Mi coche va frío, no coge temperatura o lo hace muy rápido: ¿Qué le ocurre?
Por norma general, la temperatura óptima de funcionamiento del motor de un coche oscila entre los 80º y 90º, mostrándose justamente en el centro de la escala. Uno de los grandes problemas es cuando conducimos en frío y la temperatura no se marca en el centro del indicador. Te contamos qué falla.
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Publicado: 01/11/2020 20:00
Se recomienda dejar pasar unos minutos al arrancar en frío para que el motor adquiera la temperatura óptima de funcionamiento, antes de exigirle a la mecánica cierto nivel de esfuerzo. Aunque llegar a la temperatura óptima, de entre 80 y 110º, puede llevar un mayor tiempo de lo esperado, se recomienda iniciar la marcha al alcanzar unos 60º para no dañar la mecánica.
Es decir, cuando la aguja en reloj de temperatura de un cuadro de instrumentos analógico se encuentra en el primer cuarto, un par de rayas en uno digital. Poco a poco, con una velocidad de circulación más lenta y sin exigencias, se irá situando en mitad del indicador. El gran problema de ir en frío, como se suele decir, es que pasados unos minutos, el marcador no se sitúe en ese punto medio, lo que indica un fallo. Si unos 15 minutos después de arrancar, la temperatura no llega a este punto, existe un problema.
Este es el indicio más notable de una avería importante, por lo que se trata de un fallo en el termostato del radiador. Se dice que el termostato se queda abierto, cuando debería de estar cerrado, lo que supone un importante problema porque, directamente se conecta el circuito de refrigerante general, incluso llevando a un permanente encendido del ventilador.
Este es uno de los casos más habituales de fallo en el sistema, muy importante de solucionar porque, de haber un sobrecalentamiento del motor, no se detectará. El caso inverso también se da, y es que detecte un falso exceso de calentamiento del motor, la aguja mida muy por encima del punto medio, o que la temperatura se alcance más rápido de lo habitual, apenas en unos 5 minutos tras un arranque en frío de largas horas en parada. En este caso, el problema es mucho mayor, porque la temperatura del refrigerante puede elevarse rápidamente y necesitas aliviar la presión del vapor.
En este caso es necesario parar el vehículo con el capó abierto para bajar rápidamente la temperatura o tratar de realizar el desplazamiento de noche, cuando la temperatura ambiental es más baja, lo que contribuye a no calentar en exceso el motor, vigilando el marcador y parando las veces necesarias. En el mejor de los casos, la consecuencia pasa por la rotura de un manguito, en el peor una rotura de la junta de culata del motor o de algunos de los componentes.