sin embargo, hay ciertas diferencias, unas buenas y otras malas.
En el apartado positivo, un coche GLP que funciona habitualmente con gas sufre un deterioro mucho menor del aceite del motor. Esto se debe a que el gas tiene una cantidad muy inferior de impurezas que la gasolina. Y, por tanto, lo mismo es aplicable al filtro de combustible líquido.
De hecho, basta con hacer una sencilla prueba para comprobarlo. En un coche a gas, si compruebas el color del aceite del motor con la varilla del nivel de aceite tras, por ejemplo, 30.000 kilómetros, verás que este es dorado como si fuera recién cambiado.
Pero no todo son ventajas, pues los coches GLP llevan dos filtros adicionales que no llevan los vehículos de gasolina. Se trata de los filtros de gas de fase líquida y gaseosa que, además, muchos mecánicos no especializados desconocen y, por tanto, no cambian cuando hacen una revisión.
De hecho, puedo hablarte de ello por experiencia propia, pues soy propietario de un vehículo bifuel a GLP, que cumplió recientemente cinco años de antigüedad.
Suelo llevarlo a un taller mecánico de confianza que tengo cerca de casa, pues me pilla más cerca y es más económico que el oficial. Sin embargo, la última vez tuve que desestimar esta opción, pues al pedir cita para la revisión, el mecánico me aseguraba que este tipo de coches no tenían filtro de gas, pues no era necesario.
Los filtros de gas de un coche GLP
La realidad es que los coches a gas, tanto GLP como GNC, sí incorporan un filtro de gas que impide que las impurezas que pueda transportar el mismo lleguen a los inyectores.
En el caso concreto de un coche a GLP, el sistema incorpora dos tipos de filtro, uno para la fase gaseosa (baja presión) y otro para la fase líquida (alta presión).
Ambos son imprescindibles para mantener el motor en buenas condiciones, ya que retienen sustancias sólidas presentes, como grasas, aceites, lacas, etc, que de lo contrario llegarían a los inyectores, provocando pérdida de potencia y mayor consumo.
Dacia, el fabricante que más apuesta por la tecnología bifuel GLP, recomienda la sustitución del filtro GLP de fase gaseosa cada 40.000 kilómetros. En cambio, para el filtro de fase líquida el periodo recomendado es de 80.000 kilómetros.
En el caso de SEAT, marca que comercializó varios modelos con mecánica GNC hasta mediados de 2023, se recomienda realizar el cambio de filtro cada 30.000 kilómetros.