Amores de juventud: el DeLorean DMC-12
La historia de este singular coupé con puertas de ala de gaviota es de película, y no sólo por su aparición estelar en la saga de «Regreso al Futuro». La combinación formada por John Zachary DeLorean, Giorgetto Giugiaro y Colin Chapman prometía revolucionar los 80, pero no del modo que finalmente ocurrió.
13 min. lectura
Publicado: 27/03/2020 19:30
Quien no conoce a Marty McFly, encarnado por Michael J. Fox, y al Doctor Emmet Brown «Doc», interpretado por Christopher Lloyd, ambos protagonistas de una de las películas más icónicas y famosas de la década de los 80. Pues nuestro protagonista de hoy es tan importante como ambos en «Regreso al Futuro», y tiene una historia digna de ser contada.
El Pontiac GTO, el ingeniero estadounidense nacido en Nueva Jersey funda en 1974 la DeLorean Motor Company (DMC) y dos años más tarde se completa el primer prototipo del DMC-12, un deportivo biplaza que aspira a ser fabricado con valores estrictamente regidos por la ética profesional y con un coste aproximado de 12.000 dólares.
Williams T. Collins, exingeniero jefe de Pontiac, fue el encargado de un proyecto que empieza a concebirse con la idea de utilizar un motor tipo Wankel de Citroën, pero finalmente se opta por el bloque V6 PRV desarrollado conjuntamente por Peugeot, Renault y Volvo, de 2.8 litros de cilindrada y dotado de inyección Bosch K-Jetronic.
En lo que respecta al chasis, el proyecto no terminó de arrancar hasta que entró en escena Lotus. En 1978, DeLorean firmó un acuerdo con el gobierno británico para construir el coche en una factoría situada en Belfast y, a continuación, se dispuso a negociar con varias marcas europeas para el desarrollo del vehículo. Porsche pidió cuatro años de plazo y una ingente cantidad de dinero, mientras que Lotus exigió libertad de acción, pero sólo 18 meses y la mitad de dinero, lo que finalmente propició el acuerdo de colaboración entre DMC y Lotus. Así las cosas, un bastidor en forma de Y procedente del Lotus Esprit fue la base elegida por Colin Chapman.
La concepción de la carrocería también tuvo que variar sobre la marcha, pues la idea inicial era utilizar el revolucionario material plástico multicapa denominado ERM (Elastic Reservoir Molding) pero esta acabó quedando en saco roto al no ser aconsejable su uso para producción. Finalmente se optó por combinar un armazón de fibra de vidrio recubierto de los característicos paneles de acero sin pintura que tan distintivos son del DMC-12.
Problemas desde el inicio
La fábrica de Dunmurry, en Belfast, comenzó la producción en 1981 tras dos años de retraso por cuestiones presupuestarias y de ingeniería. Al año siguiente comenzaron a venderse las primeras unidades con una garantía de 12 meses y un precio muy superior al inicialmente previsto, declarándose DMC en quiebra a finales de 1982 tras el arresto de John DeLorean por cargos de tráfico de drogas.
Aunque posteriormente se demostró su inocencia, el DMC-12 ya estaba sentenciado. Al menos las piezas restantes fueron adquiridas y enviadas a Estados Unidos por Consolidated International, encargándose KAPAC de venderlas mediante pedido por correo.
«Los entusiastas de los 80 lo convirtieron en uno de los mayores iconos del cine y, por extensión, del automóvil»
Se fabricaron un total aproximado de 8500 unidades antes del cese de producción, por lo que su éxito no fue ni mucho menos inmediato ni esperado. Pero finalmente llegó en gran medida el éxito del modelo gracias a los entusiastas de los 80, que lo convirtieron en uno de los mayores iconos del cine y, por extensión, del automóvil. En la trilogía de «Regreso al futuro» iniciada en 1985, Robert Zemeckis utilizó un total de siete unidades, además de una maqueta a tamaño real de fibra de vidrio y otra a escala. Actualmente, sólo tres de ellos resisten el paso del tiempo, quedando dos en propiedad de Universal Studios y siendo el tercero subastado en 2011 por un montante final de 541.200 dólares.
Un diseño inconfundible
A la carrocería de acero ya comentada y por todos conocida, se le unió el lápiz de Giorgetto Giugiaro, el diseñador estrella de Italdesign. Aquella futurista combinación se presentó en el mercado como un coche de lujo, pero de mantenimiento sencillo y económico, pues los arañazos en el acero podían repararse con un estropajo no metálico.
Sin duda otra de sus señas de identidad eran las puertas de ala de gaviota, que proporcionaban una silueta inconfundible y permitían un acceso amplio y cómodo, necesitando además únicamente 27,5 cm de espacio libre para ser abiertas. Como contrapartida, las ventanillas practicables debían ser muy pequeñas y el excesivo peso hacía que el mecanismo de apertura se estropeara con facilidad.
