El coronavirus y el "Brexit" han creado una tormenta perfecta
El sector del automóvil está pendiente en Europa no solamente del coronavirus, también sobre la relación futura del Reino Unido y la Unión Europea a cuento del "Brexit". Si ya era difícil llegar a un acuerdo en solo un año, el coronavirus lo ha empeorado todo.
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Publicado: 26/04/2020 22:00
Si nos abstraemos un poco de la crisis del coronavirus, que monopoliza la información, descubriremos que el mundo sigue girando y que hay problemas que todavía están pendientes de resolver. Uno de ellos es la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea a partir de la siguiente nochevieja.
Hagamos una brevísima recapitulación. En junio de 2016, hace casi cuatro años, ganó por muy poco el abandono de la UE ("Brexit") en referéndum frente a permanecer en la unión ("Remain"). Tras las prórrogas, el divorcio político se consumó el 31 de enero, y actualmente el Reino Unido y la Unión Europea son dos entidades políticas independientes.
Sin embargo, estamos en un periodo de transición, ya que la salida fue -al final- de mutuo acuerdo, lo cual evitó un colapso. Se dieron un año de tiempo para llegar a un acuerdo en materia económica y en otras áreas. Ahora mismo el Reino Unido no está en las instituciones europeas, pero tienen negociadores hablando con Bruselas.
El pasado viernes se produjo la segunda ronda de negociaciones entre la Unión Europea y Reino Unido para llegar al acuerdo comercial que rija a partir del 31 de diciembre. Acabó en un rotundo fracaso. Los británicos ponen palos en las ruedas a la vez que rechazan prórrogas por si las negociaciones no cristalizan.
El acuerdo es bastante importante para las economías a ambos lados del Canal de La Mancha, en caso contrario se aplicarían las reglas genéricas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que establecen aranceles del 10% a menos que haya acuerdos comerciales que dispongan otra cosa.
Durante el periodo de transición las mercancías fluyen libremente, sin aranceles ni controles aduaneros
Es precisamente eso último lo que el automóvil teme: que vuelvan los controles fronterizos -un problema logístico por el aumento de los plazos de transporte- y que todo se encarezca por los aranceles. No solo es un 10%, es mucho más, hay bienes como los automóviles que desde que son materias primas hasta que son productos terminados tienen que dar más de un "salto" al canal.
Los negociadores británicos siguen una estrategia muy arriesgada de negociación, buscando que los equivalentes de Bruselas hagan más concesiones de la cuenta, y esto bajo la amenaza de que el tiempo corre y falta menos para el 31 de diciembre. Dos fechas van a ser fundamentales para marcar topes: 11 de mayo y la primera semana de junio.
En esas fechas se van a celebrar la tercera y cuarta rondas de negociación. Después se celebrará una cumbre conjunta. En el caso de que tampoco se llegue a un acuerdo, las negociaciones podrían quedar rotas, lo cual ya es ir hacia el "Brexit" en sexta a fondo. O eso, o en el tiempo de descuento los británicos se acogen a una prórroga.
Se puede pedir una prórroga de dos años, pero ni un día más. De momento, Londres se niega (o eso dice)
Cumplir con los tiempos ya era difícil en un entorno normal, pero con el coronavirus paralizando las negociaciones presenciales, y con una UE centrada en problemas más inmediatos, al reloj de arena se le ha caído la parte de arriba más rápido de lo esperado. Por otro lado, el Reino Unido también tiene que lidiar con la pandemia. Combatir las dos crisis a la vez va a ser demasiado duro, pero más para el Reino Unido, quien más tiene que perder.
Los fabricantes tienen cada vez más lejos ese prometido acuerdo de libre de comercio que permita que materias primas, componentes y automóviles terminados fluyan sin aranceles. También está lejos ese flujo de capitales y personas sin restricciones. Es el momento de replantearse las inversiones.
Llevamos meses leyendo comunicados de prensa y declaraciones que ligan la presencia de las empresas del automóvil en el Reino Unido a la "viabilidad". Si se deja de exportar hacia el continente, el mercado británico no es en realidad tan grande como para que eso sea suficiente para mantener las fábricas en marcha.
Fabricantes como Toyota o Nissan ya se han pillado los dedos, hicieron inversiones para producir los nuevos modelos allí, como Corolla o Juke. Honda lo vio venir a tiempo y cerrará el año que viene su primera fábrica fuera de Japón en su historia. Los de lujo podrán sobrevivir. En cuanto a los generalistas y Premium, mal asunto, sobre todo porque dependen de financiación exterior, no hay ningún gran fabricante en manos británicas.