El juego de las marcas chinas para vender sus coches eléctricos en Estados Unidos, que busca la forma de mantenerlos a raya y bien lejos

China se ha propuesto asaltar el mercado automovilístico mundial. Europa es solo el principio. Las marcas chinas ya han empezado a brillar en nuestro continente y, aunque todavía no han desplegado todos sus tentáculos, sí han conseguido cumplir con la primera fase de su objetivo que es la de implementar los coches eléctricos. La segunda pasa por el lanzarse al mundo de los híbridos enchufables, al menos, hasta que la tercera fase sea una realidad dentro de dos años: fabricar en Europa.

Estados Unidos en es el siguiente gran mercado a conquistar, aunque esta gran potencia no se lo va a poner nada fácil. Ya están vetando la comercialización de todos los eléctricos con materiales cuya procedencia venga del gigante asiático o de otros tres países sometidos a veto internacional. BYD ha encontrado por dónde penetrar en el mercado americano, a través de México. Los de Build Your Dreams buscan sitio para instalarse en este país, donde ya comercializan el Dolphin Mini -en China, conocido como Seagull- por menos de la mitad de lo que cuesta el Tesla Model 3. poco menos de 22.300 euros.

La protección de datos es clave en el veto de USA a los coches chinos

Cuestión de tiempo pasar de este país al Nuevo Continente, por lo que las autoridades ya se preparan para ello. China considera que «sus coches chinos son populares a nivel mundial no por una práctica desleal, sino por ser tecnológicamente avanzados», instando al Gobierno norteamericano a «respetar las leyes de la economía de mercado y detener su represión discriminatoria de las empresas chinas y defender un entorno empresarial abierto, justo y no discriminatorio».

Sin embargo, hay un factor clave por el que Estados Unidos no quiere la presencia de coches chinos en el país: el espionaje. Es más que sabido que el gobierno chino busca la forma de conocer detalles de otros países, y de lo que el gobierno americano no se fía. Cui Dongshu, secretario general de la Asociación de Automóviles de Pasajeros de China, ha respondido apuntando que «Entre todos los vehículos equipados con sensores inteligentes, es injusto apuntar a los automóviles de un país específico e imponerles restricciones exclusivamente».

China quiere conseguir de Estados Unidos lo que ellos prohíben

Huawei es un buen ejemplo de las restricciones aplicadas por Estados Unidos. El gigante chino ha sido excluido como un operador de telecomunicaciones autorizado en Estados Unidos alegando preocupaciones sobre el uso de los datos. Una información que también recogen los avanzados sistemas de conectividad a bordo de todos los coches, incluidos los chinos. De hecho, China, ha reforzado su supervisión de la gestión de datos dentro del país y la mayoría de las industrias deben solicitar permiso antes de que éstos puedan transferirse al extranjero. Este es el gran problema por el que los coches chinos tienen muy difícil invadir Estados Unidos, si es que Europa no mueve ficha también en la misma dirección.