Cómo arrancar un coche con pinzas, fácil y rápido

Existen varios modos de conseguir poner en marcha el motor de nuestro vehículo cuando se ha quedado sin batería, pero lo más habitual es hacerlo mediante pinzas. En este artículo repasamos cómo hacerlo adecuadamente y sin riesgo, tanto para el conductor como para la mecánica del vehículo.

Cómo arrancar un coche con pinzas, fácil y rápido
Arrancar el coche con pinzas es sencillo, pero hay que tener en cuenta algunas cuestiones. - Pixabay

11 min. lectura

Publicado: 23/01/2020 18:30

¿A quién con cierta experiencia al volante de un vehículo no le ha pasado? Tarde o temprano un descuido con las luces, la radio o simplemente el paso del tiempo hacen que nos quedemos sin batería y debamos encontrar el modo de arrancar el coche.

La duración de una batería es limitada y depende del uso que le demos al vehículo, tanto por intensidad como por mantenimiento o trato. Por tanto, tarde o temprano es probable que el coche no dé un aviso de que el momento de sustituir la batería está llegando o acabaremos por quedarnos tirados.

También nos puede suceder si nos hemos dejado las luces o la radio del coche encendidas accidentalmente, lo que horas después se traduce en la inevitable sensación de frustración al ver como el motor no reacciona. En ese caso, tenemos varias opciones, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en la más común y sencilla: arrancar el coche con pinzas.

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La batería

Es la clave de todo este asunto y un buen mantenimiento y uso de la misma es fundamental para que nos dure lo que debe, que suele ser alrededor de cuatro años. Debido a su gran demanda en el mercado, los precios de las baterías son ahora más contenidos y también podemos encontrar una nutrida oferta de diferentes tipos de baterías que nos ofrecen diversas cualidades:

Baterías de plomo

De celdas húmedas: son las más habituales por su bajo coste, pues desde 40 euros pueden encontrarse en el mercado. Contienen placas de plomo positivas y negativas aisladas entre sí y bañadas libremente en ácido sulfúrico. Además, la batería contiene otra placa negativa adicional que evita que las positivas se estropeen. Su mantenimiento es casi nulo, aunque son sensibles a los climas adversos.

De calcio: son un poco más caras, pero también son muy habituales y cuentan con una disposición y concepto muy similar al de las de celdas húmedas, pero siendo las placas de una aleación de calcio. Debido a ello, se evita la corrosión de las mismas y la autodescarga por pérdida de fluido se reduce hasta en un 80%. Así, ofrecen una duración muy superior, aunque como contrapartida debemos evitar sobrecargarlas o las podríamos inutilizar de manera permanente.

VRLA: estas siglas significan «Valve Regulated Lead Acid» a consecuencia de las válvulas de seguridad presentes en el interior de la batería. Gracias a ellas, no existe posibilidad de pérdida de líquido al presurizarse el gas en estado líquido. Hay dos tipos:

  • AGM: se suelen llamar «secas» porque no se hace necesario el uso del agua o gel, ya que utilizan la fibra de vidrio para separar los electrolitos. Son muy potentes y permiten dimensiones reducidas.
  • Gel: utilizan silicona para dotar de mayor densidad al ácido. Aguantan muy bien descargas de alta intensidad, pero no son recomendables para arrancar motores.

Baterías de ciclo profundo

Este tipo de batería se autodescarga con mayor rapidez, ya que tiene la capacidad de proporcionar energía durante un largo periodo de tiempo. En este caso las placas son más gruesas, lo que permite una mayor capacidad de carga. Son habituales en coches eléctricos o con altas necesidades de este tipo de energía, además de caras (desde 150 euros).

Baterías de iones de Litio (Li-Ion)

Seguro que nos suenan mucho este tipo de baterías porque siguen el mismo concepto que las de nuestros teléfonos móviles, ordenadores portátiles y demás dispositivos electrónicos habituales en nuestro día a día.

Se sirven de la sal de litio e incorporan un circuito que las protege de las sobrecargas, pero cuentan con el inconveniente de que bajan su rendimiento con bajas temperaturas. A cambio, ofrecen una autonomía muy buena con poco peso, pero son extremadamente caras (800 euros en adelante). Por esa razón, son más propias de coches de alta gama o eléctricos.