El DeLorean DMC-12 en la carretera
Con la base del Lotus Esprit para el chasis y las suspensiones, independientes a las cuatro ruedas, podría esperarse que el DeLorean fuera un vehículo eficaz sobre el asfalto. Sin embargo, la necesidad de cumplir las leyes estadounidenses en materia de altura mínima de los faros y los parachoques obligó a los ingenieros a elevar la carrocería, lo que destrozó por completo su comportamiento.
Con el 65% del peso del coche en la zaga a consecuencia del motor trasero, el incremento de altura hizo que el eje delantero fuera excesivamente ligero en su manejo, aumentando aún más la tendencia sobreviradora y la inestabilidad a altas velocidades. El tacto suave del motor y la fiabilidad del conjunto se contrarrestaban con un comportamiento dinámico mediocre y un motor que se mostraba insuficiente para mover las 1,2 toneladas de peso del DMC-12 con sus discretos 130 CV, que en un principio debían haber sido 200 CV (de nuevo las leyes estadounidenses, en este caso de emisiones contaminantes).
El DeLorean fue ofrecido al público con dos transmisiones: una automática de tres velocidades y una manual de cinco velocidades, ambas de la marca Renault. El tacto de la palanca de cambios ofrecía un escalonamiento extraño y un tacto impreciso, pero la dirección era muy segura y permitía dirigir el coche con toda la precisión de la que no disponía el cambio.
Caro, pero cómodo
El interior del DeLorean DMC-12 de fábrica no incluía condensador de fluzo ni panel de programación de fechas como el de la película, pero contaba con unos asientos de cuero muy cómodos y envolventes en los que acceder era muy sencillo y encontrar la postura adecuada igualmente satisfactorio. El túnel central de considerables dimensiones restaba mucho espacio al habitáculo, pero la habitabilidad y el confort permitían rodar placenteramente si uno no pretendía hacerlo a alta velocidad ni con alegría sobre el acelerador.
El nombre del DeLorean se debe a las siglas de la compañía y al precio planeado inicialmente: 12.000 dólares. Sin embargo, al llegar a la calle terminó costando un mínimo de 25.000 dólares en la versión manual, con 650 dólares de sobrecoste para el automático. De serie contaba con tapicería en negro o gris, retrovisores y elevalunas eléctricos, equipo estéreo de música, aire acondicionado y volante regulable en cuero.
Segunda juventud
En 1995, Stephen Wynne fundó DMC Texas y se dedicó a las reparaciones de automóviles DeLorean en un pequeño taller, pero el negocio fue creciendo y, en 2007, la empresa anunció que el DMC-12 volvería a ser fabricado al limitado ritmo de unas 20 unidades anuales. El precio de venta se fijó en 57.000 dólares y cada unidad se realiza con un 80% de piezas originales combinadas por otras nuevas procedentes de fabricantes actuales como Bosch y Valeo, lo que permitió incluir mejoras electrónicas y estructurales que proporcionaban más ligereza, rigidez y rendimiento.
A lo largo de su corta producción, el DMC-12 tuvo tiempo para generar dos versiones especiales del modelo original: el Twin Turbo y el dorado. El primero fue encargado a Legend Industries, contaba con motor biturbo de 350 CV y aceleraba de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos.
El segundo fue una serie especial creada por la propia DMC con los paneles de acero chapados en oro de 24 kilates, pero la esperada producción de 100 unidades quedó finalmente en tres, de los cuales dos de ellos se utilizaron en la promoción de tarjetas de crédito American Express en la Navidad de 1981 y fueron vendidos por 85.000 dólares cada uno.
El DeLorean DMC-12 no ha pasado a la historia por ser una obra de ingeniería ni un coche de rendimiento o comportamiento dinámico destacable, pero sin duda es uno de esos modelos que todos hemos soñado tener o al menos conducir alguna vez en la vida gracias a la importancia que adquirió en la historia del cine. Aquellos 140 km/h que Marty McFly alcanzaba en pocos segundos para viajar en el tiempo suponían un reto interesante y complejo con el modelo original, pero... ¿a quién le importa?
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Tipo | Deportivo |
Carrocería | Coupé de dos puertas |
Configuración | Motor y tracción trasera |
Largo | 4215 mm |
Ancho | 1855 mm |
Altura | 1140 mm |
Distancia entre ejes | 2415 mm |
Transmisión | Manual de cinco velocidades o automática de tres velocidades |
Suspensión delantera | Ruedas independientes |
Suspensión trasera | Ruedas independientes |
Frenos | Delanteros de discos de 254 mm de diámetro y traseros de disco de 267 mm |
Coeficiente aerodinámico (Cx) | - |
ESPECIFICACIONES TÉCNICAS
DeLorean DMC-12 | |
---|---|
Cilindrada | 2849 cm3 |
Potencia máxima | 130 CV a 5500 rpm |
Par máximo | 207 Nm a 2750 rpm |
Peso | 1245 kg |
Velocidad máxima | 205 km/h |
Aceleración 0-100 km/h | 9,5 segundos |
Consumo mixto | 12,5 l/100 km |
Fotos: Wheelsage.org