Daewoo Bucrane, un Maserati a la surcoreana
Daewoo fue una marca de Corea del Sur que no dejó un recuerdo especialmente remarcable en la historia de la automoción. Sus coches solían ser baratos, de calidad cuestionable, pero con un gran servicio postventa. Sin embargo, en 1995 casi lanza un coche que hubiera asombrado al mercado: el Daewoo Bucrane.
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Publicado: 11/02/2021 17:00
Pongámonos en situación. En 1995, Daewoo vendía modelos como el Arcadia o el Nexia, éste último nada menos que una versión modernizada del Opel Kadett, tanto en su versión corta como sedán. Desde luego, no se trataba de modelos atractivos, pero sí asequibles. Ahora bien, a alguien en la directiva se le ocurrió dar un giro al aire de la marca y crear un deportivo.
Todo comenzó a gestarse en 1994, cuando contactaron nada menos que con Italdesign, la mítica casa de diseño italiana creada por el maestro Giorgietto Giugiaro, que había creado ya modelos de reconocido prestigio mundial como el Maserati Bora, el Lotus Esprit, el BMW M1, el DeLorean o más mundanos pero no menos atractivos como el Volkswagen Golf o el SEAT Ibiza. Y de repente, recibió el encargo de Daewoo de crear un deportivo.
El Daewoo Bucrane fue una demostración de fuerza
Para los estándares no sólo de Daewoo, sino de los modelos conocidos hasta entonces, el diseño del Daewoo Bucrane fue del todo menos convencional. Además de sus líneas redondeas y fluidas, llenas de reminiscencias clásicas que lo convertían inmediatamente en un coche atemporal, el Bucrane contaba con puertas en semitijera que se levantaban con las ventanas, en dos etapas: primero, la ventana lateral y la sección del techo se levantaban hacia arriba en forma de ala de gaviota, luego la puerta se abría como un automóvil convencional. La solución era muy elegante, pero a buen seguro no excesivamente práctica, al tener que accionar todos esos mecanismos.
Un punto interesante a favor del Bucrane era que los paneles del techo y las ventanas del Bucrane podían quitarse, convirtiendo el coche en un descapotable de cuatro plazas. Tenía un capó largo y bastante bajo, pasos de rueda marcados y un pilar B curvo bastante llamativo e inusual que creaba una forma distintiva para las ventanas laterales y la sección trasera del automóvil, dándole un aire retro muy buscado por Italdesign. Los paneles de la carrocería estaban hechos de fibra de carbono y acero, lo que le hacía pesar en vacío 1.400 kilogramos.
Sus dimensiones, para un coupé 2+2, eran contenidas, con 4,6 metros de largo,una batalla de 2,7 m, un ancho de 1,8 m y bastante bajo, sólo 1,3 m de altura. Todo ello dejaba un interior bastante aceptable para un deportivo de estas características, que se integraba sin complejos en la tradición de los GT deportivos. Eso sí, precisamente ese interior era lo peor del coche. Y no por la distribución o el diseño del salpicadero, sino porque de manera sorprendente, se eligió un tono verde intenso para el acabado tanto de los asientos de piel como de muchos remates. Sin duda, pasar demasiado en el interior no debería ser muy agradable ni relajante, con esa tonalidad.
Corea del Sur casi tuvo su propio Maserati
En cuanto al motor, Daewoo decidió hacer una demostración de fuerza y fabricó un V6 atmosférico de 3.2 litros que entregaba 240 CV, que quizás hubieran quedado algo cortos -un par de 309 Nm a 4.500 revoluciones por minuto-, pero que seguramente daban un notable empuje al coche. Colocado en posición transversal, y con una transmisión automática de cuatro velocidades, presentaba otra situación llamativa: mientras todo pedía una tracción trasera, Daewoo optó por la tracción delantera, lo que a seguramente hacía que el comportamiento del coche fuese menos deportivo de lo esperado.
El coche se presentó en Inglaterra y en Corea del Sur, despertando la admiración del público ante el Bucrane y que ese coche llevase el emblema de Daewoo. Sin embargo, se trataba sólo de un ejercicio de diseño, un efecto publicitario que nunca vio la producción, mientras Daewoo siguió dedicándose a coches baratos y poco atractivos, hasta que la crisis de la marca hizo que tuviera que ser vendida a General Motors. En España, Daewoo pasó de repente a ser Chevrolet.
Sin embargo, el Bucrane encontró una reencarnación en el Maserati 3200GT de 1998. Las líneas maestras, también trazadas por Italdesign, no engañan, y el Daewoo sirvió de inspiración para el GT italiano, que contaba sin embargo con un motor V8 de 3.2 litros y 365 CV. No es que fuese el Maserati más fiable, pero al menos este sí que tuvo una larga trayectoria comercial. Por un momento, Corea del Sur tuvo casi su propio Maserati.