Persiste la desconfianza ante el coche autónomo en España

Los conductores españoles aún son reacios a la introducción al coche autónomo, según un estudio realizado por Bosch en conductores europeos. Según vayan generalizándose en los coches los asistentes a la conducción (ADAS) la percepción de la conducción autónoma debería aumentar.

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Publicado: 23/12/2018 22:00

La llegada de la conducción autónoma se ve como algo inevitable algún día, pero todavía hay bastantes recelos en la sociedad a su introducción. Mientras los fabricantes están poniendo a punto la tecnología, la realidad del mercado es otra. Se empiezan a generalizar los asistentes a la conducción (ADAS), que son complementos al conductor humano.

Dependiendo del sistema, el conductor puede ser advertido de una situación peligrosa, recibir ayuda para evitarla, o que el coche realice una acción correctiva si el conductor no responde a tiempo. Es decir, la automatización solo entra en juego cuando se detecta un peligro.

La conduccion autónoma de nivel 5 (el más alto) permitirá delegar el control completamente en el vehículo, hasta el punto de no necesitar conductor. Podrán circular por tanto menores, discapacitados, conductores con el permiso retirado o temporalmente fuera de combate (dormidos, bebidos, etc). ¿Nos fiamos de ese planteamiento? De momento parece que no.

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Este conductor puede mantener las manos fuera del volante, pero aún ha de ir atento a lo que tiene por delante

Bosch ha entrevistado a 12.500 conductores de varios países europeos (Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Holanda y Reino Unido), Brasil, China, EEUU, Japón, Rusia y Turquía para conocer su percepción sobre la conducción autónoma.

El 60% de los españoles votó a favor de la intruducción de esta tecnología, bastante por encima de otros colegas europeos

Los principales beneficios percibidos son el menor estrés (72%), una conducción más relajada (71%) y la reducción de la siniestralidad (67%). Tan solo el 41% permitiría que sus hijos viajasen solos en un vehículo autónomo.

En cuanto al uso que le daríamos principalmente, están los viajes largos (69%) y en las autopistas y autovías (64%). Para trayectos cortos y habituales los conductores españoles preferimos poder conducir nuestros vehículos. Preferimos la automatización para poder mirar por la ventanilla (66%) o dedicar más la atención a los pasajeros (60%).

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La realidad del mercado español y los ADAS

Para empezar, los sistemas ADAS se están popularizando en acabados altos principalmente, y muchos siguen siendo opcionales. Los clientes prefieren los sistemas ADAS cuando ya vienen dentro del equipamiento del coche, siguen siendo reacios a pagarlos como si fuesen extras.

Bosch ha analizado los vehículos vendidos el año pasado en colaboración con la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) y entrevistas en concesionarios. Lo más popular son los sistemas de ayuda al aparcamiento, están en el 53,8% de los coches nuevos.

En segundo lugar tenemos que hablar de algún sistema de ayuda a la frenada de emergencia (AEB), incluido en el 31% de los coches nuevos. El RACC y Bosch calculan que si se generalizasen más se podrían salvar 272 personas cada año y evitar la quinta parte de los accidentes. Aun así, son minoría los que tienen AEB para vías extraurbanas, ya que la función básica es solo para vías urbanas y baja velocidad.

Los primeros sistemas ADAS llegaron al mercado hace 10 años, aproximadamente, como en este Honda Accord

La asistencia para mantenerse dentro del carril está en el 30% de los coches nuevos, aunque en el caso de los SUV el porcentaje sube al 53%. Considerando que una de las principales causas de accidente en España es la salida de la vía, casi deberían ser obligatorios.

Más minoritarios son los sistemas de reconocimiento de señales de tráfico (RSR), solo el 20,7%, así como los sistemas de iluminación inteligente (20,5%) y el control de crucero activo con radar (3,6%). Ningún sistema de conducción autónoma está listo para comercializarse, lo más puntero es el nivel 2 de conducción semiautónoma, que permite retirar puntualmente las manos del volante.

En resumen, la conducción autónoma se ve todavía como algo abstracto y lejano. No ayudan las escasas noticias sobre accidentes de coches autónomos en pruebas, a pesar de que estadísticamente son mucho más seguros en relación al kilometraje. Tampoco ayuda que los que usan sistemas semiautónomos se crean que el coche "conduce solo" y bajen la guardia. La ventaja tecnológica acaba por ser inexistente si se usa mal.

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