Llorar es gratis, pero las marcas europeas son responsables de la gran invasión de coches chinos, eléctricos incluidos, en el continente
Hace más de dos décadas que los coches chinos irrumpieron en Europa. Entonces, su nivel de calidad estaba muy por debajo, no solo de las expectativas, sino del listón de la competencia europea. Incluso, por debajo de los primeros modelos de Dacia, y hoy las cosas son muy diferentes. La tecnología les ha hecho líderes, y la esperada invasión de los coches eléctricos es responsabilidad de las marcas europeas.
No tenían bastante con vender en Europa, Japón o Estados Unidos que decidieron también expandirse a China, pero lo que no sabían -o no quisieron verlo- es que esa estrategia de expansión y ofrecer sus coches nuevos en el gigante asiático se le iba a volver en contra a largo plazo. Los coches chinos empezaron a llegar al Viejo Continente hace más de dos décadas, pero no con el mismo nivel de calidad y de fabricación que los arraigados en su principal mercado.
A mediados del nuevo siglo, el Jiangling Landwind y el Brilliance BS6 se estrenaron en el mercado en Bélgica. El objetivo era hacerlo también en Alemania, pero los de ADAC que no estaban muy convencidos de su seguridad, sometieron a ambos a unas pruebas de choque con la misma categoría que las de EuroNCAP. El resultado fue verdaderamente estremecedor, por lo que Alemania prohibió su venta y avisó a las autoridades belgas que también lo hizo.
Las marcas europeas se lo han enseñado todo a las chinas
La inmensa mayoría de fabricantes europeos, Premium y generalistas, optaron por introducirse en el mercado chino a través de alianzas con los fabricantes locales. La única condición del Gobierno, que se volcó ofreciendo terrenos a precio de saldo para instalar fábricas, y adaptando los modelos europeos al gusto de los clientes chinos: más espacio en las plazas traseras, sin olores a nuevo en los interiores y, por supuesto, sin denominaciones comerciales que hiriese la sensibilidad de los chinos, muy supersticiosos.
Por ejemplo, el número 4 tiene un significado relacionado con la muerte, por lo que los europeos no tuvieron problema en sacrificarse para captar a esta clientela más exigente. Unos antecedentes que ahora se han trasladado a la gran oportunidad de China en el terreno de los coches eléctricos.
China, el alumno aventajado que ahora le da lecciones a Europa
Las alianzas empezaron a sucederse una tras otra, incluso llegando a fabricar algunos modelos europeos directamente en China, instaurando sus altos niveles de calidad. Las puertas de un Audi A4 tienen un sonido que transmite infranqueabilidad en una unidad fabricada en Alemania, y debía de ser igual en uno fabricado en China. Todo quedó grabado en los fabricantes chinos que hoy son auténticos gigantes, y aplicado en los modelos que venden a nivel local.
China ha demostrado ser un alumno perfecto, y aventajado para, ahora con los coches eléctricos, invadir el continente europeo. Sin esa «inestimable» ayuda, habría sido imposible plantar seria cara a las marcas europeas. Los fabricantes europeos piden amparo a la Unión Europea y China responde, ya que los precios de los chinos son más baratos al ser líderes en tecnologías, materiales y componentes, manejan verdaderamente el mercado a su antojo obligando a buscar nuevos proveedores. Llorar es gratis pero cada marca sabe que ha dado pie a una situación que no ha hecho más que empezar, y no a lo grande.