¿Compras coche nuevo? Ojo al síndrome de la nave espacial
Para quien no está al tanto de todas las novedades y tecnologías que están saliendo, quien cambie un coche de más de 10 años por uno moderno puede verse abrumado por la cantidad de nuevas cosas que hay que aprender a usar.
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Publicado: 22/04/2019 21:30
Durante décadas los fabricantes desvelaban sus novedades el algún salón donde estaba la prensa especializada del automóvil y el público. Ahora, en la época de las redes sociales y la hipercomunicación, algunas novedades se han visto desplazadas a eventos de tecnología, porque los coches ya no son "medios de transporte", sino "medios de transporte conectados".
Nos va a costar mucho esfuerzo encontrar un coche que se venda ahora mismo como nuevo y no tenga ni un triste sistema Bluetooth, si excluimos Lada Niva importados o cosas muy exóticas. La tecnología se ha metido en los coches como un elefante en una cacharrería. Hace 15 años era un lujo tener una radio-CD que decodificase MP3, formato que tenía ya sus 20 añitos de trayectoria.
Ahora el ritmo de adopción de las tecnologías en un coche es mucho más rápido que antes, y cada vez se integran más tecnologías propias de la telefonía móvil, la informática, la inteligencia artificial, sistemas multimedia de alta definición, etc. El ritmo de obsolescencia, en consecuencia, también ha aumentado bastante.
Para una persona que tenga ahora entre 30 y 40 años resulta relativamente sencillo hacerse a todos los cachivaches que tiene un coche nuevo, y eso que la tendencia a la lectura se está perdiendo, y ya de los manuales de instrucciones mejor no hablar.
Sí, me estoy refiriendo a todos aquellos que nacimos en la década de los 80 o un poco antes, aquellos que estrenamos casi todo lo que llevaba el apellido "Digital" y que antes habíamos saboreado en "analógico". Este segmento de población está totalmente acostumbrado a usar tecnología y, salvo colectivos muy concretos, la demanda en su vida diaria.
Contrasta esto con una generación de conductores más veterana, que nunca ha precisado de nada digital en su vehículo, y que sabe qué significan las palabras "carburador", "delco", "platinos", "taqués" o "estárter". Ahora, si compran un coche medianamente equipado, pueden verse totalmente sobrepasados por tanto aparatito.
En este punto caben dos opciones, o no usar los elementos tecnológicos, o que les produzca rechazo. Solo así se puede entender que vehículos con luces automáticas de serie sigan con únicamente las luces de posición cuando llueve, que haya gente usando el teléfono en la mano mientras conduce, o que haya ayudas a la conducción que se desactivan porque no se sepa ni cómo funcionan ni qué hacer con ellas.
Si ya cuesta un esfuerzo a los vendedores de esos coches saber todo lo que llevan, ya no digo nada sobre ciertos clientes. Y si ambos no tienen ni idea, haremos pan con unas h... obleas. El ritmo de adopción tecnológica está superando a la capacidad de las personas para adaptarse a ellas, salvo que sea gente acostumbrada a la tecnología en un sentido muy general.
Puede que mi opinión no sea demasiado objetiva en este sentido, pues estoy acostumbrado a montarme en coches nuevos por sistema y encuentro rápidamente las funciones nuevas y me adapto a las mismas. Es la deformación profesional. Pero me fijo mucho en el resto de la gente. He llegado a ver casos de personas que me han dicho que les gustaría "x" en su coche, y no sabían que llevan 10 años con "x" puesto, pero no sabían ni que estaba.
Veo necesario que los fabricantes, concesionarios y vendedores se esfuercen en explicar a sus clientes qué les están vendiendo. De esta forma, aumentarán el grado de satisfacción, mejorarán la seguridad y mejorarán la relación coche-dueño. Todo eso suena a simbiosis, si no, que alguien me corrija.
No hay que partir del supuesto idílico de que el manual de instrucciones se va a leer
Si no fuese por los avisos que salen en algunas pantallas, sumado a alertas acústicas, veríamos muchas más desgracias. "No baje del vehículo, ponga P en la caja de cambios", "Presión de aceite baja, revise", "Fallo del sistema ABS", "Libere el freno de mano", "No puede asociar el Bluetooth en marcha"... Las personas erramos, nos equivocamos, y podemos pecar de ignorancia. La tecnología puede solucionar eso solo en parte.
La formación tiene que ser un eje fundamental en la venta de un vehículo, aunque sea de segunda mano. Con el tiempo puede que esto ya deje de ser necesario, pues cualquier nacido más allá del 2000 se adapta muy rápido a todo esto, aunque no le fascinen los coches. Pero actualmente sigue habiendo unas carencias muy importantes en el uso de tanta tecnología, y los que nos escandalizamos por ello tenemos que seguir insistiendo.