¿Conseguirán esta vez los coches chinos entrar en Europa?
Actualmente, es más fácil encontrarse en la carretera con un coche chino que con un McLaren o un Ferrari. Los intentos previos de introducir producto chino en Europa han sido sonados fracasos. Vemos nuevos intentos y tienen que evitar los errores del pasado.
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Publicado: 18/08/2019 22:00
Al oír hablar de la llegada de coches chinos a Europa, uno siente un déjà vu, es decir, nos suena haberlo vivido. Hubo algunos intentos previos para comercializar coches chinos en nuestro mercado, pero el resultado fue siempre el mismo: muy pocas unidades y con poca continuidad de las marcas que lo intentaron.
Antes de entrar en la década del 2010, esos primeros intentos fracasaron por los desastrosos resultados en pruebas de choque, como las que hizo el ADAC, o por la -justificada- relación entre coches chinos y copias, baja calidad, refritos y, en general, coches de los que no había que fiarse.
Incluso un producto tan "potable" como el de Qoros ha tenido unas ventas testimoniales
Esta vez vuelve a haber intentos como los de DFSK, que importa vehículos Dongfeng de China, o DR Automobiles, que ensambla en territorio italiano kits (CKD) que vienen parcialmente desarmados de China, usando diseños de coches genuinamente chinos. Es de prever que habrá más.
Ahora mismo los fabricantes chinos viven principalmente de la demanda de su enorme mercado interno, el más demandante del mundo en términos de volumen, donde compiten con los fabricantes de siempre. Son muchas marcas, no es un mercado tan grande con tantos competidores, y para expandirse hay que mirar hacia fuera.
En algunos países asiáticos, latinoamericanos o africanos empiezan a verse habitualmente productos chinos que no se han diseñado por marcas occidentales, coreanas o japonesas. Puede que acaben teniendo éxito a la larga, de la misma forma que pasó en su día con otras marcas asiáticas que ahora son de plena confianza.
No obstante, hay que tener en cuenta que los contextos históricos son muy diferentes. Cuando los japoneses y los coreanos se empezaron a hacer hueco no había Internet, ni normativas anticontaminación, ni pruebas de choque que dejasen las vergüenzas al aire frente al gran público. Ahora los chinos tienen que crecer en la era de la información abundante e instantánea.
Los chinos ya no intentan entrar en el mercado europeo con la baza del precio bajo, eso es entrar en terreno de Dacia y resulta muy difícil competir contra ese enfoque industrial. Lo que sí están intentando es posicionar productos que, sin ser muy baratos, tienen una relación precio/equipamiento más que interesante, en la silueta de moda (vamos, SUVs) y con algún vehículo industrial.
En el mundo de las dos ruedas se ha visto cómo una explosión de modelos made in China se comercializan con total normalidad, tanto marcas con reputación que externalizan la fabricación, como marcas que literalmente han salido de la nada y en China. El principal argumento es el precio, pero también la relación calidad/precio.
Otros frentes por los que piensan atacar son los de la tecnología a bordo, más pensando en infoentretenimiento que en sistemas de seguridad, así como en la electromovilidad. No tiene, digamos, demasiado interés para los chinos comerse la cabeza con motores de combustión interna habiendo cosas con más futuro. La política de extras es no hay política de extras, se elige color de carrocería y poco más.
Los inicios para marcas como Toyota o Kia no fueron fáciles, porque su producto estaba diseñado para gustos muy globales o de sus mercados de origen. Los chinos tendrán que hacer productos para europeos si quieren tener éxito, aunque en eso están, poco a poco. También han sido listos fichando talento (directivos) o comprando marcas directamente.
No se podrá conquistar Europa a base de importaciones, tendrán que fabricar aquí y con diseños de aquí, aunque sea a costa de comprar marcas a base de talonario, como Volvo, smart, MG...
Pasarán todavía unos años hasta que los modelos chinos se abran hueco en las listas de los más vendidos, tiempo en el que hay que tumbar las reticencias de los consumidores, demostrar que son de fiar, y que los vehículos que han vendido no van agonizando por falta de piezas o de fiabilidad. Lo tienen más fácil marcas como LYNK&CO o MG, que ya son propiedad de fabricantes chinos.
Puede que me cuele mucho, pero diría que antes de 2030 los productos chinos van a ser minoritarios en el mercado europeo. Es más, el mercado tiene que contraerse debido a varias causas, una de ellas la demográfica, y los fabricantes existentes tienen que cimentar su posición. Penetrar ahí va a ser más difícil que ahora, y tienen que dar argumentos desde el principio para meterse en la cabeza del consumidor medio.