¿Tiene sentido el sello CUPRA como un spin-off deportivo y premium de SEAT?
CUPRA es la nueva iniciativa del Grupo VAG y SEAT para ocupar un nuevo escalón del mercado con productos derivados de la compañía española pero dotados de un carácter más deportivo y premium y por tanto, con un precio más elevado. Esta estrategia puede parecer algo extraña, tratar de vender vehículos aparentemente similares a un precio superior, sin embargo, la historia nos dice que esta maniobra es prácticamente tan antigua como la propia industria del automóvil.
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Publicado: 24/10/2020 08:00
Esta semana hemos podido probar el nuevo CUPRA Formentor, un interesante crossover compacto de corte deportivo que pasa por ser el primer producto exclusivo de la nueva marca de SEAT. Gracias a este modelo, el sello CUPRA ya no es un proyecto de un par de «coches remarcados», los SEAT Ateca y León, para convertirse en una verdadera nueva marca por derecho propio con un catálogo diferenciado de la oferta de su casa matriz. A pesar de que siga siendo, a todos los niveles, un producto dependiente de la casa de Martorell.
CUPRA es ante todo una nueva oferta de SEAT, un nuevo catálogo con el que comercializar otra línea de vehículos bajo un sello diferente. Por lo que podemos decir que CUPRA es una suerte de spin-off de SEAT, pues es evidente que procede de esta aunque cumple una nueva función de cara al usuario. Esto puede parecer algo confuso, pero lo cierto es que se trata de una estrategia comercial casi tan antigua como la propia industria.
Esta no es la primera vez que vemos a un fabricante crear una nueva marca para dar nombre a una nueva serie de productos. De hecho, si echamos un vistazo al último siglo de esta industria podemos comprobar que prácticamente todas las grandes corporaciones automovilísticas lo han hecho en alguna que otra ocasión y podemos encontrar ejemplos en prácticamente todos los continentes.
Nuevas marcas
Por norma general, las marcas de automóviles nacen con la fundación de un nuevo fabricante, como fueron en su día Ford, Ferrari, Volkswagen o BMW, solo por citar unos pocos ejemplos. Sin embargo, hay ocasiones en las que los fabricantes deciden crear nuevas marcas con el único propósito de dar nombre a un producto o catálogo de productos totalmente nuevo y que va a ser comercializado de manera paralela a su marca o marcas principales. Independientemente de si deciden crear una nueva empresa o no para producir o comercializar esos nuevos productos.
Podemos encontrar docenas de ejemplos de esta última situación, como pueden ser los de Lexus, Infiniti y Acura. Marcas que fueron creadas de la nada para poder comercializar productos más caros en el mercado norteamericano a partir de la década de los ochenta. Hasta ese momento, Toyota, Nissan (Datsun) y Honda fueron marcas de gran éxito pero que estaban irremediablemente asociadas a productos de corte económico. Cuando los responsables de Honda decidieron lanzar nuevos productos de mayor precio a mediados de los ochenta, optaron por crear un sello totalmente nuevo cuya única función era sustituir el nombre Honda en sus vehículos, en muchos casos simples modelos remarcados. Esquema que siguieron rápidamente sus competidores nipones, Toyota y Nissan.
Es bien conocido el resultado que han tenido estas marcas, que décadas después continuan establecidas en ese mercado. Aunque esta no fue la primera ocasión que los clientes norteamericanos vieron nacer un nuevo sello destinado exclusivamente a vender productos más caros y con mejores acabados. Dos casos muy célebres fueron Mercury o Pontiac. Si la primera fue una marca creada para rellenar el estrecho hueco que quedaba entre los catálogos de Ford y Lincoln, con un producto algo más premium que el de su casa matriz, la segunda fue una marca creada específicamente para poder vender modelos más caros de Oakland Motor Car Company en la década de 1920.
Esta marca nació en 1907 y fue adquirida por General Motors en 1909. Hasta 1926, solo comercializó vehículos económicos, de ahí que GM decidiera lanzar una nueva marca para dar nombre a los modelos más caros de Oakland. Este fabricante tenía su sede en la localidad de Pontiac, Míchigan, por lo que no es necesario explicar porqué fue escogido precisamente ese nombre. Pocos años después, el catálogo de Pontiac terminó fagocitando a su casa matriz, lo que supuso la desaparición efectiva de Oakland como marca.
Estas nuevas marcas duraron muchas décadas en el mercado, aunque hubo muchas otras que fueron creadas con motivos similares pero que por muy diversos motivos no llegaron a cuajar. Entre estas podemos destacar Edsel, Continental y Merkur, todas ellas creadas por Ford Motor Company. Aunque también podemos encontrar casos similares en sus máximos rivales, como Imperial, la firma de lujo de AM General y que recibió el nombre Hummer H1.
Si seguimos pasando hojas de la historia podemos encontrar muchos otros ejemplos de marcas que no han sido creadas para dar nombre a un nuevo fabricante, sino a una nueva línea de productos de un fabricante ya existente. En algunos casos fueron proyectos tremendamente exitosos y en otros se convirtieron en meras anécdotas que solo sirven para rellenar los libros de historia.
Por ahora desconocemos cuál puede ser el futuro de este nuevo sello español, todo dependerá del buen hacer de sus gestores, pero desde luego no es una iniciativa o estrategia extraña y puede abrir todo un abanico de posibilidades a la casa española.