¿Cuánta conectividad ofrecen los coches actuales?
En la actualidad, los coches ya pueden enviar y recibir información relevante para la conducción o por simples fines lúdicos. Es la era de la conectividad. Los fabricantes no se quieren detener en los teléfonos "manos libres" y conexiones de audio. El fin último de todo esto es el coche conectado.
5 min. lectura
Publicado: 20/11/2014 19:15
En los años 80 empezaron a aparecer teléfonos móviles para coches, por entonces todo un lujo. El paradigma ha cambiado bastante, porque nuestras vidas giran en torno a Internet y a los teléfonos móviles. El automóvil no puede permanecer ajeno a esa tendencia en pleno Siglo XXI.
Prácticamente cualquier modelo del mercado ya ofrece la posibilidad de conectar nuestro teléfono móvil por Bluetooth para poder conversar de forma segura, operar con SMS o acceder a la música que llevamos literalmente encima. Empieza a ser dotación de serie en muchos modelos, tanto generalistas como Premium.
La tecnología Bluetooth permite también la transmisión de sonido sin pérdidas (a diferencia del cable analógico) y compartir la conexión a Internet del teléfono. Esa conexión se puede utilizar para aplicaciones integradas, radio a través de Internet, búsqueda de información, etc.
Por ejemplo, en algunos modelos tenemos conectividad con servicios de Google como Maps o búsqueda. Varias empresas tecnológicas trabajan para integrar más Internet a bordo, y son ni más ni menos que Apple, Microsoft, Google, etc.
La vida digital se extiende al habitáculo
También puede darse el caso contrario, el de tener un punto de conexión WiFi (hotspot) a bordo. Para ello hace falta un router que se conectará a la red de datos móvil (GRPS, 3G o 4G) a través de una tarjeta SIM. La ventaja es evidente, las antenas del coche reciben mejor la señal que los propios móviles.
El propio coche puede poder conectarse con una WiFi doméstica, como es el caso del Sensus Connect de Volvo, para recibir actualizaciones. También se puede usar para ese propósito la conexión compartida por WiFi del teléfono, si este lo soporta.
La conectividad con el teléfono móvil puede mantenerse aunque nos hayamos alejado del vehículo. Por ejemplo, los coches eléctricos y enchufables suelen tener sistemas que permiten conocer el estado de carga de las baterías desde aplicaciones especiales, con las que podremos encender la calefacción, o encender el motor si queremos.
Esto se consigue con una conexión permanente del coche, es decir, mediante redes móviles, al margen del móvil del propietario. Este tipo de conectividad es más delicada, un hacker con los medios adecuados podría potencialmente controlar funciones del coche sin necesidad de las llaves.
La otra cara de la moneda es que, usando el navegador del coche y la conexión de datos, facilitaría mucho las cosas a las autoridades de cara a recuperar un vehículo robado, ya que puede localizarse si no se han inhibido las antenas. Es más, una de las ideas es la de poder detener el vehículo remotamente para que los "cacos" no lleguen muy lejos.
Fundamentalmente, la irrupción de Internet a bordo está más relacionada con el infoentretenimiento. En segundo lugar, tiene más que ver con la función de navegación. Por ejemplo, los mapas pueden actualizarse con rapidez, evitando el uso de discos o tarjetas de memoria que implican ir al taller.
Por ejemplo, cuando el nivel de combustible es bajo, ya no solo podemos recibir una lista de gasolineras cercanas. Con Internet también se puede conocer su horario y el precio del combustible de cara a tener el repostaje más económico posible.
Aunque todos estos sistemas son muy interesantes y útiles, no debemos olvidar que deben usarse con responsabilidad. El conductor debe concentrarse en primer lugar en la carretera, algunas funciones solo deberían poderse controlar estando parado, o por el copiloto. La seguridad, ante todo...