Todo ello es importante a la hora de conocer el amperaje y tamaño de las baterías que utiliza nuestro coche, sea gasolina o diésel, pues una mala manipulación o elección podría reducir su vida útil o provocar un problema eléctrico.

Procedimiento

Crear un puente entre una batería cargada y otra descargada no es más que una simple conexión en paralelo entre ambas, pero antes de hacerlo debemos asegurarnos de que el voltaje es el mismo (en los coches suele ser de 12V) y que la capacidad de carga de la batería del coche cargada tiene igual o mayor capacidad de carga que la batería descargada.

Paso 1

Como es natural, necesitamos un vehículo con la batería cargada y unas pinzas con la longitud suficiente como para permitirnos colocar los coches cerca, pero sin que sus carrocerías entren en contacto para evitar así cualquier chispa o cortocircuito.

El borne positivo suele estar protegido por una carcasa de plástico roja y está marcado con el signo «+».

Tenemos dos pinzas, unas rojas y otras negras. Las primeras son para los bornes positivos y las segundas para los negativos o «de tierra». Antes de conectarlas, debemos asegurarnos de que ambos coches están apagados con el freno de mano echado y de que, cuando los arranquemos, ningún elemento como ventiladores o motores auxiliares se pondrán en funcionamiento. De ese modo, podremos pasar al segundo paso con seguridad.

Paso 2

Accedemos al lugar en el que se encuentran las baterías, generalmente en el capó motor pero no siempre, pues algunos vehículos las tienen colocadas en el habitáculo, para conectar una de las pinzas de cable rojo al borne con signo «+» de la batería del coche cargado.

A continuación hacemos lo mismo con la pinza del otro extremo en el borne positivo del coche descargado, siempre asegurándonos de que las respectivas piezas metálicas hacen contacto entre sí y que se mantendrán en su posición al soltarlas, evitando con ello cortocircuitos por tocar otras partes metálicas del coche al soltarse o caerse.

Paso 3

Ahora cogemos las pinzas negras para conectarlas a los bornes negativos, marcados con el signo «-». Como anteriormente, conectamos una de las pinzas al coche cargado y, posteriormente, la otra pinza a alguna parte metálica del bastidor, del chasis o del bloque motor del otro coche que esté libre de pintura. De ese modo, evitaremos que se produzca una chispa y una posterior explosión ante una hipotética fuga de gas al crear una conexión a tierra.

Si no encontramos un lugar apropiado, entonces recurriremos al borne negativo de la batería descargada, siempre y cuando este no esté deteriorado.

Paso 4

Una vez comprobado que los cables no tocan ningún elemento que vaya a ponerse en movimiento al arrancar, hacemos lo propio con el coche con la batería cargada, manteniéndolo en funcionamiento durante unos minutos para que la batería del otro vehículo se recargue. De ese modo, evitamos que la batería cargada deba hacer un sobreesfuerzo.

Pasados unos minutos, apagamos el motor del coche cargado para intentar rápidamente arrancar el coche descargado. Si arranca, retiraremos las pinzas en orden inverso al anteriormente descrito asegurándonos de no tocar ninguna parte metálica del coche o entre sí. Finalmente, lo aceleramos un poco y lo mantenemos funcionando unos minutos para cargar la batería, recorriendo si es posible algunos kilómetros.

¿Y si no arranca o vuelve a descargarse?

En el caso de que el coche no arranque, intentaremos hacerlo sin apagar el motor del coche cargado, además de comprobar que las pinzas están bien conectadas. Si aún así no lo conseguimos, entonces será necesario cambiar la batería o buscar un fallo en el circuito eléctrico de arranque o de las bujías, así como en el motor de arranque.

Si tras haber arrancado el vehículo y haber recorrido unos kilómetros la batería vuelve a descargarse de inmediato, entonces el problema está en la batería, que podría estar gastada. Una opción es llenar los vasos de la batería con agua destilada y recorrer unos kilómetros, pero si eso no funciona no quedará otra opción que sustituir la batería por una nueva.

Fotos: Pixabay

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