Cómo funciona el asistente de frenado autónomo y la detección de peatones y ciclistas
El asistente de frenado de emergencia autónomo (AEB) es cada vez más común entre los coches nuevos. Un dispositivo que se ha estandarizado que, aunque no ha alcanzado un nivel perfecto todavía, sí ha demostrado su probada efectividad en base a los estudios han demostrado alcanzar hasta un 60%.
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Publicado: 25/12/2021 16:00
La Unión Europea obliga a los fabricantes a implantar asistentes de conducción cada dos años. Sistemas que empiezan siendo opcionales pero que, poco a poco, empiezan a encontrarse en los listados de equipamientos de serie de los coches nuevos. Entre el arsenal de ayudas, el asistente de frenado de emergencia autónomo (AEB) es uno de los más importantes, especialmente los que ya incluyen la función de detección de peatones.
Un sistema que se está ampliando también con la detección de ciclistas, y que se combina también con el asistente de aparcamiento deteniendo el vehículo al detectar objetos o personas tanto por delante como por detrás, dos áreas tan útiles a partes iguales. Euro NCAP es uno de los organismos europeos que abogan porque las marcas incluyan en todos los coches este sistema, como también el equivalente americano del IIHS, pues los estudios realizados han demostrado una más que elevada eficacia.
La frenada autónoma no es perfecta pero va camino de serlo
No son perfectos, sería lo verdaderamente deseable y todavía suelen fallar, pero sí que han demostrado su eficacia en un 60% de las situaciones evitando lesiones graves. Incluso, los daños en otros vehículos se han visto rebajados gracias al frenado autónomo, por lo que las aseguradoras también apuestan por este sistema que dispone de sensores de radar y ultrasónicos. Pero, para muchos, el funcionamiento de la detección de peatones es un auténtico misterio, pues la única forma de hacerlo es mediante potentes cámaras.
En cierto modo, una cámara colocada en la parte central y superior del parabrisas es uno de los elementos indispensables, pero también dispone de otros componentes más para su funcionamiento. El sistema funciona permanentemente, desde que se arranca el vehículo y activándose una unidad de control que analiza la información enviada por la cámara y los sensores de radar instalados en el el frontal -tras el emblema de la marca, parrilla o integrado en las tomas de aire.
Unos sensores con una frecuencia de 24 GHz capaces de detectar peatones con una distancia de hasta 200 metros. Todos los datos pasan por un algoritmo en milésimas de segundos que calculan el riesgo y el tiempo de actuación, avisando al conductor con señales acústicas y luminosas para que frene o activando el frenado autónomo de forma inmediata. El mismo procedimiento se utiliza para la detección de los ciclistas. Dos sistemas que son una de las verdaderas claves en la conducción autónoma más avanzada, y que están siendo objeto de mejora continua precisamente con el objetivo de que su funcionamiento sea 100% efectivo.