Los colores en los coches ya no son rentables, por qué son cuatro los que mandan y no tiene vuelta atrás
Todas las marcas ofrecen una amplia paleta de colores con cada modelo de sus gamas. Algunos cuentan con hasta una decena de posibilidades de elección, pero estas se limitan a cuatro, cinco o algunas más si eres un atrevido. La variedad y los coches coloridos son cosa del pasado, aunque también depende de lo que estés dispuesto a pagar.
En ocasiones, se decía que las cualidades que evocan los colores de los coches decían mucho de sus propietarios. Para algunos será un capricho, para otros una elección obligada, pero el caso es que una gran mayoría de marcas ha estado ofreciendo variedad en los colores de sus coches, y han tardado en darse cuenta de que es dinero tirado.
En el pasado, hasta hace unos diez o quince años, colores como el blanco, rojo o negro, los denominados sólidos, sin efecto metalizado o brillante, no tenían un precio extra en las configuraciones, por lo que eran gratis. Hoy, raro es el fabricante donde la pintura exterior no se paga, incluso el blanco o el negro tienen coste. Pero, seguro que te habrás dado cuenta de que los coches son cada vez más monocromos, entendiendo como tal que hay cuatro o cinco colores predominantes en las calles.
Los colores en los coches normales ya no importan tanto
Blanco, negro, gris y plata son entre los que gira la elección de los clientes al comprar coche, por mucho que los expertos en tendencias estudien el mercado y decidan que se llevarán los azules o los verdes. Estos últimos pueden ser más elegantes o deportivos, según la tonalidad, a los que se suman unos secundarios -amarillo- y terciarios -naranja, verde lima, turquesa, violeta- que ahora están más asociados con los clientes más exquisitos y caprichosos.
La elegancia y la fuerza que transmite el negro, la limpieza del blanco que, además es color que más destaca entre el tráfico y uno de los más vendidos, o la seriedad que trasmite un gris son los únicos que sobreviven; incluso, por delante del plata brillante que se ha convertido en uno de los más populares y se disputa el primer puesto con el blanco.
Los colores primarios, como el azul o verde, se siguen encontrando en marcas de prestigio, pero a precios que rondan los 2.000 euros. Un gasto difícil de justificar, porque ya son de esos que contienen «pequeños reflejos o matices [de otros colores] o brillos especiales según la hora o posición de los rayos del sol» que inciden sobre la carrocería.
Un favor a las marcas, gastarán en lo que les reporta beneficio
Aquellos verdes que caracterizaban a los MINI, los beige que vestían las carrocerías de berlinas y familiares de Mercedes, han desaparecido como también el rojo de algunos deportivos. Colores más clásicos que han sido desplazados porque también te habrán dicho, u habrás oído que rebajan el valor de los coches.
El color no es un factor clave a la hora de determinar cuánto vale tu coche. El estado en el que se encuentra, junto con el kilometraje y el tiempo son los que mandan, incluso más el segundo que los otros dos. Pero de lo que no te debe quedar duda alguna es que en pocos años, sólo podrás elegir entre blanco, negro, plata y rojo.
Las marcas generalistas no se gastarán dinero en algo que no les reporta beneficio, incluso ni entre los maniáticos o los exigentes, una oferta que sólo mantendrán las de prestigio que saben que sí tienen clientes dispuestos a pagar miles de euros sólo por una pintura y decenas de miles de euros si tienen que confeccionarlo. El resto se lo gastarán en otros gadgets más tecnológicos.