Dakar 2018, etapa 10: Cruel final para Adrien Van Beveren

Adrien Van Beveren ha tenido que retirarse tras sufrir una fuerte caída en la última sección de la décima etapa del rally. El piloto de Yamaha, con fractura de clavícula y un traumatismo torácico, se ha quedado a apenas tres kilómetros de colocarse como líder destacado.

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Publicado: 17/01/2018 08:30

Dentro de un Dakar que ha sido diseñado, al menos a nivel mediático, para vender un nuevo duelo entre Honda y KTM, el francés Adrien Van Beveren ha conseguido lo más difícil, ser un piloto capaz de colarse en una fiesta a la que nadie le había invitado y con un traje de un color fuera de lo cánones establecidos. Los tonos azules que le han identificado como piloto de Yamaha en este Dakar han deslumbrado y mucho, quizá porque pocos hicieron caso a Jordi Arcarons cuando avisó que Yamaha estaba al mismo nivel que Honda y KTM. Sólo la mala fortuna le ha quitado un ápice de razón.

No obstante, Xavier De Soultrait, Adrien Van Beveren y, en menor medida Franco Caimi, han estado en el grupo de cabeza desde la primera etapa a los mandos de sus respectivas Yamaha WR 450 F, una moto compacta que ha demostrado ser muy ágil en todo tipo de terreno. Quizá por ello, el abandono sufrido por De Soultrait, que tuvo que ser evacuado tras una caída con fractura y dislocación de su codo izquierdo y con un esguince de rodilla fue bastante doloroso. Incluso el adiós de Franco Caimi una jornada antes también lo fue, toda vez que dejaban sólo a Van Beveren.

Sin embargo, el abandono de Adrien Van Beveren en la décima etapa ha sido uno de los más injustos de la 40º edición del Dakar. No por el hecho de acabar con el sueño de Yamaha de poder superar a KTM y Honda, ni tampoco por dejar a Francia con pocas opciones de alcanzar el podio en motos. El adiós de Van Beveren ha sido especialmente doloroso por la forma y el momento en el que ha tenido lugar, toda vez que el piloto natural de Hazebrouck ha visto lo que es tocar el cielo y el infierno en el Dakar con apenas minutos de diferencia.

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Sólo hay que ver el desarrollo de la décima etapa para entender esta afirmación. Tras retener el liderato de la categoría de motos con ciertos apuros en la octava jornada, Adrien Van Beveren arrancaba séptimo la especial entre Salta y Belén, lo que le daba cierto margen para atacar al tener a gran parte de sus rivales directos por delante. El francés conseguía ganar algunos minutos durante la primera fase de la especial, pero donde la carrera se ponía a su favor era en el segundo sector cronometrado. Allí, en el laberinto de cauces de río preparado por la organización, Van Beveren era junto a Matthias Walkner el único en encontrar el rumbo.

Este acierto en un ejercicio de navegación realmente complicado dejaba a Adrien Van Beveren en una posición privilegiada, como líder de la carrera y con todos sus rivales -salvo Walkner- a más de 40 minutos de distancia. Sin embargo, el Dakar mostraba su lado más amargo con Van Beveren y a tres kilómetros de meta, con todo el trabajo hecho, el piloto de Yamaha sufría una fuerte caída. A pesar de intentar seguir encima de la moto, bastante desorientado, al final tenía que abandonar con rotura de clavícula y un traumatismo torácico. Un ejemplo más de lo cruel que puede ser el Dakar.

Fotos: Dakar

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