Primer proyecto de ley para tratar de combatir los "coches zombie"
Aparece el primer proyecto de ley para tratar de mitigar el efecto de los "coches zombie" en Massachussetts. Este efecto, aún teórico, se producirá cuando la tecnología de conducción autónoma se extienda y los usuarios traten de enviar sus vehículos, solos y sin rumbo real, para evitar el tiempo y el costo del aparcamiento, aumentando la congestión del tráfico.
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Publicado: 08/02/2017 20:00
Hace solo unos días hacíamos un ejercicio deductivo al tratar de preguntarnos como sería el proceso de venta y el propio uso que harían del automóvil las generaciones que nos precederán, como nuestros nietos. Para ello tratábamos de deducir como evolucionarán las más actuales tendencias, como el car-sharing o las compras online, así como la propia tecnología.
Casualmente, un senador del estado de Massachusetts se hacía una pregunta parecida, aunque no tan lejos en el tiempo, y presentaba un proyecto de ley para tratar de mitigar el efecto de los “coches zombie” o “zombie cars”.
Este efecto, en teoría, se producirá cuando se extienda el uso del automóvil de conducción completamente autónoma, y estará provocado por aquellos conductores que deseando ahorrarse el costo y el tiempo necesarios para el aparcamiento en las ciudades, programaran sus vehículos para que estén dando vueltas indefinidamente, evitando tener que buscar o pagar, la correspondiente plaza de parking.
Este efecto podría darse de varias maneras. Desde aquellos usuarios que una vez llegados a su destino saben que van a pasar un corto espacio de tiempo en ese lugar y prescinden de aparcar, obligando al vehículo a “dar vueltas a la manzana” hasta que terminen su gestión o incluso aquellos que sabiendo que van a pasar en su destino un gran espacio de tiempo programen su vehículo para que se vaya a otro lugar - a un punto de recarga por ejemplo o a buscar otros pasajeros -y que vuelva a una determinada hora.
El cálculo es sencillo, si una gran parte de los vehículos no llega realmente a estar detenido o aparcado sino circulando en todo momento, la densidad del tráfico se multiplicará considerablemente, con los evidentes problemas que puede acarrear a las grandes ciudades.
A estos vehículos “en tránsito” es a los que se denomina ya zombie cars, y a los que el senador Jason Lewis de Massachusetts ya está tratando de combatir. Su propuesta es simple, todos aquellos vehículos de conducción autónoma deben pagar 2.5 centavos por milla. Es decir, si vives a 10 millas del trabajo el viaje te costará 50 centavos de dólar solo el ir y volver, más otros 50 centavos diarios si además no lo aparcas y se te ocurre enviarlo de vuelta a casa, a recoger a tu mujer y llevarla a su trabajo o los niños al colegio, por ejemplo.
De esta manera, se trata de incentivar a esos futuros conductores (pues no olvidemos que el efecto no solo es teórico sino que se supone futuro) a que no empleen las capacidades autónomas del vehículo más de lo necesario.
Independientemente de que sea aprobado o no este proyecto de ley, es a buen seguro el primer síntoma de los nuevos impuestos que vendrán para poder paliar la pérdida de ingresos de los estados por los impuestos sobre hidrocarburos actuales.
Uno de los puntos más interesantes de esta ley es que esta exige que todos los vehículos autónomos deben ser full-electric, para evitar tener en la carretera vehículos contaminantes realizando viajes innecesarios y por tanto emitiendo más gases de los requeridos.
El propio senador sugiere que esa tasa por milla sea de diferente valor en función de la ocupación del vehículo, es decir, aplicar un precio menor en el caso de que el vehículo disponga de ocupantes. Además de contemplar variables como la propia congestión del tráfico de una zona concreta o si existe o no la posibilidad de estacionar el vehículo realmente en ese momento, lo que es algo más complejo de llevar a cabo.
Para algunos, este proyecto de ley llega demasiado temprano pues la tecnología realmente solo se encuentra en desarrollo y estamos a varios años de poder asegurar cuáles serán las verdaderas consecuencias de la implantación de esta nueva generación de vehículos en las calles.
Además de que estamos dando por hecho que la tecnología será lo suficientemente optimizada como para poder implantarla hasta esos niveles de total autonomía con la debida seguridad, y lo que es más importante, que esta disponga de un precio que realmente provoque que sea un producto de venta masiva.
Evidentemente, una tecnología de este tipo cambiará muchas de las costumbres y estructuras a las que estamos acostumbrados a día de hoy. Como botón de muestra, los propios aparcamientos. En el caso de disponer de una alta densidad de vehículos autónomos es más que probable que aparezcan nuevas oportunidades de negocio, como zonas de estacionamiento y recarga dedicadas por exclusiva a vehículos sin conductor, lo que permitiría un mejor aprovechamiento del espacio, logrando más plazas de aparcamiento en el mismo espacio, pues no sería necesario ni el espacio lateral entre vehículos (nadie entra o sale de ellos) ni tampoco de zonas habilitadas para el tránsito de peatones.
Por último, el proyecto de ley del senador Lewis también reclama un alto nivel de ciberseguridad. De manera que estos vehículos deben ser completamente herméticos ante ciberataques para evitar que un pirata informático pueda rastrear un vehículo y tomar el control de este de manera remota. Con las consecuencias lógicas.
Actualmente esto ya está siendo contemplado por empresas como Google, con el proyecto Waymo, que está desarrollando conjuntamente con FCA.