Un estudio desvela otro de los puntos débiles de los coches eléctricos, su depreciación: casi un 50% en tres años
Las ventas de coches eléctricos no termina de despuntar en Europa. Todavía, muchos conductores son reacios a dar el salto a la electromovilidad. Varias son las razones de ello, casi las mismas que minan el precio de venta de los coches usados.
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Publicado: 03/02/2024 10:00
La Unión Europea ha fijado límites muy claros con respecto a la contaminación en el transporte. El año 2035 está llamado a ser el año del cambio, pero por ahora queda mucho para ese horizonte. Cada vez más conductores están decididos a dar el salto, pero por ahora, sólo una pequeña cuota de mercado se atreve a dejar atrás los combustibles fósiles. Varios son los motivos de las dudas y los miedos, desde la escasa red de carga hasta los continuos cambios en las tecnologías. Un estudio acaba de desvelar que la depreciación también entra en juego.
A la hora de comprar un coche nuevo son muchos los factores que hay que tener en cuenta, más allá del diseño y el precio de venta. Calidad, marca, mantenimiento y devaluación del producto deberían se otros elementos de esa difícil ecuación. Los coches nuevos pierden valor rápidamente, pero tal y como asegura el último estudio de GANVAM-DAT, los vehículos eléctricos tienden a depreciarse con mayor velocidad que los de combustión. Tres años después de la matriculación han perdido un 47,1% de su valor original. Un descenso agudizado por la inestabilidad del mercado.
El alto precio de los vehículos y la constante evolución minan el valor residual
Los coches térmicos, diésel y gasolina, muestran un porcentaje de degradación muy similar entre sí, 33 y 29%, respectivamente. Hay que tener en cuenta que hablamos de tecnologías consolidadas y muy evolucionadas que pocas alteraciones sufren con el paso de los años. Todo lo contrario que los vehículos eléctricos. A pesar de llevar más de una década en el mercado, los coches impulsados con baterías están haciéndose notar ahora. La oferta ha crecido considerablemente, hay muchas más opciones en el mercado y eso, a su vez, despierta la duda entre los conductores.
La falta de estandarización y la constante evolución de la tecnología eléctrica provoca que un coche nuevo pierda valor rápidamente ante la aparición de un modelo más desarrollado y mejor. En apenas unos años, el campo de la movilidad eléctrica ha vivido una explosión de mejoras. Baterías más duraderas y de mayor capacidad que permiten viajar más lejos de forma segura y estable. También se han optimizado los procesos de recarga, algo esencial si queremos que el coche eléctrico se convierta en una alternativa real a la cada vez más anticuada oferta térmica.
Nada hace indicar que esa inestabilidad tecnológica vaya a ralentizarse próximamente. Los fabricantes y las marcas trabajan en nuevos desarrollos y tecnologías que pronto darán vida a coches más evolucionados, con mayor autonomía y, sobre todo, más baratos. A la hora de analizar la depreciación de los coches eléctricos, el alto valor de venta afecta negativamente. Los coches eléctricos siguen siendo caros y eso provoca que pierdan valor rápidamente. Todo el mundo está esperando la equiparación de precios. Si bien algunos modelos ya lo consiguen, todavía estamos lejos de hablar en términos corrientes.
Fuente: GANVAM